Pretenden mejorar la comunicación con los desertores o facilitar su acceso a ayudas públicas. (ARCHIVO)
El Gobierno surcoreano quiere mejorar el bienestar y la integración de los desertores norcoreanos que residen en el país tras el trágico fallecimiento, por inanición, de una ciudadana del Norte y su hijo de 6 años en Seúl el pasado verano.
Tras la muerte de Han Sung-ok, de 42 años, y su hijo, un caso que puso de relieve las dificultades y el aislamiento en el que viven muchos norcoreanos en el Sur, el Ejecutivo sureño activó una serie de medidas para garantizar "la estabilidad de los desertores".
Entre ellas se cuentan extender el periodo de protección especial para los hogares de desertores más allá de los actuales cinco años o sondear mejor la situación en la que se encuentra este colectivo para localizar casos de exclusión como el de Han.
También pretende mejorar la comunicación con los desertores o facilitar su acceso a ayudas públicas, tal y como explicó un representante del Ministerio de Unificación surcoreano durante una presentación de estos programas a los medios.
El funcionario recordó que, pese a que este año solo 772 desertores han logrado llegar al Sur (el número ha ido cayendo en los últimos años ante el refuerzo de la seguridad fronteriza en el Norte), más de 32,000 norcoreanos residen en Corea del Sur, donde desde hace años "se les proveen subsidios y programas de apoyo".
De hecho, el llamado "subsidio para asentarse" que se otorga a los desertores una vez superan el curso obligatorio de adaptación (dura tres meses en régimen interno) y obtienen la residencia ha pasado de 7 a 8 millones de wones (de 6,000 a 6,860 dólares) este año, el primer incremento desde 2013.
"Estos desertores encaran un gran número de desafíos. Antiguamente el reto de encontrar empleo era el más importante", indicó el portavoz de Unificación.
"Sin embargo, cuando se trata de la calidad del empleo o de su integración en el tejido social, aún hay un gran margen de mejora", admitió.
Entre otras medidas activadas tras la muerte de Han y su hijo también está la de promover campañas de integración y para concienciar a los surcoreanos de la dura situación que encaran los desertores, que en muchos casos son discriminados por vecinos y compañeros de trabajo o de estudio sureños.
También se ultima un centro de "integración cultural intercoreana", que tiene previsto abrir sus puertas en marzo, un recinto en el que se buscará potenciar la comunicación entre norteños y sureños y donde los desertores contarán con ayuda psicológica gratuita.
