Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Chinguetas llegó tarde a su casa, se acostó al lado de su esposa y se acercó a ella con intenciones claramente eróticas. Doña Macalota lo detuvo. "Hoy no -le dijo-. Me duele la cabeza". "¡Carajo! -exclamó don Chinguetas con disgusto-. ¿Pues qué les pasa esta noche a todas?". Himenia Camafría, madura señorita soltera, iba por una calle apartada cuando le salió al paso un asaltante joven y de no mal ver que la amenazó con una navaja y le dijo: "No grite. Lo único que quiero de usted es su dinero". Replicó Himenia: "Si lo único que quieres de mí es mi dinero entonces sí voy a gritar". En la cantina el musculoso hombracho le dijo al esmirriado señorcito: "Es usted un pendejo". Se levantó de la mesa el gurrumino y le preguntó con tono desafiante a su agresor: "¿Me lo dice en serio o en broma?". Respondió el gigantón al tiempo que se quitaba el saco y se remangaba la camisa: "Se lo digo completamente en serio". "Qué bueno -dijo entonces el pequeño señor volviendo a sentarse-. Porque ha de saber usted a mí las bromas no me gustan nada". En una aldea de cierto país de Europa del Este un lugareño conoció a una bella turista que tomaba fotos de los castillos y palacios del lugar. Se ofreció a guiarla, y juntos fueron a los sitios de interés de la comarca. De ahí nació entre ambos un súbito romance que culminó cuando él le propuso matrimonio a la hermosa mujer después de hacerle el amor en la umbría soledad de un soto a la orilla del río Salzigbrack. "Antes de que me respondas -le dijo- debo hacerte una terrible confesión. Un día de cada mes me vuelvo un lobo". "No importa -respondió la muchacha-. Yo también tengo tres días al mes en que me pongo insoportable". Celebro las manifestaciones que se hicieron para protestar contra las acciones y actitudes de López Obrador, y aplaudo a quienes en ellas participaron, pues dieron voz al malestar y la inquietud de muchos mexicanos ante el comportamiento de AMLO, sus irreflexivas decisiones y el ambiente de crispación que crea con sus diatribas casi cotidianas a quienes no aprueban sus medidas. Considero, sin embargo, que tales marchas fueron prematuras, y excesivas algunas de sus peticiones, como ésa, de plano desatentada, de exigir la renuncia del Presidente. La escasa participación de la ciudadanía, sobre todo en ciudades de provincia, da idea de la inoportunidad de la convocatoria, de lo errático de su organización y de la falta de liderazgo en ese movimiento. Muchos motivos, ciertamente, ha dado López Obrador para que los ciudadanos con pensamiento crítico protesten. Pero no hay todavía motivos suficientes ni ambiente propicio para esas manifestaciones. Aun así lo sucedido es anuncio de lo que en el futuro puede provocar el Presidente si mantiene su conducta actual, en la que hay ya claros visos de caudillismo absolutista, populismo demagógico y desprecio a la ley. En la casa de lenocinio, ramería, lupanar, manfla, burdel, zumbido, congal o mancebía, un sujeto de siniestro aspecto le preguntó a una de las mujeres que ahí hacían comercio con su cuerpo: "¿Cuánto cobras?". "Mil pesos" -respondió la interrogada. "Te daré 10 mil -ofreció el individuo-, en efectivo y por adelantado. Aquí los tienes". Y así diciendo le entregó el dinero. Añadió luego: "Pero has de saber que soy adicto a las prácticas del Marqués de Sade: acostumbro golpear a mi pareja después de que el acto carnal se ha realizado". Preguntó, nerviosa, la sexoservidora: "¿Y durante cuánto tiempo me vas a golpear?". Respondió el tipo: "Hasta que me devuelvas los 10 mil pesos". FIN.

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