Después de dar a conocer el reporte pormenorizado de lo acontecido en Culiacán, el presidente Andrés Manuel López Obrador, al ser nuevamente cuestionado por los medios de comunicación sobre el tema, decidió recurrir a una frase acuñada por el general Gustavo A. Madero, hermano del denominado apóstol de la democracia, Francisco I. Madero.
López Obrador citó a Gustavo con eso de "muerden la mano que les quitó el bozal", esto en alusión a la expresión del maderista ante el embate crítico de la prensa de ese entonces, que luego de la dictadura de Porfirio Díaz, donde evidentemente no había prensa libre, como es natural en un régimen dictatorial, una vez reinstaurada la libertad de prensa, esta, según lo referido por el presidente, optó por criticar acremente al liderazgo y presidencia que ocupó efímeramente el propio don Francisco, antes de ser asesinado junto al vicepresidente Pino Suárez por el chacal Victoriano Huerta.
Delicado el nivel de radicalización de nuestro mandatario. Sabedor del enorme margen de maniobra del que dispone derivado de su amplísimo triunfo en las urnas y de los altos niveles de aceptación de los que goza, aunque con una pequeñísima tendencia a disminuir, López Obrador ha decidido confrontar a cualquiera que lo cuestione, con el riesgo que para la democracia significa.
Resulta que realmente la denominada Cuarta Transformación quiere que todo mundo acepte su visión con el resultado obtenido en su fallido operativo realizado en la capital de Sinaloa. Todo aquel que piense que el monopolio de la fuerza corresponde al Estado y que esta no puede ser negociable bajo ninguna circunstancia so pena de perder la soberanía es un conservador, un fifí, un corrupto.
Se podría aceptar que a final de cuentas el haber soltado al hijo del Chapo Guzmán evitó que se produjeran mayores víctimas. El problema fue la torpeza con la que decidieron ejecutar el dichoso operativo, pues luego tuvieron que recular, claro, luego de varias horas de que los culiacanenses tuvieron que vivir pánico por las diversas balaceras y bloqueos que ocurrieron en aquel jueves fatídico por la tarde mientras pensaban apresar a Ovidio Guzmán. Porque es difícil pensar que Ovidio fuese más poderoso que su padre, Joaquín "el Chapo" Guzmán, quien fue apresado dos veces el sexenio pasado (claro que su fuga fue un hecho inundado de corrupción más supina); la primera, en Mazatlán, y la segunda, en Los Mochis, sin que ocurrieran hechos que semejaran ni remotamente a lo que el llamado Cártel de Sinaloa realizó para liberar a Ovidio.
Debe pues tenerse mucho cuidado con el proceder del presidente respecto al comportamiento de la prensa, porque eso de citar a Madero con aquello de la quitada del bozal, si AMLO pretende hacer una semejanza entre lo que hizo Francisco I. Madero en cuanto a respetar la ley y permitir materialmente la libertad de expresión y lo que él hace, está muy equivocado.
La libertad de prensa se instauró a nivel nacional en 1997, cuando el otrora partido de Estado, el PRI, perdió la mayoría de la Cámara de Diputados, con lo que el poder absoluto que les permitía maniatar a los medios se disminuyó. Además de las propias convicciones del presidente Zedillo.
Así pues, no es verdad que fue hasta este gobierno que se les ha quitado el bozal a la prensa, este se removió gracias a determinación de muchos medios que lucharon para defender la libertad, y también al empuje que los mexicanos tuvieron para tener una verdadera democracia, que se disfruta desde 1994, por lo menos a nivel federal.
