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Gozan al 'divo de Juárez' en La Laguna

Eunice Martínez Arias

Los laguneros permiten lo que sea a Juan Gabriel en el escenario de la Feria de Gómez.

El Siglo de Torreón

GÓMEZ PALACIO, DGO.- ¿Y qué si estaba ronco? ¿Y qué si fue más lo que bailó que lo que cantó?... la madrugada del sábado Juan Gabriel se dio el lujo de “cederle” el micrófono a la gente para que fuera ella quien entonara sus canciones, se permitió pararse frente a su público sin hacer ni decir nada con el sólo objetivo de disfrutar la imagen de un palenque abarrotado que lo aclamaba sin cesar... honor a quien honor merece, honor a Juan Gabriel.

El sábado todos fueron amigos; las vendedoras de cerveza bailaban con la tina sobre sus hombros, el público de la zona general se prestaba los binoculares y los de butacas hacían cualquier cosa para que el “Divo de Juárez” volteara a verlos. Cuando Juan Gabriel apareció en el ruedo en punto de las 00:25 horas, pasó a segundo término el calor que se sentía en el lugar y el vía crucis para llegar al estacionamiento. El intérprete de No Tengo Dinero convirtió aquel sitio en una verdadera locura desde que puso un pie en la arena, y más al reafirmar su carisma y sus dotes de bailarín.

A diferencia de su actuación del año pasado donde comenzó acompañado del mariachi con alegres temas, en esta ocasión la orquesta inició el repertorio con Corazón Sediento, Fue un Placer Conocerte, Para Siempre Adiós y Juro que Nunca Volveré, pero fue con Vienes o Voy cuando comenzó la verdadera fiesta: la del baile sobre la orilla del redondel, la del menear de cadera y la del cabello alborotado.

Las palabras salieron sobrando durante las tres horas que duró el concierto, los alrededor de seis mil asistentes hicieron sin reparar lo que él les indicaba como si se tratara de su rey... y realmente lo fue.

La noche era totalmente de él y por lo mismo se le permitía todo, hasta remover los sentimientos de sus seguidores con canciones como Yo no Nací para Amar y Querida, Se me Olvidó Otra Vez, No me Vuelvo a Enamorar, No Vale la Pena, Costumbres Debo Hacerlo, Una Vez Más, Hasta que te Conocí y Abrázame muy Fuerte; pero más que un suplicio, para el público fue un desahogo. La escena fue constante durante todo el concierto: hombres con cerveza en mano reclamando el desamor de las damas y ellas, “recordándoles” su desprecio.

Para ese entonces, el marichi ya había hecho su aparición y también los gritos de las emocionadas mujeres. “¡Torreón, Gómez, Lerdo, son un amor¡”, decía constantemente por la entrega del público.

Eran las 2:50 de la madrugada cuando el concierto parecía haber llegado a su fin con Amor Eterno; pero en realidad todavía faltaban 32 minutos de show, tiempo en el que entonó Así Fue, Te Sigo Amando, Escucha mi Canción y El Noa Noa... la canción con la que puso a bailar a propios y extraños y en donde dejó cambió su saco negro por una chamarra brillosa y gorra del mismo color.

El tiempo había terminado, Juan Gabriel dejó el redondel caminando lentamente pero embargado por la emoción. De nueva cuenta se había anotado otro triunfo.

Por siempre, Juan Gabriel

Hombres, mujeres, jóvenes y adultos disfrutaron de igual forma el show.

-Lugar: palenque de la Expo Gómez Palacio.

-Coristas: cinco:

-Músicos: 23. (Once de la orquesta y 12 del mariachi).

-Canciones: 34.

-Inicio: 00:25 horas.

-Fin: 3:25 de la mañana.

-Lo bueno: la calidad del espectáculo.

-Lo mejor: la entrega de Juan Gabriel así como del público.

-Lo malo: el sonido, el cual estuvo fallando durante el show.

-Lo peor: los problemas que hubo con los lugares numerados, ya que algunas personas que pagaron 700 y mil pesos encontraron sus sitios ocupados; unas optaron por irse y otras se pasaron todo el show de pie.

-Las ausentes: No Tengo Dinero, La Diferencia y La Farsante.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Herramienta

Sencillito... y prevenido

Si quisiera podría pedir las cosas más raras para su habitación y camerino así como los alimentos más extravagantes, pero Juan Gabriel demostró durante su visita a la región que se trata de un “divo” sencillo.

-Aunque larga, la lista de requerimientos que le hizo al empresario fue modesta y nada complicada, exigiendo tanto para el camarín como para la habitación del hotel agua embotellada, refrescos en lata, fruta de la estación, charolas con bocadillos, vasos de cristal y hielos, entre otras cosas.

-Al igual que en sus anteriores visitas, Juanga se hospedó en la master suite de un hotel ubicado en los límites de Gómez Palacio, la cual cuenta con sala, recámara amplia con cama king size, jacuzzi y televisión grande. Para su dormitorio solicitó un espejo grande y un arreglo floral.

-“Pidió que el camerino estuviera alfombrado, y tuviera sillones, pero eso es común que lo que pidan todos los artistas. También requirió dos mesas de un metro por un metro, un espejo de cuerpo entero y los mismos alimentos que para el hotel”.

-La fuente, que prefirió se omitiera su nombre, dijo que la lista también incluía algunas hierbas como tomillo y mejorana. “Tengo entendido que esas las utiliza para ‘barrer’ el cuarto y el camerino”.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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“Nada qué decir, mucho qué cantar”

La suburban azul ya lo esperaba por la puerta trasera del palenque para llevarlo al hotel. Uno a uno los músicos y los coristas fueron saliendo para abordar su autobús, pero de Juan Gabriel ni sus luces.

“Nada más queremos saludarlo”, decían algunas personas que sin importar que casi eran las cuatro de la mañana, se detuvieron para ver salir al “Divo de Juárez”. “Sólo unas palabras”, le gritaba un reportero a uno de sus colaboradores con la esperanza de que este año sí diera alguna entrevista, aunque se veía difícil, y más por los problemas legales que está enfrentando.

Conforme fueron pasando los minutos la adrenalina comenzó a subir en los guardias de seguridad, en la gente y en los medios de comunicación. “Por favor quítense de enfrente de la camioneta porque ya tiene que arrancar”, vociferaban algunos hombres escolta a las personas que impedían el paso al vehículo que portaba las placas EZM-85-80, del estado de Coahuila.

Cuando el reloj marcó las 03:44 horas un gran movimiento se hizo alrededor de la camioneta. Vestido totalmente de blanco y con anteojos oscuros apareció Juan Gabriel en la puerta trasera del camerino. Aunque pudo subir de inmediato se detuvo unos instantes al ver una cámara de televisión para mandar besos a sus fans laguneros.

“¡Juan Gabriel, unas palabras!”, decían los reporteros. Él volteó, se tocó la garganta, entrelazó sus manos y contestó: “nada qué decir, mucho qué cantar”. Luego subió al vehículo y se fue.

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