Me habría gustado tratar a doña Cholita, amable personaje de mi ciudad, Saltillo.
Tenía un merendero, atrás del cual vivía ella con su perro, su gato y un nutrido zoológico de aves de corral.
En cierta ocasión una gallina se salió del gallinero. Entró en la fonda y se puso a picotear bajo las mesas donde comían los parroquianos.
No faltó alguno que se molestara al ver aquello.
Cholita llamó a una muchacha del servicio para que la ayudara a coger a la gallina. Encaminó a ésta hacia donde se hallaba la muchacha, para que la agarrara, pero la gallina se le pasó entre las piernas a la chica.
-Pendeja -la reprendió Cholita con enojo-. Si ha sido cosa de hombre no se te habría pasado.
Todos los parroquianos estallaron en una carcajada.
Quisiera haber tratado a doña Cholita.
Conocía las realidades de la vida, y las decía con sano ingenio y naturalidad más sana aún.
¡Hasta mañana!...