“HEMOS CRECIDO PENSANDO QUE ÉRAMOS SUS PROPIETARIOS Y DOMINADORES, AUTORIZADOS A EXPOLIARLA”: PAPA FRANCISCO.
La problemática ecológica también preocupa al clero; hay enojo y frustración pero no desmayo y son los líderes mundiales y los detentadores del poder económico el foco de la crítica universal por su tibieza para frenar la contaminación ambiental, generadora de las enfermedades que asuelan al planeta Tierra en sus aguas, aires y seres vivientes, amenazando con una devastación total contraria al Evangelio de la Creación.
En la carta encíclica de mayo de 2015 expedida por el papa Francisco, se expresan esas inquietudes y propone "un cambio en los actuales modelos de producción y consumo, pues se ha vuelto urgente e imperioso el desarrollo de políticas encaminadas a reducir los gases altamente contaminantes y reemplazarlos por fuentes de energía renovable y limpia. Todo es cuestión de desarrollar tecnologías adecuadas", subraya.
El Papa Francisco calificó de muy vagos los compromisos de los líderes mundiales que desairaron la reciente reunión en la cumbre de la Organización de las Naciones Unidas a quienes la adolescente sueca Greta Thundberg regañó por sus desaprensiones, recordándoles que el futuro de los niños está en peligro. "Han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras huecas", les reprochó severamente durante su estancia en Nueva York.
Coincidentemente con el pensamiento papal -una explotación desconsiderada de la naturaleza que degrada y desnuda a la Tierra ante los cambios climáticos- Greta denunció que hay países que podrían entrar en ese concepto por su inacción violatoria de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niños y los enlistó: Brasil, Turquía, Francia, Alemania, Argentina y EUA por sus burlas. "Nos están fallando", insistió.
Francisco, en su encíclica Laudato sí, (Alabado seas mi Señor) denuncia la violencia humana y califica de dominadores y expoliadores a quienes se sienten los dueños del planeta y estrechan su cerco letal sobre los "pobres más abandonados y maltratados en esta oprimida y devastada tierra, cuya existencia compartimos"
El Papaafirma que los seres humanos destruyen la diversidad biológica, degradan la integridad de la Tierra y contribuyen al cambio climático, incurriendo en un crimen contra la naturaleza. Es nuestra casa, la casa de todos, por lo cual existe el riesgo de destruirla y a la vez ser la víctima de esa degradación, advirtió en su extensa carta encíclica, aclarando que esa preocupación de la iglesia católica la comparten otras iglesias y en general las comunidades cristianas de todo el orbe.
Reiteró que una catástrofe ecológica se daría por efecto de la explosión industrial y por lo tanto urge un cambio radical en el comportamiento humano. El aire nos da su aliento y el agua nos vivifica y restaura, pero la actividad descontrolada del ser humano nos quitaría ese impulso vital. Las proezas técnicas -las reconoció como tales- deberán estar acompañadas de un auténtico progreso social y moral, pues la destrucción del ambiente humano es trascendental.
"Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o un ave, por su mayor visibilidad, -prosigue el Papa- pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles, y la inmensa variedad de microorganismos que juegan un papel crítico y fundamental para estabilizar el lugar. Es verdad que el hombre debe intervenir cuando un sistema se encuentra en peligro, pero sólo provoca constantes desastres y una nueva intervención suya con agro tóxicos letales provocaría la pérdida o daño grave de algunas especies, creando, con su omnipresencia, un círculo vicioso al servicio de las finanzas y el consumismo. Hace que la Tierra se vuelva cada vez menos rica y bella, cada vez más limitada y gris". Contra ese deterioro está luchando Greta Thunberg.
