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Hobbes y maldad partidista

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LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ALVAREZ

El filósofo inglés Tomas Hobbes publicó en 1651 su obra filosófico-política "Leviatán"; en ella dictamina que el ser humano es malo por naturaleza; instaura el aforismo: "El hombre es un lobo para el hombre", opina: "La Naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que, por lo que respecta a la fuerza corporal, el más débil tiene bastante fuerza para matar al más fuerte… Si dos hombres desean la misma cosa, y no pueden disfrutarla ambos, se vuelven enemigos". "El hombre está enfermo de soberbia… La voluntad humana tiene origen salvaje, caos de lucha y miseria humana". "La vida del hombre es solitaria, pobre, malévola, bruta y corta, y surge la guerra de todos contra todos"

Ante esa conjetura, Hobbes supone necesario un estado garante de la seguridad individual y como estructura para poner fin a los conflictos que, por naturaleza, generan estos intereses individuales, al que denomina "Leviatán" (monstruo bíblico, inhumano y destructor), el cual, tras un pacto social, posee un poder público controlador que reduce las libres voluntades individuales a leyes dictadas por el soberano; las cuales no necesariamente serán justas, pero sí suficientemente fuertes para evitar la destrucción de la humanidad. Este pensamiento hobbiano limita sustancialmente el libre albedrío y la libertad individual; todo en bien de la conservación de la vida social y humana y terminar con la terrible condición de constante guerra. Con Leviatán se renuncia a la separación de poderes; se establece censura a todo medio de comunicación restringiendo absolutamente la libertad de expresión. Lo único importante es la preservación del orden público.

Con esta visión malévola del ser humano, desde la adolescencia cuando leí a Hobbes, jamás comulgué; mis ídolos Séneca, Rousseau y Mounier concebían a la humanidad en sentido positivo. En los últimos años he creído entender que Hobbes no se refiere a toda persona, he encontrado su visión perfectamente aplicada a los políticos mexicanos, no a todos, pero sí a una inmensa mayoría.

Por muy caprichoso que sea el poder, siempre será peor la anarquía, diría Hobbes; con ello justificaría el concubinato PRI-Gobierno de las décadas de los 30 a los 90 que dominaban desde sus correligionarios hasta la oposición, pasando por la IP, la iglesia, inclusive universidades. Aquella armonía establecía un control absoluto de la política nacional. Era tan poderosa que hasta "controlaba" la corrupción, ya inmensa, pero enfocada a intereses partidarios. La ruptura de 1987-88 lo mareó, más no lo mató… Ahora llega agónico a los 90 años con todos los severos males de la edad, neumonía corruptiva; enfisema nepotísmico infectando a sus más altos niveles, artritis reumatoide en sus cuadros básicos y diarrea mapachística que le deja invalidez neuronal y jactanciosa. Sufre cáncer institucional; todos quieren saltar al hueso, sea de cualquier color.

PAN (ochentero), empezó a morir en 2000; adoleciendo de los mismos males que su gemelo revolucionario, pero aderezado con exfuncionarios corruptos que se dan baños de pureza y peor lo envilecen; muchos de sus legisladores buscan el "maiceo local" o el brinco al poder de otro ente político. El PRD ya no se mueve, son pocos los latidos que le quedan y expira sobrellevando parálisis cerebral y motriz. Otros, como el verde, se aferran a la morera, pero sus fuerzas se agotan y repta rumbo al averno austero de los recursos medicinales y partidistas. La actual miseria económica (y más grave a ponerse este año), que viven estos partidos y el hecho de haber perdido gubernaturas y alcaldías, les deja sin recursos extraordinarios, es decir, aquellos obtenidos más allá de lo legal que reciben del INE y, hasta con pérdida de sus "aviadores" en nóminas oficiales que les permitían cobrar por trabajos "oficiales" que no ejecutaban, pero que los convertía en "mapaches electoreros". Todos están ya "curados hasta de vivir".

Morena, detentadora del poder; ya no necesitaría de más camaleones; pero sigue cavando su propia tumba con olas de arribistas carentes de principios y proclives a la corrupción; "voltéese a ver sus candidatos para los comicios de mañana"; serán su talón de Aquiles; ya totalmente posicionados en ella, eran lo peor del prianismo, ahora le ofertan ceguera ruinosa que no puede, quiere o finge ver.

Absurdo resulta este sistema de partidos políticos concordantes de derechas unidas, en procesos electorales, con supuestas izquierdas, no sólo en un frente, sino en dos al menos: (PAN-PRD) y (Morena-PES). Así resulta absolutamente entendible la maldad innata de nuestros políticos; "Los principios estorban cuando el interés se impone...". Que los más corruptos se alíen no es extraño (PRI-Verde). Las elecciones de mañana en seis estados están siendo, perversamente, las más discordantes de la historia; sí, pero terroríficamente al interior de todos los partidos; los topetazos entre "amigos" son sangrientos.

Estos procesos electorales locales marcarán además el cómo ve la población al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Sus detractores tienen miedo a que triunfen los candidatos de Morena; pero si pierden, lo celebrarán con más marchas, envalentonados imaginando el crecimiento de su oposición. Los morenos temen que sus adeptos hayan bajado; entonces buscarán a quien culpar, porque para ellos es inaceptable que desciendan sus bonos, a pesar de los pesares; pero si triunfan, su burla hacia los fifís será más irónica. Creo que, en cualquier caso, tras el desenlace, sea el que resulte, no abonará para nada en la pacificación del país ni en la tranquilidad de las fuerzas en disputa… ¡Qué triste!

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