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Lee Iacocca: triunfo y adversidad

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Lee Iacocca: triunfo y adversidad

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PATRICIO DE LA FUENTE
"Nos enfrentamos continuamente a grandes oportunidades brillantemente disfrazadas de problemas irresolubles".— IACCOCA

Lee Iacocca, una de las figuras más brillantes y emblemáticas del mundo de los negocios, la planeación estratégica y el poder de la inventiva, falleció a los 94 años. Cuando ciertas organizaciones, especialmente grupos de jóvenes, son tan amables de invitarme a dar pláticas e impartir conferencias, con frecuencia les cuento la historia del icónico líder de empresa que supo adelantarse a su tiempo y personificó el triunfo de la resiliencia sobre la adversidad.

Iacocca decía que se pueden tener ideas brillantes, pero si no sabemos transmitirlas, tales ideas jamás nos llevarán a ninguna parte. De orígenes modestos e hijo de padres extranjeros que emigraron a Estados Unidos en busca de oportunidades, Iacocca fue también un gran comunicador que se caracterizaba por hablar claro y sin tapujos. Tan es así, que a mediados de los años ochenta su nombre sonó para contender por la Presidencia de Estados Unidos.

Sin embargo, el director de Ford y posteriormente de Chrysler, hizo caso omiso a las tentaciones de lo público pues sabía que su destino era formar a las generaciones venideras y transmitirles los invaluables conocimientos que había acumulado a lo largo de los años.

Tales experiencias fueron plasmadas en tres libros que recogen no sólo su incomparable paso e historia de éxito en la industria automotriz, sino un profundo diagnóstico de todo aquello que estaba roto, tanto en su propio país como en el mundo, y las vías para solucionarlo. Como el gran líder empresarial que fue, Iacocca no se limitó a ser relator del presente sino que ofreció visos sobre el futuro y la manera en que tendríamos que afrontarlo para salir venturosos.

Figura destacada de las décadas del setenta y ochenta, Lee Iacocca consideraba que quienes ocupan espacios de influencia y poder, están en la obligación de transmitir tales conocimientos a favor de la colectividad, de ahí que sus publicaciones se convirtieran en éxitos editoriales que a la fecha siguen siendo referente tanto para líderes de empresas como para todo aquél que pretenda incursionar en la vorágine del mundo de los negocios y la creación.

"En una sociedad completamente racional, los mejores de nosotros deberíamos ser profesores y el resto tendrían que conformarse con otra cosa, porque pasar el conocimiento de generación en generación debería ser el más alto honor y responsabilidad que cualquiera pueda tener", decía. Artífice en la creación del Ford Mustang en el año de 1964, Lee Iacocca personificó las posibilidades del "sueño americano" que premia a quienes se esfuerzan y trabajan duro, pues revolucionó a la industria automotriz durante la segunda mitad del siglo veinte.

Iacocca ascendió hasta la cima del escalafón de la Ford Motor Company, convirtiéndose en su director general. Sin embargo, profundos desencuentros con Henry Ford II, nieto del fundador de la compañía y quien se encontraba muy lejos de haber heredado la brillantez y visión de su abuelo, motivaron que echara a Iacocca a la calle en lo que hasta la fecha es considerado como un despido arbitrario e injustificado.

Poco tiempo después, el Consejo de Administración de Chrysler le ofreció a Lee Iacocca convertirse en capitán de un buque que entonces se encontraba en franco hundimiento. A fines de los setenta, la deuda de Chrysler rondaba los tres mil millones de dólares, sus coches y productos eran malos, deficientes, mediocres e incapaces de competir en un mercado donde los automóviles no sólo norteamericanos sino también los producidos en el sudeste asiático, cooptaban gran parte de las ventas.

Pese a las voces que lo aconsejaron a no timonear tal barco a la deriva, Iacocca aceptó la dirección general de Chrysler y en un hecho sin precedentes, logró renegociar la totalidad de la deuda y saldarla varios años antes del vencimiento.

Además, Iacocca diseñó e introdujo al mercado dos de los automóviles más exitosos y competitivos en la toda la historia de la compañía: el Dart "K" y la Chrysler Minivan, productos que revolucionaron a la industria y hoy la definen tal como la conocemos. La Minivan fue copiada por sus competidores y tuvo un impacto mucho mayor al del propio Mustang.

La mejor venganza de Lee Iacocca frente a los arrestos e impulsos de Henry Ford, fue convertir a Chrysler en la tercera empresa automotriz más grande de Estados Unidos después de prácticamente estar en quiebra y, durante muchos años, incluso haber superado las ventas de Ford.

La historia de Iacocca es extensa y ahondar en ella vale la pena. Cuando se las he contado a grupos de jóvenes, disfruto ponerlo de ejemplo no sólo de fortaleza, creatividad e inventiva, sino también como hombre visionario que supo adelantarse a su tiempo y crear necesidades de mercado. En un mundo donde abundan quienes se limitan a ser relatores de acontecimientos o meros testigos de las turbulencias del presente, a Lee Iacocca hay que recordarlo como un inventor del futuro que nos deja grandes lecciones a la hora afrontarlo y convertirlo en todo aquello que soñamos que sea.

Twitter @patoloquasto

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