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Etapa Lúdica de la Vida

ENFOQUE

RAÚL MUÑOZ DE LEÓN

¿Abu, cuáles eran tus juegos cuando fuiste niño, y cómo se jugaban? Es mi nieto Pedrito, hijo de mi hija Valeria y de su esposo Pedro, quién me hace esta pregunta, aparentemente intrascendente. Tiene siete años, cumplirá ocho el próximo noviembre, cursa el segundo grado de educación primaria y está haciendo su tarea escolar de la materia "Conocimiento del Medio" que, se apresura mi hija a explicarme, sustituye a la que antiguamente era Ciencias Sociales y Naturales.

Es una típica tarde lagunera, muy calurosa, como éstas que tuvimos en el mes de mayo y tenemos en este junio, calor que nos anticipa la lluvia tormentosa que caerá después, agua necesaria aunque genere daños en vialidades y viviendas. Yo, frente a la computadora, trabajo en la redacción de las dos modestas columnas que, semanalmente, El Siglo amablemente publica en sus prestigiadas páginas.

En estas circunstancias, Pedrito me lanza la pregunta que, repito, parece no tener interés. Me llama Abu, en una caprichosa e infantil contracción de abuelo, vocablo que yo considero más afectuoso, y propicio para la comunicación y cercanía entre nieto y abuelo. Y así me llama también su hermano, Raulito, mientras que mi otro nieto, Mateo André, de mi hijo Raúl Netzahualcóyotl y de su esposa Katia, con el mismo afecto, simplemente, me dice "Abuelo".

Es importante, desde luego, la curiosidad de mi nieto. Para satisfacer su inquietud comienzo a dialogar con él. Le digo: "La vida es un juego, Pedrito, que hay que saber jugar; como el futbol, el béisbol, el básquetbol, o el box, la lucha libre o cualquier otro deporte tiene sus reglas, que has de conocer para que no te metan goles, no te hagan "outs" o te "ponchen", o para evitar que te anoten "canastas", no te noqueen, o no te hagan una "llave". Cuando éramos niños como tú, el trompo, el balero, el "yo-yo" eran nuestros juegos individuales, organizando competencias entre amigos y compañeros para saber quién hacía más "capiruchos", o quien "dormía" más el trompo, o quien era más diestro "yoyoísta".

Teníamos juegos de grupo o colectivos, en los que participaban niñas, como "Los Encantados", "La Roña", "La Cuarta Escondida", "Hilitos de Oro", "La Rueda de San Miguel", "La Pájara Pinta", "Doña Blanca". Otros más sofisticados como "Declaro la guerra a…", "31 y uno más", El Bebeleche, El Caracol, etc.

Eran juegos nobles, sanos, constructivos, que propiciaban la convivencia, la armonía, la solidaridad, juegos que lamentablemente hoy nuestros niños no practican, ni siquiera conocen, porque hoy la televisión, el internet, las redes sociales, les resultan más interesantes y atractivos; pero son medios que generan dispersión y distanciamiento, e individualiza a las personas, desde luego a los niños.

"No olvides, mi nieto, y en ti me dirijo también a Mateo André, a Raulito y a todos los niños; no olvides, te digo, que para triunfar en la vida hay que saber sus reglas. Comienza por conocer a los hombres; aprende a distinguir los mentirosos de los sinceros; a los falsos de los auténticos; a los leales de los traicioneros. Sé cauto y precavido. Confía, pero también duda.

Recuerda que los auténticos valores son los que te harán respetable y aceptado: Sé honesto, sé agradecido, sé justo. No seas soberbio, no presumas de lo que eres o de lo que tienes, que la humildad sea tu carta de presentación; humilde pero siempre digno. Tiende tu mano al que necesita, apoya al que ha caído; no rindas homenaje a los farsantes y a los orgullosos. Ama, respeta, obedece, honra a tus padres, porque quien es buen hijo, será buen padre, y por tanto buen ciudadano. Lucha por la grandeza de tu Patria.

Guarda en la memoria los versos, compuestos por poetas-filósofos, y aplícalos cuando la ocasión lo requiera; de Blanco Belmonte, en su poema "El Sembrador":

"Nunca te sientas inferior a otro hombre,

Aunque el mundo le rinda sus honores,

Aunque títulos lleve en su nombre;

Aunque siempre sus plantas pisen flores.

Tú podrás ser igual, o más, si quieres;

Porque nada en el mundo es imposible:

El hombre es el ser que él prefiere:

Vil gusano o alabastro invencible".

La vida está hecha de caídas y subidas; de triunfos y de fracasos; de esperanzas y de realidades. Si caes, levántate, y sigue adelante, recordando a Rudyard Kipling:

"Si en la lid, el destino te derriba;

Si todo en tu camino es cuesta arriba;

Si tu sonrisa es ansia insatisfecha;

Si es excesiva la faena y vil la cosecha,

Si a tu caudal se contra ponen diques:

Date una tregua, pero no claudiques".

Espero, Pedrito, e igual se lo digo a tu hermano y a tu primo, haber contestado acertadamente tu pregunta: la vida tiene una etapa lúdica (lúdico, relativo al juego); hay que disfrutarla adecuadamente. Muchas de las cosas que aquí te digo no las comprendes ahora por tu corta edad, pero crecerás, y entonces tendrás oportunidad de valorar lo que sucede en la vida. Te dejo con Juan Salvador Gaviota:

"Hoy comí con el abuelo,

Y después de la comida,

Le pregunté tantas cosas,

Tantas cosas de la vida.

Se sentó en su mecedora

Y fumando en su pipa,

Me miró muy dulcemente

Y me dijo: "la vida es una gran tipa".

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