Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

-Ella le dijo a él: "Soy una mujer recatada, decente y pudorosa. Quiero que lo hagamos con la luz apagada". "Muy bien -aceptó él-. Entonces voy a cerrar las puertas del coche". Disertó el profesor Oastro: "La cigüeña es un ave migratoria que abunda en España durante los meses de verano, y en invierno vuela al norte de África. Mide hasta un metro de altura; su plumaje es blanco, salvo las plumas remeras, que son negras. Acostumbra hacer su nido en las chimeneas de las casas y las torres de las iglesias, mismo nido al que regresa cada año". Pepito lo interrumpió. "No siga, maestro. Ya estamos bastante grandecitos para creer en la cigüeña". La adivinadora consultó su bola de cristal y le anunció a la linda chica: "Un hombre llegará a tu vida". "Ya llegó -sonrió ella-. Tengo mi novio". "Y anoche estuviste con él -añadió la adivinadora-. El hombre al que me refiero llegará dentro de unos nueve meses". Don Crésido le reprochó al pretendiente de su hija: "Usted quiere casarse con Uglina porque tiene dinero". "Todo lo contrario, señor -replicó el tipo-. Quiero casarme con ella porque yo no lo tengo". Avidia rompió relaciones con su novio. Le dijo: "Mis sentimientos hacia ti han cambiado". Él le pidió: "Devuélveme entonces el anillo que te di". "No -se negó Avidia-. Mis sentimientos hacia el anillo no han cambiado". Una encuestadora le preguntó a Pitorro: "¿Cómo le gustan a usted lo muslos femeninos? ¿Gruesos o delgados?". Contestó él: "Más bien prefiero lo intermedio". En el restorán un tipo se levantó de la mesa y les anunció a sus compañeros: "Voy a ver a mi chica". Un mesero le informó: "El baño está al fondo a la derecha". Aquel señor llegó a su casa cuando no se le esperaba y sorprendió a su cónyuge en ilícita deleitación carnal con un desconocido a quien al parecer conocía muy bien, pues le decía "papucho", "negro lindo" y "cochochón". Al ver aquello el esposo profirió en dicterios: "¡Maturranga! ¡Zaborra! ¡Meretriz!". La mujer se defendió: "Ya vi todas las series que hay en Netflix. ¿Con qué quieres que me distraiga?". Conocemos muy bien al tal Capronio: es un sujeto ruin y desconsiderado. Fue a la playa con su esposa y su suegra. Le pidió a su mujer: "Dile a tu mamá que entre en el mar antes que nosotros, para que ahuyente a los tiburones". A nuestro Presidente no le gustan los números. A mí tampoco, pero no dejo de reconocer que son muy útiles. Nos ayudan a situarnos en la realidad. Si afirmamos:"La vida es bella" alguien podrá negar nuestra aseveración. En cambio si decimos: "Dos más dos son cuatro" no habrá quien nos contradiga. Los datos numéricos no son una obsesión: en el caso de un gobierno son el cimiento de una administración eficiente. Admiro el sentido ético que esgrime AMLO para dar rumbo a sus acciones, pero pienso que en un gobernante esa actitud moral ha de estar acompañada por el raciocinio. Aunque el propósito del viaje de un navío sea humanitario, su capitán no debe hacer a un lado las cartas de navegación. En materia de economía los números dicen mucho, y las palabras poco o nada. Si desdeñamos los datos económicos la realidad vendrá después a cobrarnos su precio. Y ese precio suele ser muy alto. La última frase de esta solemne perorata me provocó un repelús o calosfrío que me bajó por la espalda desde la nuca hasta no quiero decir dónde. A efecto de recobrar la calma narraré un chascarrillo final. En la fiesta don Chinguetas le dijo al anfitrión: "Mire qué mujer aquélla tan más fea. Yo no me la soplaría ni gratis". Declaró con voz seca el anfitrión: "Es mi esposa". "Perdone -se disculpó Chinguetas-. Entonces sí me la soplaría. Y pagando ¿eh?, pagando". FIN.

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