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Victoria de López Obrador inició en 1968

Nueve horas de votación en 2018 bastaron para que en la noche del 1 de julio el INE anunciara lo que sería una histórica alternancia

Su gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad de México entre 2000 y 2005 lo impulsó a buscar la presidencia. (NOTIMEX)

Su gestión como jefe de Gobierno de la Ciudad de México entre 2000 y 2005 lo impulsó a buscar la presidencia. (NOTIMEX)

EFE

El triunfo en las urnas de Andrés Manuel López Obrador comenzó a gestarse con el movimiento estudiantil de 1968, creció en la elección de 1988 y detonó el 1 de julio de 2018, en los comicios que lo llevarían a la Presidencia de México.

Ese día comenzó con filas en las casillas de votación que dieron un pista de lo que podría pasar en la jornada, que resultó histórica con más 56 millones de votantes y cerró con los otros contendientes reconociendo su derrota.

En nueve horas de votación se resumieron décadas de lucha de López Obrador, que con el nombre de su coalición Juntos Haremos Historia, integrada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y los partidos del Trabajo y Encuentro Social, anticipó el resultado.

La aplastante victoria de López Obrador, con 53 % de los votos, siguió a sus recorridos por todo el país, su discurso anticorrupción, su destacada presencia en redes sociales y su primer lugar en prácticamente todas las encuestas.

Ello, aunado a sus atinadas presentaciones en los debates entre candidatos y unos adversarios en horas bajas, fortaleció su candidatura y le dieron el triunfo.

Apenas el 9 de julio de 2014, la autoridad electoral mexicana le otorgó a Morena su registro como partido político nacional, creado por López Obrador tras su salida del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 2012.

Con dos intentos previos de llegar a la Presidencia con el PRD, el de 2018 se antojaba como el último de López Obrador.

Su gestión como jefe de Gobierno de Ciudad de México entre 2000 y 2005 lo impulsó a buscar en 2006 el primer puesto político del país, que al final perdió ante Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), por 0.56 % de los votos.

"La derrota de 2006 no lo doblegó y se volvió a presentar en 2012 (cuando perdió ante Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional-PRI), y no fue hasta 2018 cuando convenció y no solo a los que lo impulsaron", dijo a Efe Álvaro Arreola, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Arreola considera que una de las virtudes de López Obrador es haber tenido la fortaleza de construir un partido. Con casi cinco años de vida, Morena ya se hizo del control del Congreso federal y también de la mayoría de las entidades federativas en cuanto a su poder legislativo se refiere.

Los 12 años transcurridos entre el primero y el tercero intentos fueron aprovechados por el actual mandatario y, como presume, se dedicó a visitar todos los municipios del país, unos 2,458, para constatar problemas y recoger demandas y protestas.

"Es casi imposible que alguien pueda hacer lo que López Obrador hizo en los últimos 20 años. Es un hombre que logró atraer a las masas y a estos niveles no hay otro en México", apuntó Arreola.

Para el académico de la UNAM, la victoria de López Obrador no se podría entender sin considerar al menos dos momentos históricamente importantes: el movimiento estudiantil de 1968 y la elección presidencial de 1988.

La matanza de estudiantes de 1968 "es una herida que permanece y que se vuelve abrir en 1971 ante otra embestida del Gobierno mexicano contra los movimientos estudiantiles, y los resultados electorales de 1988 marcaron un nuevo derrotero", cuenta.

También cita el agotamiento de un sistema político en que el PRI ganaba a toda costa y que llegó a una crisis en los comicios de 1988, oficialmente ganados por Carlos Salinas pero con una enorme sospecha de fraude. López Obrador, entonces del PRI, se había unido a una corriente del partido que opuso a la candidatura de Salinas.

El candidato perdedor en ese entonces fue Cuauhtémoc Cárdenas, postulado por el Frente Democrático Nacional, coalición que evolucionó en el PRD, al que López Obrador se unió en 1989.

Para Arreola las tres décadas transcurridas desde esos comicios están marcadas por movilizaciones para abrir espacios democráticos.

"La sociedad no se cansó y el sistema político sí y se vino a menos", dijo el catedrático.

El PRI finalmente perdió la Presidencia en 2000 ante Vicente Fox, del PAN, a quien sucedió su correligionario Calderón. Pero el otrora partido hegemónico recuperó la silla presidencial en 2012 con Peña Nieto.

No obstante, de acuerdo con Arreola, "la sociedad vio agotado ese modelo del régimen del sistema político mexicano, en el que se apalancaron dos o tres fuerzas tradicionales corruptas y aliadas solo para conquistar espacios como el PRI, el PAN y en 2012 se les unió el PRD".

Esos partidos "nunca entendieron que el rechazo a la corrupción, al fraude y a todos los controles corporativos iba en serio y que la sociedad exigía cambios; esa fue su gran negación".

Fue entonces, según el especialista, "que la sociedad maduró y comprendió que el modelo supuestamente democrático y de representación que se nos vendió estaba agotado, tanto que los partidos tradicionales están casi a punto de desaparecer".

"La sociedad no se fijó si este hombre tenía un partido político.

Es un personaje que se mantuvo leal a su propuesta, nunca se adulteró, que siempre fue necio y que con un discurso muy simple logró convencer a 30 millones de mexicanos", finalizó.

Sus frases más memorables

Al cumplirse un año de su victoria en los comicios, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, usa los micrófonos como si fueran bombonas de oxígeno.

El contacto diario con los medios de comunicación es esencial en su forma de gobernar y, por el camino, el mandatario ha dejado algunas frases memorables:

"Abrazos, no balazos"

Todo un clásico desde la campaña electoral, casi un mantra de cara al público sobre el que levitan sus intenciones de pacificar el país. En contraste, la presencia de la Guardia Nacional -un nuevo cuerpo de seguridad- ha sido vista como una contradicción a esta frase mítica.

"Me canso, ganso"

Un popular apunte del líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que provocó las risas -tanto cariñosas como hirientes- entre los mexicanos. La usa para dejar clara su perseverancia a la hora de conseguir su objetivo de transformar México.

"Yo tengo otra información"

La favorita del presidente cuando la prensa espeta datos o información contraria a su Gobierno. Con total confianza se le ha visto poner en duda a calificadoras financieras como Moody's, Fitch Ratings o incluso al prestigioso diario estadounidense The New York Times.

"La mafia del poder"

Según describe el filósofo esloveno Slavoj Zizek en su libro "En defensa de la intolerancia" (1998), el ejercicio político es auténtico cuando una "no parte" minoritaria pide ser "parte" rebelándose contra el grupo dominante.

En el caso de López Obrador, ese grupo dominante -al que finalmente derrocó- es "la mafia del poder", un grupo de políticos y empresarios que durante décadas, asegura, controló México.

"La prensa fifí"

Un término muy usado desde el arranque de legislatura, identificado inmediatamente como los periódicos que califica de conservadores y adversarios del presidente, del izquierdista Morena.

"Primero los pobres" / "Por el bien de todos, primero los pobres"

Exclamó el presidente durante su discurso de investidura en el hemiciclo del congreso de los diputados el 1 de diciembre de 2018.

Toda una declaración de intenciones sobre las prioridades de su Gobierno: eliminar la pobreza es erradicar el resto de males de México. Y que ha repetido en multitud de ocasiones desde entonces.

"Limpiar las escaleras de arriba a abajo"

Una de las frases más socorridas del mandatario. Hace referencia a la limpieza de las instituciones, empezando por las altas esferas, para acabar con la corrupción que ha dominado el país durante los últimos años.

"Me producen ternura, ternuritas"

De las más recientes, lanzada a sus adversarios con una media sonrisa entre pícara y retadora desde su bastión en Palacio Nacional.

"Me producen ternura, ternuritas", dijo el mandatario, cuando manifestó que sentía cierta pena por la labor que ciertos opositores hacen cada día difundiendo calumnias sobre él.

"No es mi fuerte la venganza"

Ante todo, la paz. Desde que arrancó su mandato, el líder izquierdista ha defendido que no realizará una caza de brujas contra expresidentes o altos funcionarios por presuntos casos de corrupción, y dijo que prefiere hacer borrón y cuenta nueva.

"No tengo derecho a fallar"

La consciencia de responsabilidad y el enorme peso que asegura que acarrea sobre sus hombros se desprende de esta frase del presidente mexicano.

López Obrador es el primer líder de izquierdas en décadas que gobierna el país, y su ascenso vino a romper la dicotomía existente entre el otrora hegemónico Partido Revolucionario Institucional (PRI) -que estuvo en el poder casi 70 años- y el Partido Acción Nacional (PAN).

Para López Obrador, no existe la opción de fallar a las más de 30 millones de personas que le entregaron su voto en busca de un cambio.

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