El Informe Anual de Resultados de la revisión a la Cuenta Pública de 2017 (22 tomos, casi 10 mil páginas) lo dejó (vaya, lo entregó) la Auditoría Superior del Estado en la Oficialía de Partes del Congreso de Coahuila el 21 de diciembre de 2018. Como se suele decir, lo hizo en tiempo, o sea, dentro del plazo previsto por la ley, que señala como fecha límite el día 31 de diciembre.
Y también en forma, pues para eso está la llamada Oficialía de Partes. Sólo que ésta, en plena época navideña, turnó el citado Informe de Resultados a su destinataria, la Comisión de Auditoría Gubernamental y Cuenta Pública, cinco días después, es decir, el 26 de diciembre de 2018. Amén de la falta de cortesía, ¿en algo influyó esa entrega sigilosa del multicitado Informe?
Desde luego que sí. De dos maneras. Por un lado, restó cinco días al plazo constitucional y legal de sesenta días naturales de que dispone la Comisión de Auditoría Gubernamental, que por cierto coordino, para que luego de revisar el increíblemente voluminoso documento elabore un dictamen sobre el trabajo de fiscalización desarrollado por la Auditoría Superior. El plazo concluyó el día 19 de febrero de 2019 y el proyecto de dictamen se presentó a consideración de la Comisión el 18 de febrero. Es decir, también en tiempo y forma.
La otra afectación producida por la entrega silenciosa del Informe por la Auditoría Superior consistió en dejar inaplicable lo previsto por el art. 53 de la ley de la materia (Ley de Rendición de Cuentas y Fiscalización Superior del Estado de Coahuila), que en su primer párrafo dice: "La Comisión podrá citar al Auditor Superior para que comparezca EL MISMO DÍA DE LA PRESENTACIÓN DEL INFORME ANUAL DE RESULTADOS, A EFECTO DE ACLARAR SU CONTENIDO".
Como no se supo con anticipación en qué fecha lo habría de entregar, se perdió tal oportunidad. Luego se propuso que compareciera ante el Pleno y la mayoría se opuso. Pero sugirió, de manera pertinente, que tal comparecencia fuera ante la Comisión de Auditoría Gubernamental, con fundamento en lo dispuesto por el párrafo segundo del ya mencionado art. 53, que establece: "Con independencia de lo anterior, la Comisión (de Auditoría Gubernamental) podrá citar con posterioridad al Auditor Superior, a efecto de que aclare en lo específico el contenido del Informe Anual de Resultados"
Coincidiendo en lo anterior, vino a continuación un largo intercambio de propuestas y contrapropuestas sobre el formato que habría de seguirse para llevar a cabo la comparecencia del Auditor General ante la Comisión de Auditoría Gubernamental. Hasta que finalmente hubo acuerdo.
El formato acordado será el siguiente: La sesión no será pública sino privada, con fundamento en una interpretación restrictiva del art. 120 de la Ley Orgánica del Congreso. El Auditor Superior hará una exposición general y dispondrá para ello de 20 minutos.
Habrá cuatro rondas de preguntas, disponiendo hasta de tres minutos para formular cada pregunta. Como la Comisión se integra por siete diputados, en el extremo podrán ser hasta 28 preguntas. Formulada cada pregunta, el Auditor la responderá de inmediato y dispondrá para ello hasta de cinco minutos. Podrá haber réplica y contrarréplica, con tiempo limitado a dos y un minutos, respectivamente, tanto para el diputado que pregunta como para el Auditor.
Al término de la sesión se llevará a cabo una conferencia de prensa, con la presencia del Auditor Superior.
Se sugirió, para mayor provecho de la comparecencia, que los diputados pasen previamente por escrito sus preguntas. Desde luego no quedó esta sugerencia incluida en el Acuerdo, pero la propuesta parece atendible para el efecto de que el compareciente lleve las respuestas -que es lo que se pretende- a lo que se le va a preguntar. Yo así lo haré e incluso las publicaré en este espacio.
