Con el modelo Cupra, buscan crear un estilo único de poder para cualquiera que lo maneje. (EL UNIVERSAL)
No estamos a inicios del siglo XX o en las décadas inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial para atestiguar el nacimiento masivo de marcas automotrices alrededor del mundo.
Esto obedece al hecho de que los consorcios automotrices más arraigados cuentan con cerca de un siglo de experiencia y que el aventurarse a construir automóviles es cada vez más complejo y costoso por la carga tecnológica que los autos deben tener.
Sin embargo, el cambio de milenio, la llegada de los smartphones y el auge de las plataformas digitales no nos han privado de ver el nacimiento de algunas marcas de autos que en solo unos años han robado la atención del público por sus características y por la peculiaridad de nacer en "tiempos difíciles".
Tal es el caso de Cupra, la otrora división de desempeño de Seat que, de mano del liderazgo de Luca de Meo, se ha independizado como una marca propia con una filosofía de producto muy distinta a lo presente.
Para conocer las razones de su nacimiento, el por qué decidieron separarse de Seat y qué tan bien se maneja su primer modelo, nos dimos una vuelta por la planta de Martorell, en España, donde pudimos entender por qué Cupra tiene un futuro prometedor.
EN EL EPICENTRO DEL DESEMPEÑO
Si bien la decisión de administrar a Cupra como una marca independiente es arriesgada, sería insensato cortar los lazos de golpe con Seat y, por esa misma razón, ambas empresas usan como base central las oficinas ubicadas en la provincia catalana de Martorell.
En estas oficinas nos espera Antonio Labate, director de estrategia, desarrollo de negocios y operaciones de Cupra a nivel global; en una sala estilizada de tonos mezclados entre colores negro y cobre.
Antes de iniciar la entrevista, Labate "chulea" los lentes de sol con mica ámbar que cuelgan de mi camisa y me comenta que "son muy Cupra", pues para el directivo italiano, una de las razones por las cuales la marca se independiza es para "explorar los elementos que trascienden a la compra de un auto".
Por esa razón, a la par del nacimiento de Cupra, la marca se ha aliado con pequeñas compañías de distinta índole pero con los mismos principios de sofisticación, estilización y de moda contemporánea.
Entre ellas, está una firma de chamarras de piel italiana que solo fabrica 500 unidades al año, una compañía de bicicletas ultraligeras con una producción anual que no supera las 100 unidades, una línea de bolsos para mujer, talleres de joyería y hasta una marca de lámparas LED con diseños irreverentes.
De hecho, a los primeros clientes de Cupra se les ha obsequiado un brazalete metálico que los identifica como clientes de la marca.
"Estamos muy convencidos de que nuestros futuros clientes son personas que disfrutan del manejo deportivo pero también les gusta la estilización, desde la ropa que eligen para vestir hasta los lugares que visitan para comer algo. Queremos que la 'Cupra Tribe' se identifique con algo más que un logo. Deseamos crear un verdadero sentido de pertenencia con la marca a través de nuestros brazaletes y con muchos elementos que ofreceremos a la par de nuestros autos", señala Labate. La decisión de separar a Cupra de las operaciones de Seat obedece a la intención de quitarle a sus futuros autos el perfil de un producto de volumen.
Para Antonio Labate, la existencia de Cupra como una simple división de desempeño de los autos Seat era una oportunidad desperdiciada en un nicho de negocios muy grande dentro del mercado global.
"Desde que llegué a Seat, Cupra me pareció como un diamante en bruto que reunía una gran pasión por los coches deportivos pero que podría brillar aún más. Cuando anunciamos el nacimiento de Cupra como marca independiente, muchos comentaron que era un capricho de Luca de Meo (CEO de Seat) y mío, pero en realidad fue una decisión muy bien pensada para hacer más fuerte a la compañía.
"Cupra es una excelente expresión de deportividad y performance con una imagen muy urbana que nos hace creer que puede ser explotada a través de distintos productos. Hoy todos hablan de manejo autónomo y de movilidad electrificada con objetivos de eficiencia. Nosotros vamos contra esta corriente y buscamos apelar ese sentido apasionante de poder pilotar un coche veloz, que es un sentimiento que, en algunos casos, se remonta desde la infancia. Por eso, siempre buscaremos crear autos que sean emocionantes de manejar", señala Labate.
La intención de la marca española es aprovechar el espacio que hay entre las marcas de volumen y la firmas de lujo para ofrecer productos diferenciados en desempeño.
EL PRIMER PASO
En el pasado Auto Show de Ginebra, Cupra presentó el primer vehículo totalmente desarrollado por la marca. Este lleva por nombre "Formentor" y se trata de un crossover con motorización plug-in hybrid que tiene 245 caballos de fuerza y un rango de autonomía en modo completamente eléctrico de 50 kilómetros.
Este modelo toma su nombre del risco más pronunciado de las Islas Baleares en Mallorca, España, y cuenta con un diseño completamente identificable a la nueva marca.
Su producción iniciará en 2020 y la comercialización de este modelo en mercados europeos está planeada a finales de dicho año. Sin embargo, el primer paso que Cupra ha tomado para nacer como una marca es similar al realizado por Citroën con sus filiales DS o Fiat con Abarth.
Es decir, tomar como base un vehículo que en apariencia es muy similar al de la "marca madre" pero que mecánicamente es completamente diferente.
En el caso de Cupra, decidieron iniciar su aventura comercial independiente con la SUV compacta de Seat, Ateca, gracias a la enorme demanda que tiene este tipo de carrocerías a nivel global.
Para conocer el resultado de este ejercicio, luego de nuestra visita a Martorell, nos fue entregada una Ateca Cupra.
Con la agenda libre y muchos caballos de fuerza a nuestra disposición tomamos las carreteras que cruzan Barcelona para conocer el desempeño de la Cupra Ateca.
La principal intervención que el equipo de ingenieros de Cupra le dio a la Ateca radica en el motor. Este es el conocido propulsor de cuatro cilindros turboalimentado que Grupo Volkswagen tiene en modelos como el Golf R y que, para el caso de caso de la Cupra Ateca, ha sido configurado para entregar 300 caballos de fuerza.
Este mecanismo logra aceleraciones constantes de 0 a 100 kilómetros por hora en 4.7 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h lo que lo coloca en registros similares a los de una Porsche Macan en su versión de entrada.
Este aumento de potencia está acompañado de una mejora en la manera en la que se comporta en carretera, pues si la Seat Ateca era ya una de las mejores SUVs en cuanto a maniobrabilidad, el trabajo de Cupra en el sistema de dirección ha convertido a esta versión en un verdadero deleite a altas velocidades.
La suspensión también tiene sus cambios y, a pesar de que la Cupra Ateca se siente más dura que la ejecución de Seat, ésta SUV no se convierte en un vehículo incómodo para conductor y pasajeros.
Una de las virtudes más interesantes de este modelo es que, cuando es configurado en el modo de manejo más deportivo, el motor expulsa un sonido que nos hace olvidar que nos encontramos en un auto que puede llevar a la familia de viaje.
El interior goza de un "upgrade" en la manufactura y calidad de los materiales que lo componen para convertir al espacio interno de la Cupra Ateca en una coherente extensión de las bolsas, lentes de sol y joyería de diseñador con las que la marca se ha aliado para reforzar su identidad.
