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Baluartes de la educación

ENFOQUE

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

El mejor instrumento que los gobiernos tienen para ponerse en la ruta del progreso, acelerando su desarrollo y crecimiento, es sin duda alguna, la educación, y los valores adyacentes a ésta, que son su complemento: la cultura, la ciencia y la tecnología, herramientas todas éstas para estar en posibilidad de avanzar en la civilización.

Con razón se ha dicho, que la educación no es un gasto, sino una inversión; y es verdad, porque los recursos que se destinen y apliquen; primero, a procurar que la educación llegue a todos los sectores sociales, que no haya conglomerado social, por pequeño que sea, que no cuente con escuela, con maestros, con los equipos y los materiales necesarios y suficiente para llegar al objetivo de que todos los mexicanos tengan educación; y segundo, mucho más importante: mejorar la educación que se tiene, aspirar a la excelencia educativa, lo cual se logra con mejores contenidos, métodos de enseñanza y técnicas de aprendizaje, en una palabra, perfeccionar el proceso enseñanza-aprendizaje.

En el espacio infinito de la historia mexicana encontramos a tres personajes, identificados por el supremo amor que tuvieron a su Patria y por las considerables aportaciones que hicieron en el campo de la educación, caracterizados por haber promovido el laicismo, esencia de la educación pública en México; tres personajes cuyas vidas y trabajos significaron haber sentado las bases para dar a la educación el carácter de laica, nacional, democrática, gratuita, incluyente.

Estos personajes, que deben ser tratados como auténticos héroes civiles, pasan a veces desapercibidos o de plano no se les conoce, por lo que es bueno y recomendable que hablemos hoy de ellos, destacando en este Enfoque lo más importante y esencial de sus interesantes vidas y las acciones y obras que les dieron trascendencia histórica:

A.- GABINO BARREDA.- "Para comprender como ha sido posible que México llegara a ser un Estado laico, -dice Daniel Moreno, en *Los Hombres de la Reforma*-, es necesario señalar históricamente todos los esfuerzos, las luchas y la sangre que costó a lo largo del siglo XIX. Al mismo tiempo que se luchaba con las armas en la mano, se combatía en el campo de las ideas. En este segundo aspecto la figura del doctor Gabino Barreda tiene perfiles que lo sitúan como el más importante realizador de las reformas educativas".

Estamos en julio de 1867. Maximiliano ha sido derrotado y la República restaurada. El día 15 de tal mes y dicho año, Benito Juárez, tranquilo e imperturbable, hace su entrada triunfal a la Ciudad de México, como Jefe Político de la Nación, tras su heroica y austera peregrinación.

"Juárez sabía que en la educación radicaban muchas de nuestras fallas, que eran el origen de los más graves males del país. *El progreso político no sería posible sin el progreso en la educación*, y éste sin el progreso en todo el orden social y económico".

"Apenas instalado el Presidente Juárez, urgió a don Antonio Martínez de Castro, Ministro de Justicia e Instrucción Pública, para que de forma inmediata, se tratara de organizar el sistema educativo nacional. Tarea nada fácil y el Ministro de Instrucción y de Justicia confió el trabajo a don Francisco Díaz Covarrubias, ilustre liberal, a cuyo empeño se debe que el doctor Gabino Barreda fuera incluido en la comisión respectiva, y el alma y el propulsor del nuevo sistema educativo que durante cerca de medio siglo orientara la educación en México".

"Gabino Barreda había nacido en la ciudad de Puebla el 19 de febrero de 1818. Estudió en el Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México, donde también hizo estudios de Jurisprudencia. Dejó esa carrera para pasar al Antiguo Colegio de Minería en el que se dedicó al estudio de la Química. En 1843 lo tenemos en la Escuela de Medicina; y en 1847, afirma Fuentes Mares, la avalancha incontenible de la barbarie, retrasa su recepción en Medicina.

"Después marcha a Europa, y en el París de mediados del Siglo XX que había presenciado poco antes la Revolución de 1848, el estudioso mexicano concurre al Palais Royale donde escucha la lección directamente de Augusto Compte, creador de la filosofía positivista. Cuando vuelve a México, Barreda, en su maleta de viaje trae el instrumental básico con el que realizará su tarea: seis tomos del Cours de Philosophie Positive, poco menos que la Biblia, que durante mucho tiempo influyó en la educación nacional".

Nuevamente el País es invadido, ahora por Napoleón III, y el pensador positivista se refugia en Guanajuato, donde afila y prepara las armas que le servirán en su enorme labor.

"A una nueva etapa histórica tendrá que corresponder una nueva corriente de ideas. El mundo colonial que en 1821 fuera vencido políticamente, conserva en gran parte la dirección del País. Si bien es cierto que en algunos Liceos e Institutos provincianos: Oaxaca, Zacatecas, Mérida, Toluca, Guanajuato, se educan ya con nuevas ideas los hombres que habrán de realizar la Reforma, no será sino en 1857 cuando tratarán de liberarse en forma definitiva de la educación escolástica y monacal; pues el intento de Gómez Farías y el Doctor Mora, otro teórico de la educación en México, fracasó por completo, según es sabido, al retomar el poder el "espadón" Santa Anna. Apenas Barreda es llamado al trabajo, se pone a ejecutarlo de manera inmediata: el fruto se da en la Ley de 2 de diciembre de 1867, que establece los lineamientos conforme a los cánones del positivismo, de la nueva escuela mexicana, desde la elemental primaria, como se decía entonces, hasta la profesional; fundando de paso la Escuela Nacional Preparatoria".

"Las líneas fundamentales que constituyen el orgullo y la tradición de nuestro sistema educativo, son: enseñanza obligatoria, gratuita y laica. Dejemos que el propio Barreda nos diga cómo veía los problemas con que tendría que enfrentarse el sistema que estaba creando:

*La principal y más poderosa rémora que detiene a nuestro país en el camino del engrandecimiento es la ignorancia; la falta de ilustración de nuestro pueblo es la que lo convierte en pasivo e inconsciente instrumento de los intrigantes y parlanchines que lo explotan sin cesar; haciéndolo a la vez víctima y verdugo de sí mismo*.

*¿Qué son diez, quince o veinte años en la vida de una nación cuando se trata de cimentar el único medio capaz de conciliar la libertad con la concordia, el progreso con el orden? El orden intelectual que esta educación tiende a establecer, es la base del orden moral y social que tanto habemos menester*.

*"Emancipación científica, emancipación religiosa, emancipación política: he aquí el triple venero de ese poderoso torrente que ha ido creciendo día a día, y aumentando su fuerza a medida que ha tropezado con las resistencias que se le oponían; resistencias que alguna vez lograron atajarlo por cierto tiempo, pero que siempre acabaron por ser arrolladas por todas partes, sin lograr otra cosa que prolongar el malestar y aumentar los estragos inherentes a una destrucción tan indispensable como inevitable*.

*. . .el más seguro preliminar de la paz y el orden social, porque él pondrá a todos los ciudadanos en aptitud de apreciar todos los hechos de manera semejante, y por lo mismo uniformará las opiniones hasta donde esto es posible. Y las opiniones de los hombres son y serán siempre el móvil de todos sus actos...*.

"En su famosa Oración Cívica pronunciada en Guanajuato el 16 de septiembre de 1867, expresó: *que en adelante sea nuestra divisa LIBERTAD, ORDEN y PROGRESO: la Libertad como MEDIO, el Orden como BASE y el Progreso como FIN*.

B.- JUSTO SIERRA.- originario de Campeche, Campeche, donde nació el 26 de enero de 1848, el maestro Justo Sierra pertenece a una brillante generación que puso las bases de la ciencia y la educación nacional. Discípulo y continuador de la obra de Barreda, organizó la educación secundaria y preparatoria de la República con fundamento en la filosofía de Compte. Participó en la transformación de la Escuela Nacional Preparatoria, de la que fue catedrático titular de la materia de Historia.

Fue secretario de educación Pública en el gobierno de Porfirio Díaz y con tal carácter elaboró el más impresionante programa educativo que ha tenido el país. Su obra es imperecedera por el alcance de sus métodos y por la ambición de comprender en ella a todos los hombres de México.

De él se expresa el maestro y filósofo Antonio Caso: "Como estilista, Sierra es el más grande de los tres ideólogos mexicanos. Menos correcto que Ramírez, le aventaja, sin duda, en la sabiduría intuitiva de la expresión. Su prosa, amplia a veces, a veces incisiva y escultórica, es una de las más personales de América. No nos referimos a sus versos, porque él mismo solía asegurar que rara vez sintió abandonarse al glorioso delirio que causa en sus víctimas el sagrado tábano mitológico. No fue poeta en verso, sino extraordinario prosador, como el uruguayo Rodó y el ecuatoriano Montalvo; acaso el más grande que ha producido México. Si sus poemas adolecen de conceptuosidad y en ocasiones son historia, elocuencia y metafísica rimadas, en discursos de veras magníficos y sus nobles libros de historia, le aseguran uno de los puestos más encumbrados en los anales literarios de América. Es de los escritores representativos de la patria mexicana, y como tal habrá de consagrarlo la posteridad; más, todavía, ya lo ha consagrado".

C.- JOSE VASCONCELOS.- Inteligente, culto e inquieto, nace en la ciudad de Oaxaca el 28 de febrero de 1882. Tuvo una destacada y valiosa participación en la Revolución Maderista. Fue uno de los intelectuales destacados de la misma y a él se deben las bases del programa educativo de la revolución que inició cuando fue Rector de la Universidad Nacional de México de 1920 a 1924. A él se atribuye la autoría del Lema de la propia Universidad: "Por mi raza hablará el espíritu".

Creador del Ministerio de Instrucción Pública, fue su titular en el gobierno de Venustiano Carranza de 1920 a 1925. Fue el representante mexicano en los actos culturales de Brasil y Argentina; fundador del periódico La Antorcha; director de la Biblioteca Nacional de México y candidato a presidente de la República en 1929.

Escritor prolífico y pródigo, sus principales obras son: Pitágoras, Divagaciones literarias, Prometeo vencedor, La raza Cósmica, Metafísica, , Pesimismo alegre, Ética, Sonata mágica, Bolivarismo y Moroísmo, De Robinson a Odiseo, Ulises criollo, La tormenta, etc. Escritor y periodista murió en 1959.

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