Molesto por la decisión de su padre, Francisco Aguirre Jiménez, de entregarle al gobierno el canal 13 de televisión que se le había concesionado, ante su inminente quiebra, su hijo mayor, Francisco Aguirre Gómez, planeó durante 40 años la revancha, vía la adquisición de una cadena de televisión nacional en sociedad con el zar del cobre, Germán Larrea Mota Velasco.
La audaz jugada, finalmente frustrada, provocaría una carambola de varias bandas que mantiene en una de sus aristas la posibilidad de quiebra del Grupo Radio Centro, la joya de la corona del imperio creado por el propio patriarca de la familia.
Del dicho al hecho, Larrea decidió sobre la marcha bajarse del caballo, lo que dejaba sin opción financiera la posibilidad de plantear una postura en la subasta de las frecuencias.
Aun así, Pancho Aguirre decidió mantener la partida hipotecando el edificio sede del grupo radiofónico y algunos de los terrenos en que se asentaban las antenas de transmisión de las estaciones.
Empero, no logró alcanzar el monto de la inaudita oferta colocada en la mesa: 2 mil 800 millones de pesos, mil más de los que ofreció el grupo Imagen para adjudicarse la otra cadena en el escaparate.
El incumplimiento le costó la pérdida del depósito de garantía de seriedad colocado en prenda, cuyo monto era de 411 millones de pesos.
En el intermedio, Aguirre le había comprado y aparentemente no completado el pago de su participación en el Grupo Radio Centro a sus 10 hermanos, asumiendo la presidencia y la dirección general.
El problema es que al incumplir los pagos de las hipotecas los acreedores tomaron los terrenos, dejando sin señal a dos de las emisoras, Radio Red AM y Radio Centro, quienes debieron fusionarse con Formato 21 y el Fonógrafo para seguir transmitiendo.
Más tarde se perdería la posibilidad de transmitir la frecuencia en FM de Radio Red.
Con todo, Aguirre volvió a insistir en el negocio de la televisión, ganando esta vez la concesión de un canal local… que más de un año después no ha podido iniciar transmisiones, lo que podría provocar su pérdida.
En el cuesta abajo en la rodada, Radio Centro acumula una deuda calculada por analistas en 4 mil 414 millones de pesos, el doble del valor de capitalización de la empresa que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores.
En la emergencia está enfrente la venta de una emisora en Los Ángeles y al parecer otra en Monterrey, con la novedad de que ésta fue pionera en la industria de radiodifusión del país, en un escenario en que podría incautarla el gobierno ante la falta de pago de refrendos.
Colocado en el centro de una catarata de demandas laborales, suspendida su acción en el mercado bursátil por no reunir el quorum para una asamblea general ordinaria, Grupo Radio Centro vive su última encrucijada: venderse o quebrar.
BALANCE GENERAL
Desde el estallido del escándalo por la compra de empresas productoras de fertilizantes paralizadas durante años, el exdirector de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya, lanzó los reflectores hacia el expresidente Enrique Peña Nieto.
Fue, decía, un mandato del Pacto por México en que se prevenía, en efecto, revitalizar la oferta. El problema al que a la vera del mandato se le abrió la puerta a operaciones que resultan ruinosas no sólo para Pemex, sino para el país.
En el deslinde, colocado en Estados Unidos el índice en el expresidente como receptor de sobornos, se desvanecerá la especie que hablaba de un pacto de impunidad entre el anterior y el actual gobierno.
