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Defensor de la Nacionalidad

ENFOQUE

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

Un dato curioso y poco conocido, pero importante y trascendente de la historia mexicana, es que la exaltación de nuestra nacionalidad se deba a religiosos, y no a héroes y caudillos. Dice Daniel Moreno (*): "En el proceso de formación de la nacionalidad mexicana hay un momento en que claramente se percibe, aunque sea en un grupo pequeño, la conciencia de cariño a lo propio, de orgullo por una nueva patria, de sentimientos de apego a la tierra donde se ha arraigado profundamente. Aparte el factor político, el factor psicológico va aflorando plenamente en una serie de pensamientos, de ideas, de actitudes definidas con claridad y certeza. En México tenemos ese fenómeno en la segunda mitad del siglo XVIII y son sus más claros exponentes los miembros de la Compañía de Jesús, expulsados de la Nueva España: Francisco Javier Alegre, José Diego Abad, Rafael Campoy, Agustín Pablo Castro, Andrés Cavo y con perfiles singulares, Francisco Javier Clavijero". Haremos referencia a éste último.

Nacido el 9 de septiembre de 1731 en el Puerto de Veracruz, Clavijero es el tercero de nueve hijos que tuvo la pareja formada por Blas Clavijero y su esposa María Isabel Echegaray. Siendo muy pequeño su padre fue nombrado prefecto de los teziutlanos y de los xicayanos, de la región mixteca; circunstancia que le permitió a temprana edad entrar en contacto con los indios, a cuyos tesoros artísticos y culturales dedicaría lo mejor de su vida.

Cursa la carrera sacerdotal y en febrero de 1748 ingresa a la Compañía de Jesús. Después de dos años de noviciado pasa al estudio de las humanidades, adquiriendo conocimiento y dominio de las lenguas: griego, latín, hebreo. Además muestra su interés y afición por los idiomas aborígenes.

Sus primeros estudios los realiza en la Ciudad de Puebla, estudiando gramática en el Colegio de San Jerónimo y filosofía en el de San Ignacio. Al ordenarse sacerdote pide que se le asigne al ministerio de indios. Aprende la lengua náhuatl y se adelanta a la lectura de los códices mexicanos, de ahí sacó preciosos tesoros que más tarde dio a conocer para el bien público.

Dedicado a la enseñanza de la teología y la filosofía es nombrado Prefecto del Seminario de San Ildefonso, el de mayor prestigio en la Nueva España, en donde muestra la modernidad de las ideas que tiene en materia educativa. En la cátedra se dedica a defender la filosofía moderna.

Por todos estos datos podemos ver la congruencia en la vida de este ilustre humanista que tanto habrá de influir en el conocimiento de las antigüedades mexicanas. Esas enseñanzas las imparte en la antigua ciudad de Valladolid, hoy capital del Estado de Michoacán. De aquí pasa a la Nueva Galicia, Guadalajara, donde el ejercicio del magisterio le lleva nuevamente a distinguirse de manera notable.

Una política internacional en la que intervienen los reyes de los principales países católicos, España, Francia, Portugal, hace que la Compañía de Jesús que había alcanzado un auge inusitado, entre en conflicto con esos monarcas. En la Nueva España se realiza la expulsión de los jesuitas en 1767, acontecimiento que tendrá señalada importancia en el futuro de la Colonia. Tras peripecias en las que fallecen numerosos jesuitas, Clavijero, en unión de un grupo importante, llega a Italia fijando su residencia en la ciudad de Ferrara, de donde pasa a Bolonia, población de gran tradición cultural en la que continúa su tarea de investigación.

Es allá, donde el espíritu de Clavijero torna a sus preocupaciones fundamentales: el conocimiento de los indios, la divulgación de sus riquezas culturales, la exposición de los altos alcances que había logrado aquel mundo. Existe otro factor que aumenta su interés por escribir sobre el mundo indígena: acababan de publicarse las Investigaciones filosóficas sobre los americanos del abate alemán De Paw. Es el último elemento que lo decide para desvirtuar a ese autor, a redactar un libro sobre la defensa de la verdad y del conocimiento de la historia mexicana. De este modo surge, en 1780, la Storia Antica del Méssico , cuya edición castellana original se publicó hasta en época reciente.

En la Historia de Clavijero abundan con claridad las ideas de que los mexicanos son capaces para tener su vida propia, sin extrañas intervenciones; hay la conciencia de que el país se halla maduro para forjar su nacionalidad. Hay en él un indiscutible patriota: la lejanía aumenta la nostalgia, hace sentir con mayor apego el cariño hacia la tierra, a la cual quizás nunca se retorne, como ocurrió, hace aflorar lo más íntimo de los sentimientos. Por eso, en su dedicatoria a la Universidad de México, dice Clavijero lo siguiente:

"Yo espero que vosotros que sois en este reino los custodios de las ciencias, trataréis de conservar los restos de las antigüedades de nuestra Patria, formando en el mismo magnífico edificio de la Universidad no un menos vital que curioso museo en donde se recojan las estatuas antiguas que se conservan o las que se descubran en las investigaciones: las armas, las obras de mosaico y otras antiguallas de esta naturaleza; las pinturas mexicanas de toda clase que andan esparcidas por varias partes, y sobre todo, los manuscritos, así de los misioneros y otros antiguos españoles, como los de los mismos indios, que se hallan en librerías , de algunos manuscritos, de donde se podrán sacar copias antes de que los consuman la polilla o se pierdan por otra desgracia".

El propósito claro de servir a una Patria que surge, la idea meridiana de defender una cultura negada por muchos, se puede ver en las siguientes líneas del Prefacio de su Historia Antigua de México, cuando dice: "La historia de México que he emprendido para evitar una ociosidad enojosa y culpable a que me hallaba condenado: para servir a mi patria en cuanto mis fuerzas lo alcancen, y para reponer en su esplendor la verdad, ofuscada por una turba increíble de escritores modernos sobre América, me ha ocasionado tantas dificultadas y fatigas, como gastos".

A pesar de ello, reitera su propósito y afirma que más bien que historia, es su ensayo, una tentativa, un esfuerzo pero grande de un ciudadano que a pesar de las calamidades, se ha empeñado en esto, PARA HACERSE UTIL A LA PATRIA.

El abandono en que se habían tenido esas preocupaciones, el poco caso por aquella época de las cosas propias, le hacen exhalar una queja y lo dice ante los miembros de la Universidad de México: "Quiero quejarme con vuestras señorías de la indolencia o descuido de nuestros mayores, con respecto a la historia de nuestra Patria. Ello es cierto que en ésta hubo grandes hombres que se fatigaron en ilustrar la antigüedad mexicana. . ."

Según Maneiro, el mayor anhelo de Clavijero era publicar la edición en español "por amor a la patria"; pero como estimase que ello no era posible hacerse por entonces, prefirió el italiano en obsequio a las gentes entre las que vivía, en homenaje a su cultura..

"Leer la obra de Francisco Javier Clavijero es ponernos en contacto con las raíces auténticas de la nacionalidad mexicana. Su fuerza es tal que no obstante de tratarse de un eco de ecos, como ha dicho el sabio Ángel María Garibay, se encuentra en ella lo más profundo del ser mexicano. Por eso, al estudiar el desarrollo de la ciencia nacional, perdura la presencia de un mundo que aparece a cada instante en nuestra personalidad colectiva".

(*).-Daniel Moreno.- Los Hombres de la Reforma.- Libro Mex Editores.- S. de R. L. - México.- 1961-

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