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Ejemplos maravillosos

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Es una oportunidad grandiosa estar ahí. En una de las naves del complejo industrial, la persona que es la piedra toral de toda esa creación nos espera, nos va a brindar la oportunidad de conocer un centro de trabajo donde centenares de personas ahí se desempeñan profesionalmente, miles de familias que de ahí obtienen su sustento mediante el trabajo de sus padres y de sus madres también.

La charla introductoria es por de más elocuente: "de este sitio hacia donde terminaremos el recorrido de hoy, observaremos el proceso de pailería, entendiendo como tal la técnica en que se traza, dobla, corta, suelda, perfora y manipula el metal, ya sea en placas, tubos o perfiles, con el objeto de transformarlos y unirlos a otras piezas a fin de crear artículos con mayor valor".

Una vez establecido lo anterior por el anfitrión, el recorrido da inicio en el patio, donde se recibe la materia prima para la pailería industrial que ahí se realiza, aclarando que es común que el metal tienda a oxidarse, por lo que antes de trabajarse con fines de calidad hay que limpiarlo, principalmente removiendo el propio óxido de metal. Para ello se cuenta con máquinas que realizan esa labor; una de ellas está diseñada para hacerlo a los perfiles y varillas y otra para las placas. La técnica es someterlas por un proceso a base de lijado hecho por pequeñas postas que le devuelven la pureza al metal para ser trabajado de forma óptima.

Entramos a la segunda nave, quizá es donde el trabajo de piezas de mayor escala se está produciendo. El asombro para quienes no estamos en el ramo es mayúsculo. Allí se cuenta con máquinas que son capaces de cortar en ángulos y en recto casi cualquier perfil de carácter convencional que pase por ahí. También se cuenta con los equipos que pueden hacer figuras en placas de metal que tienen espesores desde milésimas hasta aquellas de varias pulgadas de ancho. Hay cortes que se hacen a soplete, por técnica de plasma o hasta por láser, dependiendo de cuál es el destino y uso de los materiales. Para mover estas placas la nave cuenta con grúas con capacidad de entre 3 y 20 toneladas; no es cualquier cosa.

Al final de esa primera parte del recorrido los trabajadores que ahí se encuentran están terminando varias carcazas de locomotoras, y más al fondo, cabinas de operación de plataformas petroleras, las cuales son piezas de más de 20 toneladas.

Hay que tomar un auto para ir deprisa a otra parte de la empresa, y en una oficina se encuentran computadoras que están diseñando moldes de aluminio que a la postre serán componentes del proceso de mayor escala en la compañía: la fundición.

Fuera del área de cómputo donde se crean los moldes están máquinas automatizadas que materializan los diseños con tecnología de punta. De allí llegamos a otra área, donde se lleva a cabo el proceso de expansión del poliuretano en decenas de máquinas que se han construido ya dentro de la compañía.

Luego está la zona de maquinado y nuevamente la sorpresa es mayúscula: las piezas de metal son transformadas por paileros electromecánicos que deben sorprender a cualquiera, y cerca de ahí también hay proceso de pintura, ya sea de polvo o electroestático, que permiten al visitante entender que hay toda un ciencia mucho más compleja a la hora de dotar de color a muchos componente industriales.

Por último hay la oportunidad de mirar en el mismo complejo la operación de motor de gas natural de 24 pistones de darle vida a un potente generador eléctrico, que produce energía limpia y además aprovecha el calor para obtener vapor, elemento fundamental en otro proceso de la compañía transformadora.

Maravillado me quedé de la visita, pero además de ello llena de orgullo que eso exista en nuestra tierra, y que todo ese complejo haya florecido por el talento, trabajo, creatividad y tesón de decenas de laguneros que han creado una empresa de clase mundial aun en las adversidades que solemos encontrar. Hay que intentar seguir ejemplos maravillosos como ese.

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