Las autoridades declararon hoy el toque de queda en Bagdad en medio de incidentes en un nueva jornada de protestas que se vienen repitiendo desde el viernes. (EFE)
Las autoridades declararon hoy el toque de queda en Bagdad en medio de incidentes en un nueva jornada de protestas que se vienen repitiendo desde el viernes, mientras los muertos desde la pasada medianoche suben a ocho.
La comandancia de Operaciones de Bagdad informó en un comunicado que se tomó la decisión de "imponer un toque de queda a las personas y el movimiento de coches, motocicletas, bicicletas y vehículos de todo tipo desde las 12 de medianoche hasta las 6 de la mañana".
La declaración entra en vigor hoy "hasta nuevo aviso" con el fin - dice - "de proteger a los manifestantes y evitar que los infiltrados les ataquen".
Ali al Bayati, de la gubernamental Comisión de Derechos Humanos, indicó a Efe que han registrado la muerte de ocho manifestantes desde la medianoche hasta hoy en Bagdad.
Con esta cifra el número de muertos contabilizados por esa institución ascienden ya a 82 y son mas de 3.000 heridos.
Entre los muertos hay casos de "asfixia con gases lacrimógenos y heridas como resultado del uso de porras para golpear a los manifestantes, pero hasta el momento no hay estadísticas sobre el número de víctimas".
Una fuente del Ministerio del Interior iraquí indicó a Efe que se decidió declarar el toque de queda como resultado de algunas marchas de grupos de jóvenes en coches y motocicletas anoche en diferentes áreas de Bagdad, usando claxon y música con un volumen alto.
Además el toque de queda "dará a las fuerzas de seguridad tiempo para tomar un descanso, además de limitar el flujo a la sede de los manifestantes en la plaza Tahrir", dijo.
Centenares de estudiantes universitarios y de secundaria volvieron este lunes a protestar en las calles de Bagdad y otras nueve provincias de Irak por cuarto día consecutivo para pedir mejores servicios básicos, empleo y el fin de la corrupción.
Esta nueva oleada de protestas es la continuación de las del pasado 1 de octubre, que se extendieron por la capital y otras regiones de Irak por la falta de servicios públicos y de oportunidades de empleo, y en las que murieron 157 personas, entre ellas 8 miembros de las fuerzas de seguridad.
