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Necesitamos la acción de todos para enfrentar la crisis climática

EMBAJADOR JORGE ÁLVAREZ FUENTES

Apenas el viernes pasado, millones de personas, en su mayoría jóvenes que decidieron no asistir a la escuela, salieron a las calles en más de 150 ciudades para reclamar acciones concretas, creíbles, eficaces y contundentes de los gobiernos, pero también de las empresas, las organizaciones y los individuos, a fin de enfrentar, juntos, la evidente crisis climática y ambiental que afecta a todas las regiones y países del mundo. Estas últimas manifestaciones masivas se suman a otras formas de concientización y presión directa que buscan cambiar la manera en que los gobiernos han asumido el cumplimiento de sus compromisos tras la adopción del Acuerdo de París en 2015, mediante la presentación de planes nacionales destinados a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, logrando el objetivo común de que el calentamiento global permanezca, en este siglo, por debajo de los 2 grados. La reunión Cumbre sobre la Acción Climática, convocada este lunes por el Secretario General de las Naciones Unidas, ha dejado en claro que el mundo enfrenta una crisis en extremo grave, y que el tiempo para actuar es ahora. Que los gobiernos, las empresas, las organizaciones, las ciudades y los individuos no podemos perder ni un solo día, debiendo asumir nuevos compromisos a fin de emprender acciones de mitigación adicionales, audaces e innovadoras para encontrar soluciones que permitan enfrentar la emergencia climática. Sin dejar de subrayar que corresponde a los estados y a las empresas contribuir activamente para que el mundo alcance otra prosperidad, sostenible y equitativa.

Qué bueno que han resonado fuerte en las calles, en los medios de comunicación y en el principal foro mundial los reclamos en voz de Greta Thunberg, la chica sueca de 16 años, que junto con otros activistas, con sobrada razón, no están dispuestos a dar tregua a nadie al ver comprometido el presente y el futuro colectivo de la humanidad, en particular las aspiraciones y los sueños de los jóvenes; quienes proseguirán, sin temor y empoderados, en una cruzada hasta lograr que los gobiernos, los líderes y las grandes corporaciones, dejen de lado sus intereses, sus cálculos y sus diferencias y actúen de inmediato, antes que sea demasiado tarde, para que las generaciones presentes y venideras, tengan la oportunidad de vivir una vida digna, en este, nuestro único planeta.

La primera evaluación y revisión del Acuerdo de París será el próximo año y resulta claro que, si se mantienen las actuales contribuciones determinadas a nivel nacional, o éstas sólo se revisan sin reforzarse o aumentarse, al doble o al triple, mediante nuevas acciones, los esfuerzos resultarán insuficientes, puesto que ya tenemos un incremento de más de 3 grados respecto de los niveles preindustriales, con los consecuentes efectos catastróficos para la naturaleza y la humanidad, como acaba de reiterarlo la Organización Meteorológica Mundial y se viene constatando con la dramática reducción de los glaciares en Suiza o Groenlandia o el reciente huracán que destruyó parte de las islas Bahamas.

Cuatro han sido los retos que la ONU ha lanzado a los estados miembros, habiendo hecho suya la meta más ambiciosa del 1.5 grados del IPCC, el panel científico que la asesora: que no construyan nuevas centrales eléctricas operadas con carbón a partir del 2020; que eliminen los subsidios a los combustibles fósiles, -que además frenan la expansión de las energías renovables; que sus planes nacionales de recorte y adaptación para el 2030 contemplen, al menos, una reducción del 45% de las emisiones respecto a las de 2010; y que en 2050, a más tardar, logren la neutralidad del carbono, esto es, que el CO² que expulsen a la atmosfera sea igual al que capturen. Como lo destacara en una entrevista reciente el embajador mexicano Luis Alfonso de Alba, enviado especial del Secretario General para la Cumbre, "lo que necesitamos [en esta cumbre] es tener claro que la voluntad política tiene que ir acompañada de un esfuerzo de financiación y de apoyo tecnológico."

Las soluciones están al alcance y la crisis climática aún tiene remedio si se actúa rápidamente. Es una muy buena noticia que 70 países se hayan comprometido antier a llevar a cabo planes más ambiciosos para reforzar la acción climática, (aun cuando se trata de un logro parcial, puesto que faltaron Estados Unidos, China y la India quienes representan el 60% de las emisiones), al igual que 102 ciudades, 10 regiones, 93 empresas y 130 bancos que se comprometieron también a alinear sus gestiones y negocios con los objetivos de desarrollo sostenible y el Acuerdo de París.

Las acciones para afrontar la actual crisis climática son una obligación moral colectiva que antepone el interés de las personas más vulnerables y asume un compromiso amplio, explícito y responsable con el porvenir de las futuras generaciones. El planeta no puede ya soportar el actual modelo de crecimiento y el tiempo se agota. No podemos permitir que la falta de visión y la demagogia de algunos líderes políticos, o la codicia de una centena y de empresas, principales responsables de las emisiones, posterguen o dificulten la urgente y necesaria transición justa para transformar la economía mundial, descarbonizándola, creando nuevas industrias, desarrollando nuevas tecnologías, generando energías limpias alternativas a los hidrocarburos, creando nuevas formas de producción, de consumo, de empleos y de transporte sustentables, sin dejar a nadie atrás y preservando el futuro de los ecosistemas. Una tarea colosal.

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