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El PND y el desarrollo

POR JULIO FAESLER

En cumplimiento con el artículo 26 Constitucional, la Presidencia de la República envió el pasado mes de abril a la Cámara de Diputados el texto del Plan Nacional de Desarrollo para su análisis y aprobación. Este documento no siempre ha atraído demasiada atención pese a la gravedad de su propósito como hoja de ruta que ha de encauzar la acción del gobierno para los próximos seis años para conseguir el pleno aprovechamiento del potencial del país. Hoy existe una estrecha relación entre el TLCAN-2 que el Senado ratificó la semana pasada y el PND. En ambos casos se juegan componentes importantes de la vida de cada uno de nosotros.

Considerado por muchos como un engorroso requisito, el PND perdió en años recientes la importancia que tuvieron los Planes Sexenales iniciados por el Presidente Lázaro Cárdenas en 1934. Los planes de la URSS y los de otros países conocidos como de "planificación central" sirvieron también como patrones.

La India, al independizarse en 1948, se estrenó con los planes quinquenales ordenados por Jawaharlal Nehru que creó una Comisión para el Plan que él mismo presidía. Este modelo continuó hasta muy recientemente. Con el tiempo la planeación como concepto fue cediendo espacio a nuevos paradigmas y el desenvolvimiento socioeconómico de los países fue quedando en manos y discreción de los gobiernos de corte liberal y capitalista.

El presidente López Obrador quiso que el nuevo PND fuese producto del Parlamento Abierto: 38 foros en toda la república recibieron las ideas de 150 diputados, 30% de la Cámara, y las de miles de ciudadanos.

El documento de 67 páginas provocó un largo e intenso debate. Morena y sus afiliados pidieron su inmediata aprobación mientras que el PAN y el PRI con otros grupos declararon que sus debilidades y defectos obligaban devolverlo a la Presidencia de la República para los ajustes y adiciones de temas omitidos.

Se criticó el documento no solo por no cumplir los requisitos constitucionales, sino por no plantear una reforma sustancial a la vida nacional. Dependiente su ejecución de un presupuesto federal por definirse, el PND propuesto no es una verdadera planeación.

Muchos diputados acusaron al gobierno de sujetar al pueblo a los efectos de recortes draconianos que acabaron con indispensables instituciones de servicio social como las guarderías, las estancias y los albergues para mujeres maltratadas o la reducción del financiamiento a servicios médicos o la distribución de medicinas. Salieron a relucir incompatibilidades como las que existen entre las promesas de mejora ambiental y la construcción del Tren Maya que agrede a la Madre Tierra o la de nueva refinería en Dos Bocas.

Los defensores del texto denunciaron a una porción pequeña de la población nacional que rechazaba verse privada de sus exagerados privilegios, frente a 30 millones de mexicanos que han elegido a López Obrador para liberar a México de sus enquistadas corrupciones.

Algunos opinaron que el PND propuesto no pasa de ser una relación de los proyectos que López Obrador se propone hacer sin siquiera dotarlos de elementos para llevarlos a cabo. No dejó de criticarse el método a mano alzada que el Presidente emplea para cosechar la aprobación de las mal informadas comunidades populares.

Al lado del debate legislativo, hay que evaluar el sustento de las propuestas contenidas en el documento que envió la Oficina de la Presidencia. Todas las grandes revoluciones que se han sucedido en los últimos tiempos se han cimentado en extensas elaboraciones ideológicas que motivaron profundos cambios en la vida de millones de seres humanos, como es el caso de las grandes revoluciones sociales en Europa, Asia, África y América Latina. Sin necesidad de filosofías, la tesis del PND no encierra más profundidad que ser la previsible reacción ciudadana ante los innumerables abusos de gobiernos anteriores que ahora todos deploran.

El epílogo del texto, sorprendentemente utópico, no augura realizaciones tangibles. Esto explica por qué, salvo los muy discutibles proyectos que enumera, el PND cuenta con la aprobación de los representantes de los intereses socioeconómicos más enquistados con los que el mismo presidente López Obrador congenia. Esto augura paz.

PD: Pero mientras el PND se aprobaba con 305 votos a favor, 139 en contra y 3 abstenciones, siete diputados de MORENA concluyeron que el documento era "carente de objetivos nacionales, de estrategias, de prioridades del desarrollo integral; no es equitativo, incluyente, sustentable ni sostenible".

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