Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

LA NUEVA UNIVERSIDAD

MTRA. ZAIDE SEAÑEZ

En 2018, el Foro Abierto en Ciencias de América Latina y el Caribe convocó a la comunidad latinoamericana a reflexionar acerca del papel de la ciencia, la tecnología y la innovación en la construcción de la sociedad del conocimiento en esa región. Uno de los documentos clave fue elaborado por la Asociación de Universidades Grupo Montevideo y la Universidad de la República. Éste se denominó "Universidades para el Desarrollo", el cual ayudaría a orientar el debate sobre el papel que deben desempeñar las universidades en los tiempos actuales.

No cabe duda de que las instituciones de educación superior han evolucionado a lo largo del tiempo. Ha habido cambios en sus misiones, estructuras, públicos a atender, tipo y modalidad de los servicios que prestan y aliados con los que colaboran. La universidad milenaria se concibió como un espacio para la enseñanza, pero se han ido incorporando otras funciones sustantivas, como la investigación y la difusión del conocimiento.

Hay conceptos asociados a las escuelas como: universidad empresarial (surgida en Estados Unidos y que busca combinar la enseñanza con la investigación y la gestión del conocimiento en pro del crecimiento económico); universidad Humboldtiana (surgida en Alemania y cuyo principal propósito se finca en combinar la enseñanza con la investigación); o más recientemente, universidad para el desarrollo.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura identifica como características de la universidad para el desarrollo "… la práctica conjunta de la enseñanza, la investigación, y la extensión y otras actividades en el medio, apuntando a sumar esfuerzos con muy diversos actores sociales en pro del desarrollo humano sustentable". Esto implica un replanteamiento en las funciones sustantivas de la universidad, pues exige un evidente compromiso con el desarrollo social a través de la suma de esfuerzos con otros actores sociales. La investigación y la innovación se convierten en medios imprescindibles: generar y usar el conocimiento para la transformación productiva y social con equidad (CEPAL-UNESCO, 1992). La universidad para el desarrollo se va conformando en la medida en que genere conocimiento socialmente valioso… y, en forma colaborativa. Implica concebir a cualquier ámbito como espacio para la enseñanza, el aprendizaje, la investigación o la innovación.

Los desafíos para este tipo de universidad son muchos y variados. Se necesita una estructura organizacional y académica que facilite aprendizajes significativos y situados en contextos con problemas de gran relevancia social y con la necesidad de trabajar de manera colaborativa alumnos, profesores, investigadores, empresas y otros actores sociales; sólo así se podrán identificar las necesidades más urgentes y proponer las soluciones con el mayor impacto social positivo.

El mundo ha cambiado, la universidad debe hacerlo también. Todo centro de formación universitaria debe replantearse el rol a desempeñar ante las desigualdades sociales, la pobreza, la marginación, la injusticia o el deterioro ambiental. Responder oportuna y éticamente a través de sus funciones sustantivas será muestra del nivel y seriedad de su compromiso con la transformación social.

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