Simpatizantes del candidato a la presidencia de Uruguay, Daniel Martínez, del oficialista Frente Amplio, celebran segunda vuelta. (EFE)
Con la totalidad de los votos escrutados en Uruguay, el Frente Amplio alcanzó el 39.2 % de los votos, el Partido Nacional el 28.6 %, el Partido Colorado el 12.3 % y Cabildo Abierto 10.9 %.
Vienen después una serie de partidos pequeños que no alteran el hecho de que el bloque de derechas le lleva unos diez puntos al gobernante Frente Amplio.
El retroceso del partido Frente Amplio, en Uruguay, que perdió la mayoría en el Parlamento, está dentro de lo pronosticado por los sondeos desde hace meses, según lo informó El País.
Pero dentro de la coalición de izquierdas, se esperaba una remontada de última hora, como ocurrió en las elecciones de 2014, y por ello los resultados significaron un duro golpe.
Las cosas, sin embargo, no son tan sencillas en la política uruguaya y desde el lunes y hasta el 27 de noviembre, fecha de la segunda ronda, ha arrancado una nueva campaña electoral que, en realidad, nadie tiene totalmente ganada.
A pesar de las instrucciones de sus dirigentes, no está claro que los votantes del Partido Colorado voten a Lacalle Pou, aceptando de buena gana un acuerdo con Cabildo Abierto, partido de corte militarista liderado por Guido Manini Ríos, que vendría a ser una versión atenuada de Jair Bolsonaro en Brasil.
Pero, ante todo, la colación de derechas que ensaya Uruguay tiene que definir su propuesta electoral.
En materia económica, el Partido Nacional defiende una reforma tributaria favorable al sector agropecuario, que constituye su electorado principal.
El Partido Colorado tiene en común con el Partido Nacional la propuesta de bajar el déficit fiscal, pero sobre el resto de la política económica hay muchos interrogantes. ¿Habrá un programa común de la coalición antes de 27 de noviembre?
