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Las palabras tienen la palabra

El cuerpo tiene sus olores

COLÚMNA POSTUMA DE JUAN RECAREDO

Estamos en verano y el calor está en su apogeo. Por supuesto que hay ciudades en las que hace más calor que en otras, pero en general, ahora se siente un clima caluroso y con ello, ¡el cuerpo suda! Algunas personas dicen que sudar es bueno para bajar de peso y puede ser que hasta cierto punto esto sea verdad, porque el cuerpo expulsa una gran cantidad de agua por medio del sudor y esta deshidratación quita algunos gramos de encima al cuerpo. Sin embargo, la función principal del sudor es refrescar, bajar la temperatura del cuerpo.

Con la sudoración, se expulsan toxinas del cuerpo que se juntan con otras bacterias que ya están en la superficie de la piel y generan olores que, pues seamos honestos, generalmente son desagradables. Digo, el que no me crea basta con que se suba a un transporte colectivo en "hora pico" y sin aire acondicionado… o en el metro lleno de gente… A veces huele, tanto a sudor - y otras cosas - que uno respira nada más lo necesario para no desmayarse.

El cuerpo humano tiene muchos olores y algunos nos parecen desagradables. Por eso hay tantos productos para eliminarlos o siquiera disimularlos un poco: desodorantes, cremas, lociones, perfumes, champús y mil cosas más que "tapan" los olores naturales del cuerpo con aromas frutales como kiwi con frutos rojos o cremas con olor a pera… y ahí anda caminando uno oliendo a frutería, que es mejor que oliendo a puro "pasuco". ¿Y qué es el "pasuco"?, preguntará algún lector... Pues es una palabra inventada por no sé quién para nombrar un olor corporal muy desagradable: el "pasuco" sería: "patas, sudor y cola", tomando la primera sílaba de cada palabra para inventar otra.

Hace un momento que usé la palabra "aroma", recordé que mucha gente lo utiliza erróneamente: "Me llegó un aroma muy feo", dice la señora apretando la nariz haciendo un gesto de desagrado. Pues señora, yo le digo que el "aroma" significa "olor muy agradable", entonces, por definición, no puede existir un aroma feo.

"¡Aquí huele a rayos!", dice otra señora al entrar a la habitación de su hormonal vástago - o sea, de su hijo que está en la pubertad - y lo que quiere decir es que huele mal, aunque hasta donde yo sé es imposible oler a un rayo y ni siquiera sabemos si huele mal.

Otra expresión que usted tal vez conozca es: "¡huele a choquía!", y yo le digo que el término puede ser que no lo encuentre en el diccionario, si acaso en alguno de mexicanismos. Un trapeador sucio, un trapo húmedo oloroso, pero sobre todo un plato o vajilla que no se lavó bien, todo ello produce un olor a "choquía". También, se le dice "choquilla", "choquiya" y algunas otras variantes, mientras que los etimologistas nos dicen que es una palabra proveniente del náhuatl xochializtli, que quiere decir "mal olor".

Tufo, hedor, pestilencia, cochambre, son todas palabras para referirse, de alguna u otra forma, al mal olor… También, está "catinga", que es una palabra guaraní que usted puede encontrar en el diccionario y que significa "el olor desagradable e intenso que emana de aglomeraciones de personas".

Y antes de que empiece yo a apestar, por hoy me despido de usted, amable y fragante lector.

Soy don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Óscar Salinas: ¿se dice "polvadera" o "polvareda"?

LE RESPONDO:

Lo correcto es "polvareda" para referirse al polvo que se levanta de la tierra. Un caso similar es el de "humareda" - que no debe decirse humadera -que es una nube de humo.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

El argumento más difícil de refutar es el silencio.

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