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El mal menor

ENRIQUE IRAZOQUI

La noticia ocupó los titulares de casi todos los medios. Nueve mujeres decidieron denunciar al tenor español de 78 años Plácido Domingo de haber cometido abusos sexuales en contra de ellas en alguna parte de sus carreras. Los hechos pasaron en algunos casos hace más de treinta años.

Fue la agencia noticiosa norteamericana Asociated Press (AP) quien decidió publicar este material y, por la relevancia del personaje implicado, la noticia evidentemente trascendió.

En otro escenario, esta misma semana se realizó una marcha en la Ciudad de México compuesta solamente por mujeres, quienes protestaban por una supuesta violación cometida en perjuicio de una menor de 17 años por seis policías, según los propios señalamientos de la denunciante.

La protesta de las féminas resultó vandálica y las autoridades del Gobierno de la capital del país, encabezadas por la científica Claudia Sheinbaum, de extracción morenista (o en blanco y negro, pupila del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador), tuvieron que comportarse de acuerdo a los postulados que el presidente López ha impuesto para su Gobierno, que es el no ejercicio de la fuerza pública en contra de manifestantes. Tuvieron que soportar los actos vandálicos de las enfurecidas quejosas, que a querer o no en medio de la turba dañaron propiedad ajena, pública y privada.

Posterior a estos hechos, se dieron a conocer videos tomados por cámaras particulares instaladas en domicilios privados contiguos al sitio donde la muchacha señala haber sido ultrajada por los uniformados, desde donde se puede desprender casi en totalidad lo que en realidad sucedió. Con minutos de diferencia, la afectada desciende de un vehículo en un cruce de calles a una distancia de alrededor de 80 metros de donde suceden las hechos; una vez fuera del vehículo que la trasladó al lugar, camina unas decenas de metros y justo donde se encuentra la puerta peatonal de una casa habitación en la que con la barda de la misma propiedad forma un pequeño zaguán.

Parece que la muchacha oprime el timbre, mientras permanece unos instantes en el mismo lugar, que justamente no se puede apreciar a plenitud porque la cámara de video que está registrando los hechos sufre una interferencia en su campo visual debido a un poste de electricidad que tapa precisamente el ancho de la puerta.

A los pocos minutos, una patrulla cruza por el lugar y se pasa algunos metros hasta detener su marcha, acciona la reversa y se detiene definitivamente a la altura del zaguán donde está la señorita y dos oficiales descienden para hablar con ella. La imagen se pierde un poco por el poste, que no deja ver a la mujer, pero sí a los oficiales. Desde ese ángulo es imposible señalar que se llevó a cabo una agresión sexual. Minutos después llegan más elementos policiacos y una ambulancia. En menos de media hora todos se han retirado y la calle vuelve a la tranquilidad de la noche.

¿Qué coincidencias se puede encontrar entre las imputaciones al astro de la ópera Domingo y lo sucedido con la denuncia de la presunta agredida por policías en la Ciudad de México y que desató la marcha vandálica?

Desafortunadamente es que hemos vivido y seguimos viviendo en un mundo machista, donde muchos individuos por siglos han abusado de sus posiciones para cometer actos cobardes en contra de lo que se solía denominar el sexo débil (en estos tiempos utilizar esta expresión resulta temerario).

Por fortuna hoy existen muchos conductos para denunciar y, en su caso, procesar aquellos actos delictivos como acoso y abuso sexual. Movimientos generados en los Estados Unidos conocidos como "Me Too" han creado la plataforma para denunciar a muchos de aquellos que han abusado de su poder sobre mujeres, particularmente en el medio artístico.

Sin embargo, estos nuevos tiempos han abierto espacios para cometer también atropellos sobre los hombres. La nueva dinámica permite arruinar el prestigio construido por décadas por algún personaje, incluso por medio de denuncias anónimas y mediáticas, como es el caso de Plácido Domingo. O pueden generar actos vandálicos y destrucción de patrimonio de terceros por una marcha ocasionada por una denuncia de una señorita que señala a policías abusando sexualmente de ella cuando las imágenes disponibles hacen casi imposible sustentar esa acusación.

Una ventana se ha abierto para que se realicen otro tipo de atropellos. Una mujer resentida o con algún otro interés puede destruir la reputación de un hombre simplemente con señalarlo con el dedo.

Sin embargo, aunque da mucha tristeza pensar que Plácido Domingo haya sido un acosador, más vale estos tiempos defensa a la mujer, con todo y que se abre la puerta al abuso injurioso, mientras cada vez se impidan más los abusos sexuales en contra de las mujeres. Más vale el mal menor.

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