La historia de Alejandro podría ser similar a la de otros que nunca habían probado el alcohol y drogas, pero que debido a circunstancias personales le abren la puerta a este tipo de vicios. (ARCHIVO)
Alejandro nunca había probado el alcohol hasta que vivió solo en Estados Unidos.
Su decisión de migrar al vecino país del norte en 2005 tuvo un alto costo para él, ya que se hizo adicto al alcohol durante dos largos años.
Alejandro recordó que a los 21 años nunca había probado ningún tipo de droga legal o ilegal, pero que al estar solo en la Unión Americana y vivir con una familia, lo obligó primero a aislarse de las personas, a no querer salir, por lo que ahorraba y mandaba dinero a su familia.
Sin embargo, las cosas cambiaron cuando comenzó a salir a bares, en donde, dijo, "las mujeres ahí le invitan a uno la bebida y de ahí en adelante seguí bebiendo".
Aunque mencionó que el sabor del vino no le agradó, lo que le impulsó a seguir bebiendo fue el hecho que la bebida alcohólica lo hacía extrovertido, por lo que bailaba y hablaba con la gente.
Poco a poco el vicio lo envolvió a tal grado que de su rutina de trabajar de lunes a viernes todas las semanas y descansar los sábados y domingos para tomar, en un año solo laboraba unos días para tener dinero para poder tomar. Citó que en poco tiempo perdió la confianza de la familia que lo hospedó en su casa y se quedó sin trabajo.
DE REGRESO
La enfermedad de sus padres fue lo que lo obligó a regresar a su país de origen.
Pese a que sus padres estaban al pendiente de Alejandro, él comenzó a probar la cocaína. Por ello, decidió pedir ayuda en Alcohólicos Anónimos (AA) para salir de esta enfermedad.
Confesó que ha tenido altas y bajas, y que ya tiene tres meses que ya no ha tomado alcohol, pero no ha podido hacer lo mismo con la droga.
Dijo que llegar a AA le cambió rápidamente la vida, asegurando que de inmediato lo sintió al no sentir la "cruda" moral y física todas las mañanas.
Actualmente Alejandro trabaja de jardinero en una empresa trasnacional desde hace ocho años, por lo que debe laborar día a día para estar alejados de los vicios. "Hay días buenos y otros malos."
Por el amor a su hija Kenny de 7 años y su esposa, Alejandro manifestó que "lo que deseo es ser el mejor padre para mi hija" y seguir al lado de su esposa.
Indicó que en la empresa ya le han advertido que debe dejar los vicios para mantener su empleo, por lo que Alejandro afirmó estar consciente del problema y que "para mí es fundamental el apoyo de sus compañeros, del programa de AA y de su padrino para seguir adelante".
