Unas 15,000 personas, según la Policía, y el doble según los organizadores, se concentraron ayer en Viena ante la sede del Gobierno austríaco para exigir elecciones anticipadas tras la dimisión del vicecanciller y líder ultra, Heinz-Christian Strache, comprometido por un video en el que ofrece favores políticos a cambio de donaciones ilegales.
"Nuevas elecciones", "Dimisión" y "No nos iremos hasta que se vayan" gritan los manifestantes que, convocados de forma espontánea a través de las redes sociales, enarbolan banderas rojas, arco iris y de la Unión Europea, a la espera de que el canciller federal, Sebastian Kurz, comparezca ante la prensa.
"¡Kurz debe irse!" y "Resistencia" son otros de los eslóganes vociferados que se suceden mientras se ha atrasado hasta las 17:45 GMT la esperada rueda de prensa del jefe del Gobierno.
En algunos carteles de los congregados, en su gran mayoría jóvenes, podía leerse: "Este gobierno es corrupto", "Strache es un neonazi" o "Ni un día más con los azules (ultras)".
"Strache ha dimitido, pero este gobierno no puede seguir. Se ha mostrado la verdadera cara del FPÖ. Un partido corrupto y racista no puede gobernar Austria", dijo Thomas, de 20 años.