En días pasados se han reportado al menos un par de videos donde se ven involucrados agentes de vialidad en Torreón en su actuar con ciudadanos.
En uno de ellos, en plena explicación de un oficial a un conductor que intercambia reclamos del porqué de su detención para aplicar una multa, un segundo agente le lanza una cachetada al inconforme presunto infractor.
Claramente en ese video se establece que el cobarde que lanza el golpe lo hace con toda alevosía, dando un giro a la situación, que en una discusión interpretativa de los hechos por parte del primer oficial, que con firmeza expresa los motivos para realizar la infracción, el segundo agente de tránsito cobardemente da ese golpe.
Ante este acontecimiento, el siempre polémico titular de la dirección de Vialidad de Torreón, Pedro Luis Bernal, reaccionó ciertamente diciendo que claramente se había cometido un exceso y que su subordinado por principio sería suspendido quince días sin goce de sueldo mientras concluyen las investigaciones del caso. El alcalde Jorge Zermeño reaccionó en sentido similar, pero agregó a modo atenuante para el agresor que en ocasiones los ciudadanos se exceden en sus reacciones ante el trabajo que realizan los agentes de tránsito, que en ocasiones son insultados e incluso agredidos físicamente por infractores inconformes. Existen también videos al respecto.
El segundo caso de estos últimos días expuesto en las redes sociales se trata de la denuncia realizada por el señor Esteban Maldonado, quien expone en su material una queja debido a que un taxista es infraccionado al aparcar su vehículo en una zona de descenso y ascenso de usuarios, haciendo procedente la infracción. La queja que hace Maldonado es que los agentes en este caso mostraron una carencia de criterio, puesto que si bien es cierto que el taxista estaba en una zona marcada como prohibida para el estacionamiento, este lo había hecho para auxiliar a un par de personas de la tercera edad a descender de su unidad. Los tránsitos aun así le infringieron la multa sin valorar la facilidad que se le estaba dando en ese momento al par de señores que cuentan ya con muchos haberes.
Ante estas circunstancias, el señor Bernal el día de antier señaló que la presente administración municipal trabaja en un proyecto donde se contempla dotar a los agentes viales con cámaras de video para documentar su accionar con los ciudadanos infractores. De igual forma el director Bernal dice que se está evaluando la factibilidad de dotar con equipo suficiente para que aquellos que sean multados puedan liquidar la infracción ante el mismo oficial que les ha impuesto la sanción, evitando así que el ciudadano tenga que trasladarse a la presidencia municipal a pagar su infracción y recoger su garantía.
La verdad es que las dos cosas son buenas ideas. Son más comunes de lo que cree las agresiones físicas y verbales que se llevan los agentes de vialidad al realizar su trabajo, pero también existen las cobardías y abusos que estos en ocasiones cometen en detrimento de los ciudadanos. ¿Qué mejor entonces que existan videos de los oficiales que dejen registro de su proceder y así se evitan muchos problemas de interpretación de los hechos?
De igual manera, el que un agente pueda cobrarle legalmente a un infractor en el mismo sitio de la multa, lo que evita que el segundo tenga que destinar su tiempo para ir a presidencia a pagar, no es más que un progreso de tecnología aplicada.
El problema, sin embargo, viene cuando es un hecho que las multas de tránsito han sido una estrategia de la administración de Jorge Zermeño para recaudar más dinero para las arcas municipales, por ello la percepción ciudadana de que los tránsitos están más que nunca ávidos de levantar multas para que el Municipio tenga más dinero.
Es inobjetable también que esta actitud de convertir al departamento de Vialidad en una unidad recaudadora como quiera que sea ha traído más orden vial y mayor respeto al reglamento, aunque también podría hacerse con una postura más preventiva, pero esta no deja dinero, quizá por ello el presidente Jorge Zermeño prefiere a sus agentes infractores.
