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IBERO TRANSFORMA

Y LOS MILLENNIALS SE HICIERON PADRES

FLOR A. VARGAS C.

Se ha escuchado mucho hablar de este grupo de la población que, erróneamente, se cree son los jóvenes universitarios. En una muy pequeña proporción sí lo son, sin embargo, los primeros millennials ya son personas próximas a los 40 años. Así pues, ya son padres, incluso de algunos jóvenes en la etapa previa a la universidad.

¿Pero cómo es su paternidad? Ciertamente se comportan diferente a la generación que les precede y, si bien, han crecido plenos satisfactores, rodeados de tecnología que las generaciones anteriores no tuvieron y que facilitan muchas de sus actividades, también son personas sobreexpuestas a múltiples estímulos desde su nacimiento.

La generación X, una antes de los millennial se caracteriza por ser muy trabajadora que proveen o proveyeron lo más que pudieron para suplir sus ausencias como padres. Por el contrario, los millennials, que gozaron y a la vez padecieron esa saturación de satisfactores, viven circunstancias económicas y sociales muy distintas, donde una gran mayoría tendrá que ahorrar si piensa vivir decorosamente en su retiro. Esto los hace un grupo peculiar con roles compartidos, y hasta invertidos, en casa; además, han postergado la paternidad para dedicarse más tiempo a ellos mismos en lo individual, con o sin pareja o hijos. Buscan trabajos con horarios flexibles o bien, desde casa, para convivir más con sus familias.

Procuran más las experiencias que las posesiones, de hecho, aprovechan las nuevas opciones para satisfacer necesidades de habitación o transporte, como el arrendamiento. Suelen ser menos ostentosos, aunque hay sus excepciones en culturas asiáticas, donde el lujo sí es parte de la expectativa de vida.

Prefieren compartir más que comprar; retoman prácticas anteriores que no precisaban estrenar sino cubrir la necesidad. Retornan las "herencias" entre hermanos o parientes de ropa y juguetes, entre otras cosas.

Son más proclives a comprar en línea, para aprovechar al máximo el tiempo disponible con sus seres queridos. Pero esto no provocará la desaparición de las tiendas físicas, simplemente éstas deberán generar mejores experiencias para que el joven padre decida usar su tiempo en trasladarse y comprar físicamente lo que busca.

Están más abiertos a recibir guía y consejos de otros que saben de paternidad, ya sea a través de cursos o información, en línea o presencial, de familiares o expertos. Indudablemente, son una generación que pretende regresar a lo básico por necesidad.

En conclusión, las empresas tendrán que asegurarse de mantener en el radar a esta nueva dinámica familiar, donde aún es importante la individualidad, pero resurge la colectividad. Regresan algunas prácticas de la convivencia familiar sin olvidarse de cada uno. Enfocarse en el diseño de experiencias será fundamental para consolidarse en este segmento de mercado mucho más globalizado que las generaciones pasadas.

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