Bessudo recibió mucha publicidad en los espacios radiofónicos y televisivos en los canales de Azcárraga, un sueño que tenía desde hace varios años. (ARCHIVO)
Fue una transacción de 425 mil pesos, pagados en dos partes al empresario de origen judío, Isaac Bessudo, dueño de la embotelladora Jarritos, la primera de 125 mil, a pagar en julio, la segunda de 300 mil, a liquidar en agosto, todo soportado por Radiodifusora Mexicana SA.
El contrato habla que la entrega se realizó un 22 de julio, hace 60 años, en ese tiempo el América era un club en crisis y no tenía rumbo preciso ni futuro.
Bessudo había comprado al club en 1956 para evitar su desaparición, pero nunca lo pudo consolidar como un gran negocio. A la llegada de Azcárraga, América cambió, de inmediato el empresario radiofónico-televisivo lo volvió el "malo de la película", comparándolo con los "chicos buenos", los provincianos del Guadalajara, y construyendo una gran rivalidad que desembocaría en el Clásico Nacional.
Además del dinero, Bessudo recibió mucha publicidad en los espacios radiofónicos y televisivos en los canales de Azcárraga, un sueño que tenía desde hace varios años.