Doctor en casa - Enfermedades

'Enfermos ocultos', la ardua tarea del cuidador

El mal de Alzheimer es un tipo de demencia o deterioro cognitivo que afecta sobre todo a personas mayores de 60 años, es una enfermedad degenerativa que se caracteriza por la pérdida de la memoria de la realización de actividades cotidianas y que compromete la independencia. (ARCHIVO)

El mal de Alzheimer es un tipo de demencia o deterioro cognitivo que afecta sobre todo a personas mayores de 60 años, es una enfermedad degenerativa que se caracteriza por la pérdida de la memoria de la realización de actividades cotidianas y que compromete la independencia. (ARCHIVO)

EFE

La primera alerta llegó cuando Eleuteria Gaytán Rojas se perdió en un trayecto que conocía como la palma de su mano. Cada semana visitaba a sus papás o hermanos pero un día simplemente no supo cómo llegar, relató a Efe su hijo, Mario Emilio Juárez Gaytán.

Este hecho detonó las alarmas en sus hijos quienes llevaron a Eleuteria a realizarse unos exámenes donde determinaron que tenía principios de alzheimer.

Mario compartió que desde 2006 su mamá, de entonces 70 años, repetía mucho las cosas y preguntaba varias veces lo mismo; sin embargo, no dieron mucha importancia hasta que se perdió en el transporte público.

"Se enojaba porque se le olvidaban las cosas y nosotros llegábamos a desesperarnos porque no sabíamos lo que tenía. En varias ocasiones lloró de la desesperación por no acordarse de las cosas, ahí entendimos que era algo totalmente ajeno a ella", compartió Mario.

El mal de Alzheimer es un tipo de demencia o deterioro cognitivo que afecta sobre todo a personas mayores de 60 años, es una enfermedad degenerativa que se caracteriza por la pérdida de la memoria de la realización de actividades cotidianas y que compromete la independencia, indicó a Efe la doctora Yamel Rito García, adscrita al hospital Sedna.

Los primeros síntomas son la pérdida de la noción del tiempo, desubicación espacial y olvidos recurrentes, además de que generalmente el paciente niega esta situación.

El impacto de este padecimiento no es solo sobre quien lo padece sino también en la familia y entorno más cercano, ya que las necesidades de cuidado son, en muchas ocasiones, demasiado altas y quienes cuidan suelen no estar conscientes de que también requieren atención.

"Muchas veces los cuidadores principales no tienen periodos de descanso y su agotamiento deriva en afectaciones al cuidado o en maltrato a los pacientes", dijo el doctor Alejandro Montiel.

El exjefe del servicio de geriatría de la Sociedad de Beneficencia Española explicó a Efe que tener un familiar con este padecimiento es algo para lo que las personas no están preparadas y, sin el apoyo necesario, los cuidadores pueden desarrollar problemas físicos y psicológicos.

Estos problemas están relacionadas al estrés, la ansiedad, la depresión o la frustración.

El especialista detalló que los cuidadores muchas veces se sienten rebasados por la situación y dejan en segundo plano su salud tanto física como mental.

Esto los convierte en "enfermos ocultos" que pierden su calidad de vida y además, tienen que sobrellevar todas las situaciones que rodean la enfermedad.

Montiel aseguró que este tipo de padecimientos suelen exaltar los problemas que existen en muchas familias, pues en la mayoría de los casos no pueden ponerse de acuerdo sobre quién, cuándo y cómo se dará el cuidado del paciente.

"En ocasiones buscan opciones como llevarlos a casa de cada hijo por determinado tiempo, lo que termina colapsando al enfermo que, si de por sí a veces desconoce su casa, se enfrenta al estrés de desconocer una que no es suya", advierte el especialista.

La recomendación, dice el experto, es conocer la enfermedad y buscar tiempos de descanso de uno o dos días, que los cuidadores aprendan a pedir ayuda, a buscarse espacio para ellos mismos, a reconocer sus emociones y sentimientos.

Y, en el caso de las familias, que aprendan a negociar tiempos de cuidado y, en el momento en que lo necesiten, pidan ayuda con especialistas para mejorar la calidad de vida tanto del cuidador como de los pacientes.

Aunque Mario dice no tener este tipo de problemas todavía, subrayó que es muy importante que las personas que tengan un familiar con alzheimer entiendan que no se deben desesperar y es mejor adecuarse a ellos y saber cómo tratarlos.

"Hay que acercarse a los especialistas para saber cómo tratar a los pacientes y comprender que no es algo que ellos hayan querido, le puede pasar a cualquiera", destacó.

En México, donde se estima que existen entre 800,000 y un millón de pacientes con este padecimiento, no existen políticas públicas orientadas específicamente a la atención de estos pacientes.

Mientras que las instituciones de seguridad social no proporcionan estancias públicas o lugares especiales para estos pacientes, tampoco hay opciones de tratamiento no farmacológico como fisioterapia o ejercicios aeróbicos para ellos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente existen 47 millones de personas con demencia en el mundo, pero se prevé que debido al envejecimiento de la población esta cifra se triplicará para 2050.

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