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La burocrática Comisión

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ENRIQUE IRAZOQUI

El día de ayer la alcaldesa de Gómez Palacio, Juana Leticia Herrera Ale dio a conocer que el ayuntamiento que ella preside ha obtenido un amparo que protege al municipio contra los desproporcionados incrementos que la Comisión Federal de Electricidad ha aplicado en los últimos años.

Particularmente el disparo en los cobros se dio apenas pasaron las elecciones presidenciales del primero de julio del año pasado, cuando notablemente se vio que la pasada administración federal dio un manejo meramente electoral a las tarifas eléctricas. Los ciudadanos, empresas y hasta dependencias estatales y municipales de todo el país sufrieron sin defensa algunos incrementos que sus recibos que iban desde un 50 % hasta el más del doble. Hay que señalar que los responsables de los incrementos tarifarios dieron como explicación que la energía eléctrica se obtiene fundamentalmente en México mediante plantas generadoras que utilizan como combustible para su operación carburantes fósiles, por lo que dependen del precio internacional del petróleo, que ciertamente había subido sensiblemente, pero no de la manera como en algunos casos impactaron incrementos en los recibos.

En el caso de lo que acaba de informar la presidenta Herrera, los organismos operadores del agua potable y saneamiento, requieren de cantidades importantes de energía eléctrica para la operación de decenas de bombas extractoras del vital líquido que se obtiene a través de explotación de pozos profundos. Por ello, cuando la facturación que la compañía ahora clasificada como "empresa productiva del Estado" se elevó desproporcionalmente, llevaron pronto a la insolvencia al Simas de Torreón, al Sideapa de Gómez Palacio y al Sapal de Lerdo, que son las empresas paramunicipales que se encargan de suministrar el servicio.

Derivado de tal situación de no pago, la Comisión Federal de Electricidad emprendió acciones de apremio de cobro que consistió en cortar el fluido eléctrico a las bombas de agua, con lo que la ciudadanía veía interrumpido el servicio de agua a sus hogares, a sus comercios o empresas. En algunas ocasiones, la CFE ante el incumplimiento de liquidación de sus recibos primero cortaba la luz en las oficinas centrales de Simas, por ejemplo.

La apuesta de los burócratas federales que administran la CFE era simple: la ciudadanía presionaría lógicamente a sus autoridades municipales por dejarlos sin el primordial servicio público que es precisamente el agua, para ellos poder cobrar lo que se les diera en gana.

En ese contexto, las tres ciudades principales de La Laguna, así como los municipios hermanos de San Pedro, Francisco I Madero, han sufrido el embate de la empresa monopólica de distribución de luz, constituyéndose como un verdadero abuso de parte de la compañía.

En esas circunstancias desproporcionadas que se encontraba la Comisión Federal de Electricidad. En el caso de Lerdo, cuando CFE cortaba la luz a las bombas, mientras que renegociaba la deuda, los de Sapal simplemente se colgaban de las líneas para seguir surtiendo agua. El municipio de Torreón, que evidentemente al ser el más grande, no se permitía conectarse clandestinamente, pero se vio obligado a rentar plantas generadoras móviles para prender sus oficinas; hasta que le llegó el turno a Gómez, que reviró de otra manera. El Sidepa les interrumpió el servicio de agua potable y cortó el drenaje a sus oficinas.

Fue la primera vez que les aplicaban a los de Comisión lo que ellos hacen con todos, el uso discrecional de la fuerza en su contra. Además de eso, Sideapa instrumentó una defensa jurídica para impedir por la vía legal que se les incrementara la tarifa desproporcionalmente.

Según la información que ha dado a conocer la presidenta Herrera, su municipio ha recibido ya la protección de la justicia federal sobre los abusos referidos, siendo el primero de los 2,500 municipios que hay en México en hacerlo.

De ser aplicable de manera perdurable y genérica, por lo menos hoy hay que celebrar que existen mecanismos legales para defenderse de una empresa burocrática e ineficiente, como lo es la monopólica Comisión Federal de Electricidad.

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