Cumbia. Los éxitos del llamado 'Rebelde del acordeón', Celso Piña, fueron interpretados por sus hermanos, sobrinos y Pato Machete. (EL SIGLO DE TORREÓN)
Un viento fresco golpeaba el rostro. En pleno otoño la Ronda Bogotá visitó Torreón para ofrecer su homenaje a Celso Piña, el rebelde que dejó de forma física los límites de este mundo, pero cuya voz del acordeón no conoce el silencio.
El concierto se dio en marco del Festival de las Artes Julio Torri. La Plaza Mayor fungió como escenario, tal como canta la tradición.
Poco después de las ocho de la noche de ayer, las luces del escenario se apagaron, el público lanzó aplausos y el acordeón recitó sus primeros versos, aquéllos con los que Celso Piña recorrió el mundo.
Si bien es cierto que al principio de la presentación el público fue escaso, el sonido de la Ronda Bogotá, con su Cumbia Sampuesana, pareció llenar esos huecos con cada color de su sonido y cubrió el incómodo estruendo de una discoteca cercana.
Uno a uno, los hermanos y sobrinos de Celso Piña, acompañados de Pato Machete, comenzaron a dar aliento a sus instrumentos.
Sus percusiones hacían que los latidos se sintieran danzar en el pecho. Celso Piña apareció en la pantalla agradeciendo a La Laguna.
A continuación, el realismo mágico de Macondo rememoró a la obra de Gabriel García Márquez, uno de los escritores que en vida disfrutó de la música del Rebelde del Acordeón.
Con más afluencia, el baile comenzó a dominar las almas de algunos asistentes.
"Mientras estemos nosotros, la música de Celso Piña va a continuar (...) ¡Qué se escuche ese grito hasta La Campana!".
El clímax llegó con Cumbia sobre el río. La gente no dejó de bailar esa pieza y también degustó el bolero Aunque no sea conmigo, grabado originalmente con Rubén Albarrán de Café Tacvba.
Minutos antes de subir al escenario, Rubén Piña compartió a El Siglo de Torreón que La Laguna era una de las regiones preferidas por su hermano Celso. "Es algo padre. Empezamos a venir a Torreón desde el 2000, más o menos (...) Es parte del Barrio Bravo".
