Nosotros Desayunos Eventos Salud

circunstancias

LA FUERZA DEL SILENCIO

LA FUERZA DEL SILENCIOLA FUERZA DEL SILENCIO

Tratar a otros con indiferencia, específicamente ignorarlos cuando desean comunicarse con uno, es considerada una forma pasivo-agresiva de manipulación o control, y en muchos de los casos, abusiva emocionalmente. Tratar a otros con silencio deliberado y premeditado tiene la fuerza que puede afectar a otros negativamente a nivel psicológico.

"Me esta castigando con el látigo de su indiferencia", fueron las palabras de un amigo durante mi época universitaria quien había compartido conmigo sobre la experiencia con su novia, y quien no hablaba con él por varios días debido a una breve discusión entre ambos. Una experiencia de rechazo que parecía drástica y dolorosa. O el compañero de trabajo quien se sentía humillado debido a que su supervisor ignoraba su presencia después de una diferencia en la manera de resolver un conflicto en la oficina. O el padre de familia quien no hablaba con uno de sus hijos después de que el hijo les había comunicado sobre su homosexualidad. Todos estos casos están relacionados a un trato de indiferencia y despotismo con la intención clara de ejercer control y herir emocionalmente.

Rechazo social y un tratamiento silencioso que lo acompaña, ocurre con cierta frecuencia, y su consecuencia puede incluir daño psicológico serio en la persona que es rechazada debido a la sensación de ser castigado o desterrado. Dependiendo de la personalidad del individuo rechazado, un tratamiento de silencio o de indiferencia puede infligir una fuerza emocional fuerte, y por lo general, es utilizado por el perpetrador como una forma de ejercer control. Una de las intenciones del tratamiento indiferente es la idea de que alguien cambie una conducta que no es deseable por medio de coerción y agresión pasiva. El uso del silencio como forma de castigo en relaciones familiares genera tensión y puede causar desorganización, alejamiento y separación entre los miembros de la familia, y el impacto psicológico en la persona rechazada puede ser doloroso y traumático.

El psicólogo Kipling Williams, catedrático e investigador de Purdue University, concluye en sus estudios (Azar, abril 2009, American Psychological Association) que como parte de un proceso evolucionario, los seres humanos vivimos naturalmente en grupos, y por los mismo, sensibles a ser rechazados socialmente. De hecho, nuestra supervivencia depende en gran parte de ser incluido y aceptado socialmente, y el uso de ostracismo social es para excluir a la gente considerada improductiva o no bienvenida. El Dr. Williams agrega que la manera de responder a ese rechazo social difiere, ya que muchos deciden por replegarse o retirarse, ajustarse y ser serviles, o enojarse y ser agresivo, ejemplos de este último son los casos de gente que regresan al lugar donde sufrieron el rechazo y cometer asesinatos como forma de venganza.

Otros autores opinan que el rechazo social bloquea la necesidad natural de pertenecer a un grupo, por lo tanto, no hablar con una persona en forma deliberada, o tratarla indiferentemente, es una forma de agresión muy dañina que puede provocar violencia por parte del rechazado. Algunos que se sienten excluidos de la familia, grupo o comunidad, el trabajo, equipo deportivo, etc., son afectados de tal manera que sufren de ansiedad, problemas de autoestima y quizás se sienten devaluados existencialmente hundiéndose en depresión, con pensamientos de autoagresión o suicidio. O una ira incontrolable que puede conducir a destrucción y homicidio.

Por otro lado, existen circunstancias donde tendemos a ignorar a individuos debido a conductas que son inapropiadas, por ejemplo, una persona vulgar y fastidiosa quien nos ofende innecesariamente; aquellos por quienes sentimos celos; alguien con quien uno tiene prejuicios; alguien quien no tiene tiempo para otros debido a que siempre está ocupado; alguien quien es muy introvertido y que es indiferente a otros porque socializar provoca ansiedad; o es muy despistado y distraído como parte de su carácter.

Esto quiero decir que en ocasiones existen factores fuera de nuestro control, como son los casos de la timidez y ser distraído, que involuntariamente pueden conducir a ser indiferentes. O casos donde podemos justificar nuestra indiferencia, por ejemplo, un individuo vulgar o culturalmente prejuicioso.

El ser humano es social por naturaleza y su necesidad de pertenencia es un elemento de supervivencia. El trato indiferente y deliberado hacia una persona, a través del silencio, comunica que se está incomodo con ella y se desea controlarla por medio de su rechazo o excluirla del grupo. Si una persona decide utilizar la fuerza del silencio como forma de controlar o castigar, se sugiere reflexionar sobre el impacto que esta conducta puede crear a nivel psicológico, particularmente si la persona afectada es un ser querido. Gracias por su interés en esta columna.

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1574573

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx