Preocupa el trabajo infantil en las calles, que es motivado por los padres de familia. (FABIOLA P. CANEDO)
El 80 por ciento de los niños de origen Tarahumara que trabajan en las calles de Torreón no asisten a la escuela y son analfabetas.
El director de Casa Puente en Torreón, Jorge Antonio Chávez Chavarría, explicó que estos niños son explotados por sus padres y se arraigan en la calle, lo que les genera un desapego tanto de su familia como de persona a persona.
Dijo que se tiene una población de 57 menores atendidos que han contactado en la calle, pues se ofrece esta opción a los padres para que ellos puedan desarrollar su actividad comercial y los niños no tengan que pasar las largas jornadas bajo el sol, además de ser instruidos en actividades escolares y artísticas.
Señaló que cada fin de semana se realizan operativos para detectar a los pequeños en las calles e invitarles a Casa Puente, sin embargo, indicó que en muchas ocasiones el personal recibe agresiones porque los padres piensan que el sistema DIF les va a quitar a los niños, además de que se enfrentan dificultades con el lenguaje.
Chávez Chavarría dijo que el trabajo infantil es parte de los "usos y costumbres de la población indígena", pero indicó que en Torreón no está permitido, por Ley, que los niños laboren, y los derechos de los menores están plasmados en tratados internacionales, que están por arriba de cualquier normativa.
"En el último recorrido detectamos 35 niños vendiendo cosas, acompañados por adultos, también hemos encontrado que muchos vienen de Gómez Palacio o Lerdo", expuso, "hay muchos papás que son profesionales de la mendicidad y de la calle, entonces aquí la recomendación a la sociedad es a no condolerse de estos menores porque ganan hasta más que uno, te lo aseguro".
El negocio de la calle
El director dijo que hace unos años se hizo un estudio en el crucero de Cuatro Caminos, donde un payasito se acompañaba de dos menores. Se le contabilizaron más de 4 mil pesos en una noche, según los donativos que recibía, en el estimado de que cada automovilista le diera solo un peso.
* “La calle deja mucho dinero, pero es un riesgo”, explicó. Dijo que se trabaja en la sensibilización de las familias y la visibilización del problema que enfrentan, pero indicó que muchas veces la carencia es mera apariencia.
* “Lo primero es no dar una moneda porque arraiga mucho la calle en los niños, no condolernos porque estos niños son utilizados por sus propios papás y la calle ocasiona que estos niños no estén en una escuela, que no tengan límites, estructura, son carne de cañón para la delincuencia, crecen desapegados a la familia, de humano a humano, porque compiten mucho en la calle”, dijo.
