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De Política y Cosas Peores

Armando Camorra

Dos muchachillos adolescentes se reunieron en casa de uno de ellos a ver una película pornográfica llamada "Colegialas calientes", con actuación de la primera actriz Pussy Purr y el eminente actor Dick Hard. A media película uno de los púberes manifestó: "Mi mamá me dijo que si veo películas como ésta me voy a quedar ciego. Yo las voy a seguir viendo hasta que necesite lentes". El otro muchachillo declaró preocupado: "A mí me advirtió mi papá que si veía cosas como ésta me convertiría en estatua de piedra. Y ha de ser cierto, porque una parte ya se me está endureciendo". Conocemos muy bien al tal Capronio: es un sujeto ruin y desconsiderado. En el bar les contó a sus amigachos: "Yo siempre hago que mi mujer grite en el curso del acto del amor". Preguntó uno, interesado: "¿Cómo logras eso?". Explicó Capronio: "La llamo por el celular y le digo con quién lo estoy haciendo". Don Chinguetas le dijo a su esposa: "He decidido donar mis órganos". Le sugirió doña Macalota: "Dona tu cerebro y tu pija. Son los que están menos usados". El capitán del velero ordenó: "¡Tiren el ancla!". "No manche, capi -protestó el marinero Babalucas-. Está casi nueva"... La recién casada le anunció a su maridito: "Pronto seremos tres en la casa". "¡Mi amor!" -la abrazó él emocionado y conmovido. "Sí, cielo mío -confirmó ella-. Mamá vendrá a vivir con nosotros". Susiflor le comentó a su abuelita: "Descubrí que mi novio es sadomasoquista, fetichista, voyeurista y exhibicionista". Respondió la anciana: "Sus ideas políticas no importan, hijita, con tal de que sea un buen muchacho". Quizá me equivoco -el que mucho habla mucho yerra, y el que mucho escribe más-, pero veo a los organismos de la iniciativa privada demasiado obsecuentes ante el Gobierno y en silencio frente a acciones u omisiones oficiales que constituyen evidente daño a la Nación. No se trata de pedir que las cúpulas empresariales estén en constante pugna con el régimen, o que adopten una actitud sistemáticamente opositora. Pero los empresarios son, por esencia, una voz libre que debe salir en defensa de su interés cuando éste sea amenazado, y no cabe duda de que algunos actos de la administración actual han acarreado perjuicios no sólo a los particulares, sino a la comunidad nacional en su conjunto. Una cosa es la prudencia y otra muy distinta la sumisión. En la hora actual se necesitan voces que protesten por las violaciones a la ley, o a la vista de excesos de la administración. Puede llegar el tiempo en que el silencio sea lamentado por los mismos que ahora callan, y en que la condescendencia de hoy se convierta en arrepentimiento. El notario reunió a los sobrinos de don Crésido y les leyó su testamento: "En el momento de dictar mi última voluntad estoy en plena posesión de mis facultades físicas y mentales, como lo prueba el hecho de que todo lo que tenía me lo gasté en vino y mujeres". El sacerdote le dijo al feligrés: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Respondió el hombre, estupefacto: "¿Tanto, che pibe?". El joven Inepcio casó con Aspasia, mujer que en asuntos de la cama tenía eso que en terminología moderna se conoce con el nombre de expertise. A la mitad del primer acto del connubio -vale decir a los 5 segundos de haberlo comenzado- el ansioso mancebo le preguntó a su desposada: "¿Te está gustando, Aspasia? ¿Te está gustando?". "Mira -respondió ella-. Si esto fuera un programa de televisión yo ya habría cambiado de canal". En su primer día en el club nudista don Algón sintió pruritos de pudor, y cuando una linda chica se acercó a él se cubrió la entrepierna con un periódico abierto: "¡Caramba! -se admiró la muchacha-. ¿Cómo la enseñó a leer?". FIN.

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