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ARTURO MACÍAS PEDROZA

¿QUÉ QUIERE DECIRNOS EL PAPA CON LA BEATIFICACIÓN DEL "PROFE CLETO"?

Por medio de un decreto oficial de la Santa Sede, el pasado 11 de julio se ha dado a conocer la beatificación de un santo mexicano mártir de la Cristiada: Anacleto González Flores y lo declara "patrono de los laicos mexicanos".

¿Qué quiere decir el Papa con esta beatificación? ¿Por qué precisamente en este tiempo y precisamente a él? ¿Hay alguna alusión directa contra el gobierno o contra la Iglesia de México? ¿Qué quiere decir a los obispos y al pueblo cristiano?

No es una llamada a la lucha contra la ideología de izquierda o una afirmación sobre un sistema político o económico determinado. Al menos no es la intención principal. El Papa desde la Doctrina Social de la Iglesia, analiza las consecuencias de las acciones de empobrecimiento, miseria, contaminación y manipulación que imperan en las estructuras sociales, económicas y políticas, apoyados muchas veces en ideologías variada, aunque no se excluye un llamado fuete a la participación del pueblo cristiano en las cuestiones sociopolíticas y la acción a favor de la promoción humana.

La Iglesia mexicana está llamada a tomar un papel protagónico en el concierto internacional. San Juan Pablo II lo sabía, Benedicto lo sabe y Francisco también. Este protagonismo no es sólo por el número de cristianos, sino por la coyuntura que atraviesa históricamente; la Iglesia europea ya es tierra de misión, no obstante que los valores cristianos europeos sigan presentes en la cultura mundial y la Iglesia en Asia o África es aún muy joven. Es pues importante para la Iglesia universal el papel que puede desempeñar la Iglesia en México. Pero este protagonismo no vendrá automáticamente. La fe de la Iglesia mexicana también tiene necesidad de purificación de motivación y profundización.

Es en este sentido en donde podemos ver la trascendencia de la acción de beatificar al "Maistro Cleto" como patrono de los laicos mexicanos. La llamada es a todos, no sólo a unos cuantos curas u obispos, o a unos cuantos comprometidos. La llamada es por la patria y por el mundo y no sólo por una motivación de espiritualidad individualista. La llamada es a actuar en todos los campos de la sociedad para marcar en ellos el paso de cristianos de fe verdadera, actuante y organizada.

No es pues una llamada a la lucha armada como pudiera pensarse a primera vista al ser un personaje importante en la lucha cristera, Al contrario, sin excluir la llamada al cambio, es desde la lucha pacífica la participación activa y la no violencia, en las cuales l él fue un líder a tal punto que se la ha llamado el Gandhi mexicano. La no violencia puede ser más transformadora que las lucha armada.

Lo que necesita México es precisamente una figura emblemática que sea modelo atractivo y cautivador que conquiste nuestras conciencias para la organización, la acción y el seguimiento de su ejemplo, para ser ahora otros "Anacletos", incendiados por la fuerza de un personaje cautivador y digno de ser modelo de cristianismo concreto. No se trata pues de poner su imagen en un nicho del templo para rezarle, ponerle veladoras y pedirle milagros (también se puede), sino como patrono de los laicos mexicanos, para conocer su vida y seguir su ejemplo. Es una manifestación clara de lo que busca el Papa Francisco con esta acción: despertar a la Iglesia de México como lo hizo apenas en los años treinta en la guerra cristera; descubrir la fuerza que tiene que tener la fe en los que se dicen cristianos y la fuerza transformadora de la fe en la construcción de un país y de un mundo en el que Cristo continúa siendo, por medio de los cristianos verdaderos, salvador del hombre, de todo hombre y del los hombre de cada lugar y época.

Cito unas líneas de la introducción del libro "Tu Serás Rey" escrito por el mismo Anacleto González Flores. Con ellas se deja entrever la calidad del personaje y por lo tanto la intención que tiene el Papa Francisco, al pedirnos a los cristianos mexicanos laicos que seamos como él y sigamos su ejemplo. A fin de cuentas este puede ser el más profundo propósito que persigue esta beatificación.

Entresaco algunas ideas. "Este libro aspira a ser un libro de juventud, en el sentido más intenso y fecundo, es decir, un libro de osadía cristiana… Nuestro apocamiento nos ha aconsejado el desasimiento y la resignación… Sentimos que nuestra personalidad está gravemente enferma de empequeñecimiento y de anemia espiritual. … nuestras manos se han enflaquecido… hasta el punto de que sabemos que no podemos con la carga de ser reyes y preferimos nuestros harapos de mendigos… Y nuestra pusilanimidad y nuestro apocamiento están en pugna abierta con el cristianismo. Y la Iglesia… abre sus ojos hacia todas las fronteras, filosóficas, cátedras, libros, parlamentos, arte, política … En esta incansable acometida … ¿qué tienen que hacer los pusilánimes, los cobardes y los apocados? Nada. Mejor dicho, sí, tienen qué hacer: deber retirarse. Son un lastre y un fermento de miedo que contagia y siembra el pavor. Más aún: la posición lógica del verdadero cristiano - es decir del verdadero católico - es la osadía. Y si hay alguno que no tiene atrevimiento ni para hacer crecer la propia estatura con un trabajo encendido y encamisado de conquista de sí mismo y de batalla sangrienta, con las propias pasiones, está al margen de la corriente histórica del cristianismo, que ha sido siempre enconada y recia pelea …".

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