A 186 años de su muerte, que se cumplen este sábado, el legado del arquitecto, pintor, escultor y grabador sigue vigente como muestra de lo mejor de la arquitectura neoclásica en México entre los siglos XVIII y XIX.
Nacido en 1759, en Celaya, Guanajuato, Francisco Eduardo Tresguerras comenzó su formación académica en la Academia de San Carlos, como alumno irregular, de acuerdo con información del portal buscabiografías.com.
En tanto que en la revista Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el artículo titulado Un documento y un proyecto de Francisco Eduardo Tresguerras, se anota que sus primeros encuentros con las bellas artes fueron de manera autodidacta.
Impulsado por las obras de arquitectos previos como los italianos Jacopo Vignola, Marco Vitrubio y Sebastiano Serlio, así como a sus contemporáneos Palomino y Ponz, comenzó con su propia práctica cotidiana.
Conocido como "el Miguel Ángel mexicano", por incursionar además de la arquitectura en la escultura, pintura, poesía y música, según el artículo Dibujos y proyectos de Tresguerras, de la revista Anales, como escultor fue un frío neoclásico que no salió nunca de las reglas académicas, pues no logró adquirir una personalidad en este sentido, como Manuel Tolsá.
Mientras que como pintor, además de su autorretrato, unas grisallas de San Francisco y Tercer Orden de Celaya, así como algunos paisajes, no pasó de ser un buen aficionado, como poeta no existió y como músico tampoco. Tresguerras fue ante todo un arquitecto pero también un excelente dibujante, según la fuente.
Mientras que en la revista electrónica Vita Brevis del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se anota que Tresguerras, a pesar de promover un arte racional como lo era el neoclásico, no pudo evitar que el contexto barroco que lo envolvía se hiciera presente en sus obras.
Fue autor de un número singular de edificios entre los que sobresale su máxima obra, el Templo del Carmen.
Otras creaciones destacadas suyas son el obelisco y la fuente conmemorativa del rey Carlos IV, así como la iglesia de la torre de San Agustín, la torre, cúpula y altares de San Francisco, los altares de la Tercera Orden y el puente de cinco ojos sobre el río de La Laja, eb su natal Celaya.
Por otra parte, en Querétaro se localiza la Fuente de Neptuno y en San Luis Potosí, como testimonio de su obra, el Teatro Alarcón, el altar mayor de la iglesia del Carmen y el obelisco conmemorativo de la independencia en la plaza mayor.
Escribió obras devocionales como Novena de María Santísima Dolorosa, en 1817, y Los afectos a María Santísima Dolorosa. Ensayos para pedirle su asistencia en la hora terrible de su muerte. Consideraciones piadosas en la vida. Interesantes verdades que descubren nuestra miseria, en 1818.
Cabe mencionar que de su incursión en la pintura recientemente fue descubierta la obra La piedad de Tobías, que pintó en el Templo del Carmen, en Celaya, de acuerdo con una publicación del periódico celayense El Sol del Bajío.
Autonombrado con cierta ironía como "arquitete", con la intención de burlarse mediante esa palabra de otros arquitectos del Bajío, Francisco Eduardo Tresguerras plasmó en su legado soltura, gracia, nerviosidad displicente y de buen gusto, que vio su última luz el 3 de agosto de 1833 en Celaya, Guanajuato.
