Cultura

Una danza heredada a caballo

Armandina Segovia porta el legado familiar de la danza de los caballitos en Viesca

SAÚL RODRÍGUEZ

La leyenda narra que Ramiro I de León libró una lucha épica contra los musulmanes en la llamada batalla de Clavijo, sucedida en el año 844.

Todo parecía perdido para las tropas del rey español, pues los moros acariciaban la victoria con el filo de sus cimitarras. El monarca pensó en desistir, pero una noche el apóstol Santiago (nombrado patrono del reino español por Alfonso II) se le apareció en sueños y lo motivó a no rendirse.

Al día siguiente el rey entró a todo galope a la batalla. Una estrella roja iluminó el cielo y la historia cuenta que el apóstol Santiago descendió de las alturas montado en un caballo blanco y armado con una espada. Acompañó a Ramiro I y vencieron a los moros.

Esta leyenda sobrevivió a los siglos y cruzó el océano Atlántico viajando en la memoria de los conquistadores españoles. Así llegó a Nueva España, donde tiempo después se trataría de representar la hazaña del santo a través de una danza.

LLEGADA A MÉXICO

Los orígenes de la danza de los caballitos en México son difusos. Hay quien dice que esta representación de la batalla de Clavijo fue realizada por primera vez en el Templo de la Virgen del Refugio, en Fresnillo, Zacatecas, en 1847.

También se asegura que en Viesca, Coahuila, ha existido desde su fundación en 1731.

Actualmente, se tiene registro que esta danza también mes practica en regiones de Tamaulipas, Puebla, Nuevo León y Guerrero. Cada una de estas zonas le impregna sus propias tradiciones y le brinda una identidad propia, aunque la línea dramática de abordar la victoria de los españoles contra los moros y de venerar al apóstol Santiago se mantiene como su columna vertebral.

LA DANZA DE VIESCA

El cronista Manuel de Jesús Lastra López indica que el origen de la tradición de la danza de los caballitos en Viesca se difumina en historias diversas.

"Por no haber un testimonio documental, se desconoce a ciencia cierta de dónde proviene esta danza. Algunas personas dicen que llegó del vecino estado de Zacatecas al igual que las pastorelas. Otras personas opinan que fue traída de Saltillo, Coahuila. Lo que se logró investigar fue que el señor José Segovia la reactivó después de una promesa que hizo en 1930".

Segovia fue el encargado de mantener latente la tradición hasta que entregó la danza a Juan Adriano (su consuegro), quien a su vez la cedió en 1959, acompañada de la imagen del santo Santiago, la tambora y el violín, a la familia Aguirre.

"José Segovia la reactivó, pero es tan antigua como nuestro pueblo; Santiago apóstol siempre ha sido nuestro patrón pero no hay un documento para poder hablar con certeza. Es mucho más antigua que 1930, cuando este señor la reactivó, después de una promesa que hizo. Pero ya había estado muchos años antes, probablemente se desbarató y volvió a funcionar otra vez", comenta el cronista.

LEGADO

En un domicilio frente a la plaza del Carmen de Viesca, Armandina Segovia Adriano, nieta de José Segovia y de Juan Adriano, narra la herencia dancística que ha vibrado en los lazos de su familia. Armandina está sentada en la sala de su hogar y, bajo la tranquilidad que cubre al pueblo, resaltan vivos detalles que refieren a la tradición de la danza: caballitos de madera envueltos en coloridas nahuillas y una pequeña escultura del santo Santiago al fondo.

"Mis familiares dicen que mi abuelo José Segovia prometió una manda y trajo esta tradición de Zacatecas. Él compró un santo Santiago, que está ahorita en poder de la familia Aguirre, es una pintura en lienzo (…) En tiempos de pitaya (fruto de un cactus) él se iba al cerro a juntar la pitaya para hacer su alcancía y hacerle la comida al santo Santiago, a todos los danzantes, para hacerle su reliquia".

Armandina ha vivido toda su vida arropada por esta tradición y por ello conoce su significado como las líneas que surcan las palmas de sus manos.

Describe que la danza se compone de 25 elementos, niños o adultos, distribuidos en dos filas de 12 personas cada una, además de un abanderado.

Cada uno de ellos carga un caballito que se realiza a partir de la fabricación de un armazón o huacal de varas flexibles de árboles como mimbre o granado. Las varas se amarran con tiras de trapo para darle al huacal la forma del cuerpo de un caballo y se le cosen tirantes para que el danzante pueda montarlo. Además, es decorado con crines reales, la cabeza es de madera y tradicionalmente se usan canicas para representar sus ojos.

Los caballitos se visten con una nahuilla, que es decorada a mano con lentejuela, y según de su función depende su color. La tela debe ser resistente y larga para cubrir los pies de quien porta al equino.

"Van cruzándose los unos a los otros, como que van peleando y ése es el simulacro, ellos no llevan guaje, en lugar de ello llevan sus espadas".

En escena, una fila de danzantes es conformada por quienes representan a los cristianos, a las tropas de Ramiro I, cargan una espada de madera y visten a sus equinos con telas de diversos colores.

Otra es conformada por quienes representan a los moros, armados con cimitarras, hechas también de madera, y sus caballos siempre van vestidos de negro.

Adelante de la peregrinación va el abanderado, quien representa al santo Santiago. Es quien lidera la danza, marca el paso y su caballo siempre es blanco, como el de la leyenda.

Una tambora y un violín acompañan a la danza y tocan sones como "Las monjas", "El endiablado", "Ahí vienen los indios", "La viborita", "El paradito" y "La caminata".

La danza de los caballitos es clave en las fiestas por el aniversario de Viesca, donde desde la mañana del 25 de julio danzan frente a la iglesia del santo Santiago.

Por ello, Armandina se pronuncia orgullosa de las tradiciones que su familia ha forjado en el pueblo coahuilense.

"Viesca de mis amores, como dice un sacerdote. Yo nací aquí, amo mi pueblo, Ahora que nos dieron el nombramiento de pueblo mágico nos dio mucho gusto", finalizó.

Tradición familiar. José Segovia, el abuelo de Armandina Segovia, fue quien impulsó la danza de los caballitos en Viesca durante el siglo XX. (VERÓNICA RIVERA)

Tradición familiar. José Segovia, el abuelo de Armandina Segovia, fue quien impulsó la danza de los caballitos en Viesca durante el siglo XX. (VERÓNICA RIVERA)

Representación. El caballo blanco de madera rememora al que montó el apóstol Santiago. (VERÓNICA RIVERA)
Representación. El caballo blanco de madera rememora al que montó el apóstol Santiago. (VERÓNICA RIVERA)

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