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PASIÓN VS. NEGOCIO

EDUARDO SEPÚLVEDA

Durante el próximo Apertura 2019, Santos Laguna estrenará horario de transmisión de sus partidos como local. Lo hará, además, a través de señal cerrada. Por ende, también estrenará narrador, seguramente algunos jugadores, uniforme… Será un torneo de renovación para el equipo de Almada, que casi casi es un estreno también.

Es común que las decisiones de los directivos de algún equipo lleguen a molestar o incomodar a sus seguidores, ¿y cuántos equipos toman en cuenta la opinión de los aficionados antes de tomar una decisión? Pocos… o ninguno. Santos dice que lo hace, pero no lo hace. O lo hace muy poco.

Y no tendrían por qué hacerlo, los equipos de futbol (por lo menos en México y en las ligas importantes en el mundo) son empresas privadas; manejan dinero entre sus asociados o copropietarios y lo hacen en base a sus intereses. Tampoco son centros de caridad; velan por sus intereses. Es lógico y comprensible.

Pero un equipo tampoco tiene porqué exigir cierto comportamiento de sus aficionados (salvo la parte que refiere al respeto); son estos los que han hecho (a través de los años) que la marca del club crezca y se cotice. En otras palabras, un equipo sin afición es poca cosa (como ejemplo está el Tecos, el Necaxa que tuvo que mudarse o los equipos de la NFL que han cambiado de sede). Y aquí la relación equipo-afición se vuelve un estira y afloja; en el mayor de las casos, lo que impera al final es la decisión del club. La presión social solo a veces rinde frutos.

Ahí tenemos a directivos intransigentes, necios, que sí voltean a la tribuna seguido, pero que si no escuchan aplausos, se ofenden y comienzan a librar batallas que toman como tema personal. Hablando del equipo de casa (aún escribo para El Siglo de Torreón), en cuestión de resultados deportivos poco hay que reprocharle a Alejandro Irarragorri durante su gestión al frente del club.

La historia se resume en: el equipo con mejor promedio de títulos de acuerdo a su tiempo en Primera División. Así de sencillo. Y es ese logro el que presumen sus aficionados en cualquier discusión que involucre conjuntos de la Liga MX (sobre todo si del norte se trata).

Pendiente solo está un éxito a nivel internacional.

Pero las quejas o inconformidades van más allá de los campeonatos. Pueden ser porque venden a un jugador, porque no repatrían a un ídolo, porque el equipo carece de ídolos, porque dejan a un técnico inexperto, porque traen a refuerzos que solo en su casa conocen, porque cambian el uniforme tradicional, porque cambian de televisora, porque siguen con la misma, porque el director de futbol tuitea mucho y no dice nada, porque el nuevo presidente no tuitea nada, por el cambio de horario de los partidos, porque no mueven los horarios… en fin, ¡por todo!

Es normal. El aficionado se siente con derecho de reclamar y externar su opinión sobre lo que siente que le afecta; él es el cliente. Y lo peor que puede hacer el vendedor (el dueño del equipo) es exigirle al cliente que compre su producto. Más ahora, con las redes sociales a todo lo que dan, la expresión del aficionado va a encontrar a su destinatario sin problema y es ahí donde no todos aguantan.

Pero que no olviden los dueños del balón que esté es un negocio, y dicen que en los negocios el cliente siempre tiene la razón. Entonces, por favor, dejen de implorar apoyo incondicional nomás por default.

Pienso en un equipo sin pies ni cabeza, pero sobre todo sin pasión al hacer su chamba, y que aun así exija un lleno o una afición incondicional. El equipo es un producto y si el producto es de mala calidad, lo menos que puede hacer un comprador es reclamar. Y lo menos que puede pedir es que su equipo se brinde en el campo, que le imprima pasión a lo que hace, ¿o no?

En el caso del futbol, lo primero son los resultados. A los aficionados de Tigres les importan poco las críticas, ellos celebran que hoy tienen al equipo más ganador de Liga del norte del país. Su futbol no les da para generar una afición nueva fuera de sus fronteras, pero eso tampoco les importa. En el caso de Santos, los dueños tendrían que volver a pensar en generar esos buenos resultados en la cancha y luego que hagan lo que quieran.

Por ejemplo, yo quisiera lucrar a veces también; por esta columna no recibo más que la oportunidad, pero todavía me gusta el futbol y me apasiona escribir. Y aquí estoy.

¿O qué piensan ustedes? Los leo: @Foko_54.

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