El suicidio está considerado como un grave problema de salud pública y de acuerdo a las cifras proporcionadas por la OMS, el INEGI y otras instancias oficiales, se estima que en el mundo ocurre un suicidio cada cuarenta segundos. Es un fenómeno multifactorial que cobra más de ochocientas mil vidas al año; en nuestro país se comete un suicidio cada hora con veinte minutos. Por cada suicidio consumado existen aproximadamente veinte casos de intento y muchos de estos no son reportados a las instituciones de salud; se considera que cerca del 50% de personas que intentan suicidarse, no piden ayuda. Por otro lado, existen muertes enmascaradas que en realidad son producto de conductas suicidas, pero se registran como accidentes, ahogos, caídas o sobredosis.
Los principales detonantes que se han encontrado son la desintegración y violencia familiar, problemas mentales, alcoholismo, drogadicción, problemas emocionales, ambiente social destructivo, desempleo, soledad, depresión, problemas de identidad, suicidios o intentos de quitarse la vida por parte de familiares o amigos. La mayoría (74%) de los suicidios se realizan en las casas de quienes se quitan la vida, muchos de ellos bajo la influencia del alcohol, la cocaína y los tranquilizantes.
En muchas ocasiones las personas que toman la decisión de lastimarse a sí mismas, más que buscar la muerte, quieren liberarse del dolor, la soledad, el abandono, la indiferencia, el maltrato y la desesperanza en la que viven.
La Asociación Mexicana de Suicidología A.C. (AMS) menciona en su página web que todos podemos contribuir a la prevención del suicidio. Señala que debemos, en principio, tomar conciencia de la gravedad e importancia del problema, informarnos en cuanto a las causas y las señales de alerta y compartir con otros esta información, ser sensibles y empáticos con las personas que se encuentran en peligro, dejar de ver la conducta suicida como un tema tabú y escuchar las experiencias de quienes han estado afectados por esta situación, ya que tienen una perspectiva y una visión que puede ayudar a tomar medidas de prevención más acertadas.
Además, existen factores que pueden ayudar a disminuir el suicidio; los expertos coinciden en que es necesario fortalecer las relaciones familiares, contar con amigos, recurrir a la terapia ocupacional, desarrollar habilidades sociales, saber pedir ayuda, realizar actividades culturales, deportivas y religiosas, además de tener metas e ideales.
Por último, es urgente hacer esfuerzos coordinados para prevenir el suicidio, sobre todo porque está creciendo el índice de niños y jóvenes de entre 15 y 29 años que lo cometen (es la segunda causa de mortalidad en este rango de edad). Las personas que integramos las distintas organizaciones sociales (familias, centros educativos, medios de comunicación, organizaciones de derechos humanos, centros de salud, dependencias de gobierno, etcétera) debemos estemos atentas a las señales de alarma ya que perdemos una vida cada 40 segundos.
