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'Me gustaría que nos hiciera un favor'

JORGE RAMOS

No es normal que el presidente de Estados Unidos le pida a un líder extranjero que investigue a un opositor político -en este caso al exvicepresidente Joe Biden- que podría competir contra él en las elecciones del 2020. Pero eso es lo que ocurrió durante una llamada telefónica el 25 de julio entre Trump y el mandatario ucraniano Volodymyr Zelenskiy.

En la transcripción reconstruida de la llamada, Trump le dice a Zelenskiy, que "Me gustaría que nos hiciera un favor. ... me gustaría que mi procurador general lo llamara a usted o a su gente y me gustaría que usted llegara al fondo de ello". Y un poco más adelante en la conversación telefónica, Trump le explica que quería que los ucranianos investigaran si Biden, cuando era vicepresidente, intervino para que destituyeran a un fiscal ucraniano que perseguía casos de corrupción. En ese momento el hijo de Biden, Hunter, era miembro del consejo de Burisma, una compañía de gas en Ucrania.

Es imposible meterse en la cabeza de Trump. Pero su aparente intención, al solicitar ese favor al presidente ucraniano, era conseguir información negativa sobre Biden, que en la mayoría de las encuestas es el favorito entre los candidatos demócratas a la presidencia.

¿Se sentía presionado el presidente de Ucrania para hacerle ese "favor" a Trump? Es imposible saberlo. Lo que sí sabemos es que días antes de la llamada, el presidente de Estados Unidos había congelado 391 millones de dólares en ayuda destinada a Ucrania. En la transcripción no aparece ninguna discusión específica sobre ese dinero. Pero era el principal asunto pendiente entre ambos países.

Trump, en muchos sentidos, actúa con esa impunidad total que ha caracterizado a tantos presidentes y tiranos latinoamericanos. Transmite la sensación de que, no importa lo que haga, se va a salir con la suya. Más de tres décadas cubriendo regímenes corruptos y autoritarios en América Latina me han preparado bien para reportar sobre la presidencia de Trump.

Lo que Trump, realmente, le estaba preguntando a Zelenskiy era: ¿Qué basura le conoce usted a Biden? Eso, quizás, es normal y frecuente en otros países. Pero no en Estados Unidos. Las leyes electorales prohíben obtener cualquier cosa de valor de un extranjero, desde dinero hasta información, para ser utilizada en una votación.

Por eso la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, acusó a Trump de traicionar a su juramento al cargo e inició una investigación para su posible destitución. Todo, sin embargo, podría quedar en mero simbolismo. Es muy poco probable que los demócratas consigan en el Senado, controlado por los republicanos, los votos suficientes para hacerle un juicio político a Trump.

Pero dos cosas están muy claras: una, que los demócratas se decidieron a ir por Trump, ya sea por la vía legal o la electoral; y dos, que el país estará totalmente paralizado hasta las elecciones el 3 de noviembre del 2020. Esto apenas empieza.

Se pueden aprender muchas lecciones de todo esto. Pero resulta muy obvio que Trump no ha aprendido nada. Su llamada a Zelenskiy ocurrió un día - ¡solo un día! - después que el fiscal especial, Robert Mueller, testificó en el Congreso sobre la interferencia rusa en las pasadas elecciones presidenciales. Es cierto que no se pudo probar que Trump conspiró con los rusos para vencer a Hillary Clinton. Pero el reporte Mueller sí confirma todo lo que hicieron los rusos - desde crear campañas digitales hasta dar a conocer miles de correos electrónicos de la campaña de Clinton - para ayudar a Trump. Y precisamente cuando el país estaba en alerta máxima para que algo así no volviera a ocurrir, Trump les pide ayuda a los ucranianos para su siguiente campaña electoral. No aprende.

Trump vive en su propia realidad. Antes de dar a conocer la transcripción, Trump dijo en un tuit: "Ya verán que fue una llamada muy amistosa y totalmente apropiada". Trump insistió en que "no hubo presión" al presidente de Ucrania y que los demócratas están entablando "la cacería de brujas más Grande y Destructiva de todos los tiempos".

Esto no es normal. Los periodistas siempre nos equivocamos cuando tratamos de predecir las cosas, y con Trump tenemos un mal récord. Pero ahora el presidente sabe que hay favores que salen muy caros.

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Escrito en: Editorial Jorge Ramos

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