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Contexto lagunero

Beneficios de reír en el trabajo

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

No tema reírse fuerte en el trabajo. Una serie de estudios demuestran el impacto positivo que el buen sentido del humor puede tener en los lugares de trabajo. Para muestra, un botón: reduce el estrés. La Clínica Mayo afirma que, cuando alguien empieza a reír, no solo se le ilumina la mente, la risa induce cambios físicos en el cuerpo. La risa refuerza la toma de aire en nuestra respiración, para recibir más oxígeno y con ello nuestro cerebro genera más endorfinas.

La risa también aumenta la productividad en el trabajo. Los investigadores han encontrado que, después de ver un episodio de comedia, los empleados muestran 10% más productividad que quienes no lo vieron. También encontraron que la risa en el trabajo puede incluso hacer más competentes a las personas. Así que, dentro de un ambiente de respeto, la risa en el trabajo tiene muchos beneficios.

Es muy común que las urgencias y la presión en el trabajo, aunado a los problemas y situaciones personales, nos envuelvan en una vorágine de emociones y sentimientos y nos alejen de la parte amable de la vida y del buen sentido del humor que todo lo facilita.

Cuando en el trabajo nos topamos con alguien que está de buen humor, con el solo hecho de verlo sonreír, nos contagia, nos alegra y nos hace sentir bien.

Recién llegado a la Laguna, trabajé en una empresa avícola, yo estaba a cargo de la parte productiva industrial de todo el grupo, con seis áreas industriales muy complejas y me concentraba mucho en el día a día, sin pensar en relajarme un poco, dejar de tomar tan en serio el trabajo, y disfrutarlo con buen humor, no había tiempo para ello-en realidad no me daba el tiempo para ello-. Tenía un compañero, el gerente de calidad, con una carga de trabajo muy similar a la mía, pero que siempre estaba de buen humor y tenía una risa fácil, espontánea, muy audible y también muy contagiosa.

Todos se ponían de buen humor y el ambiente se tornaba muy agradable en cuanto él llegaba. Siempre sonriente, de buen humor, disfrutando todo lo que hacía, y sin temor a exagerar, diría que, medido en porcentaje, el sonreía y reía el 90% de su tiempo. En una ocasión en la oficina, estando reunidos siete compañeros, y después de reír por uno de sus comentarios, le dije: “Paco, tú, hasta cuando estás enojado, parece que te estas riendo”. Los seis compañeros soltaron la carcajada cuando me contestó bromeando: “Pues tú, hasta cuando te ríes, parece que estas enojado”.

En otra ocasión, un amigo dedicado a las ventas industriales me comentó que su jefe le había dicho que su risa sonora -la de mi amigo- era molesta y muy fuerte y que ello provocaba incomodidad a quienes la escuchaban. Mi amigo estuvo reflexionando en los siguientes días acerca de lo audible de su risa, considerando que podría causar incomodidad en situaciones profesionales y se preguntaba si tenía que bajarle al volumen o quedarse mudo. Incluso pensó en regresar a su puesto anterior y dejar su puesto ejecutivo en ventas. Pero finalmente tomó una decisión: mantener su forma de reír y de disfrutar el buen humor en el trabajo, a pesar del comentario de su jefe. Lo anterior funcionó. Ahora estaba muy consciente de su risa y descubrió que ello no era un impedimento para progresar y dar resultados, su buen humor y su risa, se convirtieron en la firma de su personalidad, igual que mi compañero Paco. En una ocasión en que regresaba de sus vacaciones, los compañeros lo recibieron muy bien, diciéndole que lo habían extrañado mucho.

Las oficinas y todas las áreas de trabajo están urgidas de una buena dosis de risa. El impacto de la risa y el buen humor en el trabajo es muy positivo. Esto se ha demostrado en estudios hechos por instituciones muy respetables como Wharton, la escuela de negocios de Londres, y el Instituto Tecnológico de Massachussets, tal y como lo menciona Alison Beard en jun artículo del Harvard Business Review. La risa no solamente es buena en el trabajo, sino también muy necesaria.

Por supuesto que los excesos son malos, demasiado humor y demasiada risa no son recomendables. Y menos aun lo es el humor negro, el que ofende a algunos, el que incomoda y los dobles sentidos.

Al referirme a la risa en el trabajo, me refiero a la risa dentro de los límites de la decencia y el respeto. Debemos dejar que nuestra risa fluya, no todo el día, pero si todos los días. También es bueno estar conscientes del volumen de nuestra risa, que sea razonable y que no distraiga a los colegas. ¡A reír se ha dicho!

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