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Crónica Gomezpalatina

La tradicional danza de matachines y la danza de la Sagrada Familia

(CORTESÍA)

(CORTESÍA)

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

(SEGUNDA PARTE)

Nos referíamos en la crónica anterior al tema de la danza de matachines y a la participación por demás impactante de Chuyito Fernández en la misma durante casi 8 décadas, en las que se consagró como el personaje más importante de la danza folklórica en Gómez Palacio, dejando una trayectoria incomparable que aún se conserva en la memoria de quienes tuvimos oportunidad de conocer sus actuaciones, la pasión y la vehemencia que imprimía en todas las ocasiones que le correspondía danzar, grabadas para siempre en el recuerdo colectivo de los habitantes, como un espectáculo grandioso de gran belleza, con el fondo de espiritualidad de una devoción genuina y generosa. Para recopilar esta información contamos con la valiosa ayuda de la Ing. Dora Elia Reséndiz López, en el marco de sus labores de preparación de los trabajos realizados en la Escuela Superior de Danza Folklórica Zitlalkiahuitl.

Continuamos citando que, Chuyito cada tres años elaboraba sus propios diseños, para darle cambio al color rojo tradicional del vestuario, lo cual resultaba del agrado de los habitantes, que aplaudían el talento de Jesús, sobresaliendo siempre con su danza por el colorido y el entusiasmo de sus damas danzantes, ya que se advertía que lo hacían por la fe religiosa, y no como actualmente lo hacen algunos grupos, por la paga que se les entrega.

En paralelo a su afición por la danza, Chuyito tuvo una vida artística muy interesante, a fines de los años 60s. participaba en caravanas donde bailaba flamenco, utilizando el nombre de “Chavalillo Fernández” alternando con la reconocida actriz cómica del cine nacional de esa época, doña Consuelo Guerrero de Luna, el tenor Jorge Banuet y el cantante de ranchero Lorenzo Hernández, nombre real de Lorenzo deMonteclaro, haciendo sus presentaciones en la Arena Olímpico Laguna. En los bailes del recuerdo con la orquesta de Beto Díaz, participaba en los concursos de baile compitiendo en diferentes ritmos, obteniendo premios en mambo y rock and roll, llevando de compañera a su sobrina María de Jesús Márquez “Chata”, con quien siempre tuvo una estrecha relación.

Colaboraba con las Iglesias de la comunidad presentando teatro infantil, y las ganancias se invertían en obras tales como: la construcción de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y la de Santa Rosa de Lima, y la adquisición del candil central de la Iglesia de Guadalupe.

Formó un grupo muy destacado de chambelanes que participaban en diferentes eventos sociales como quinceañeras, donde los jóvenes actuaban en originales coreografías montadas para la ocasión. Trabajó durante doce años al lado del reconocido diseñador de costura Mario Pardo y después instaló su propio taller con personal especializado en el bordado de prendas y él se encargaba del diseño y elaboración de elegantes trajes para fiestas, bodas y quinceañeras. Con el conocimiento adquirido, se especializó en el diseño del vestuario para los grupos de danza, y a la fecha cuenta con varios diseños y la habilidad suficiente para elaborar cualquier tipo de vestuario.

Perteneció al ballet folklórico “Coyolxauqui” de la Casa de la Cultura de Gómez Palacio, dirigido por el profesor Eduardo Velázquez Alcázar, quien fuera primer bailarín del Ballet Nacional de Amalia Hernández.

Un acontecimiento sumamente destacado en su carrera profesional, fue la elaboración y el diseño del traje regional que en 1978 portó la Señorita Durango Roselina Rosas Torres en el Concurso Señorita México, en televisión a nivel nacional en el afamado programa del señor Raúl Velasco, traje que obtuvo el primer lugar en el Certamen y el cual le había sido encargado a Jesús por las autoridades de Turismo de nuestro estado.

Su diseño fue una inspiración de la danza dematachines utilizando carrizo natural sin brillo alguno, logrando un éxito más de los muchos que ha obtenido este voluntarioso y ejemplar gomezpalatino, a quien le debemos un merecido acto de reconocimiento público, lanzando la iniciativa para tratar de que las autoridades culturales la tomen en cuenta por ser de justicia y valoración de una labor de gran significado.

Tomando en cuenta los antecedentes de la danza de matachines en La Laguna y el sentido religioso de esa celebración, un grupo de damas pertenecientes a la comunidad asistente a la Iglesia de la Sagrada Familia de la Colonia Las Rosas y El Campestre, por iniciativa de la doctora Sandra Cecilia Ramos Luna, quien congregó a un grupo de amigas, para integrar el grupo de danza de matachines que representaría a esa Iglesia, actualmente a cargo del Párroco ArturoMacías Pedroza. En un principio la invitación se hizo corriendo la voz para participar y el sonido de los tambores congregó a las personas que simpatizaban con esa tradición, y en el terreño aledaño a la Iglesia, se empezaron a integrar unas pocas personas, para finalmente completar más de 30 participantes a principios de octubre de 2018, quienes desde luego iniciaron los ensayos, finalizándolos el mes de noviembre, para comenzar a fines de ese mes con la bendición de las naguillas y una peregrinación al TSM y enseguida dar comienzo al novenario a la Virgen de Guadalupe y culminar las presentaciones el día de la Sagrada Familia el 30 de diciembre de ese mismo año.

La elaboración de las naguillas corrió a cargo de la señora Rosa Alicia Ramírez Flores, quien las confeccionó en su local del interior del Mercado José Ramón Valdez de Gómez Palacio. Esta prenda es la más importante del vestuario, ya que las danzantes sólo llevaban un paliacate en la cabeza. La danza montada en la iglesia ya cuenta con un antecedente de 30 años, por haber sido iniciada por la señora Soledad Carrillo Luna con la colaboración de sus hijos Minerva y Francisco Ramos Carrillo, Minerva se hacía cargo de señalar los pasos y Francisco era el tamborero y único hombre del grupo que está integrado por damas exclusivamente, de acuerdo a la iniciativa propuesta por Chuyito Fernández hace ya muchos años. El entusiasmo de las damas danzantes, la disciplina y el fervor que observaban durante sus interpretaciones, era muy notable y llamaba la atención tomando en consideración que, en esa zona de la comunidad, es más reservada la aceptación a esas manifestaciones de cultura popular. Parte de los propósitos de la formación de la danza se deben a penosos sentimientos familiares en casa de la doctora Sandra y a la vez la admiración que le causaba observar la reliquia que ofrecía su vecina la señora Mirna, dedicada a la Virgen de Guadalupe desde hacía más de 20 años, que es la más notable de esa colonia, del sector sur de la población.

La tradición de la danza de matachines continúa siendo muy aceptada y respetada por los gomezpalatinos, lo que ha resentido cambios importantes es la forma de ofrecer las reliquias, que se ha vuelto más familiar y reservada para quienes tienen relación más cercana con quienes la ofrecen, debido a que, a últimas fechas, personas que no tienen verdadera devoción se han vuelto más bien en recolectoras de ofrendas, que en participantes en la fiesta popular religiosa. La comunidad seguramente está deseosa de escuchar nuevamente el llamado colectivo del tambor, para tener la oportunidad de deleitarse con esta brillante y enjundiosa muestra de nuestro folklor nacional, que llegó a nuestra comarca lagunera para tomar carta de residencia definitiva y constituirse en motivo de orgullo y alegría, y a la vez en fuente de trabajo para mucha gente que se dedica a elaborar los adornados penachos , los hermosos bordados, la naguillas, los arcos y las sonajas de guaje, entre otros elementos indispensables para una adecuada presentación, como es el caso de la señora Leticia Ramírez Rodríguez locataria también del mercado José Ramón Valdez, quien prepara toda la indumentaria tradicional durante el año, a fin de estar preparada para atender la demanda de lo que requieren los danzantes.

Muy contentos en nuestra comunidad, que nuevos grupos de danza como el de La Sagrada Familia de la Colonia las Rosas, sigan con la hermosa tradición y devoción a la Santa Patrona de los católicos mexicanos, a través de la danza de matachines, que con esta difusión contribuyen a la permanencia de los bienes espirituales y culturales de los auténticos gomezpalatinos, gente de bien y de convicciones sólidas y nobles.

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