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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

Tuve la oportunidad de platicar con Guillermo Almada, el hombre venido del ecuador del mundo para dirigir a los Guerreros del Santos Laguna. Hombre afable y sencillo, incluso algo tímido pero claro en sus conceptos y lo que pretende cambiar en el equipo. Digamos que después de Chepo, Siboldi y Reyes estamos en la cuarta transformación encabezada por un ex futbolista con 21 años de carrera, en su natal Uruguay como en Colombia, Chile y Guatemala.

Siempre como medio escudo, cinco o contención, como queramos llamarle, el asunto es que el propio Almada reconoce que su larga vida como futbolista profesional se la debió a su tenacidad y correr como loco a lo largo y ancho de la cancha. “Nunca fui un talentoso, pero siempre fui útil para mi entrenador”.

Viene el retiro y toda la experiencia absorbida en más de dos décadas tenía que desembocar en su graduación como director técnico, Almada hace fama en el club Atlético River Plate de Uruguay. Asumió el cargo en lugar de Carlos María Morales el recordado “Chayane” que jugó con Toluca, cuatro años y medio estuvo como entrenador del cuadro darsenero (dársena: especie de muelle utilizado para la construcción o reparación de embarcaciones) La siguiente parada para Memo es Ecuador, con el Barcelona Sporting Club de Guayaquil que junto con el Emelec son los dos grandes del Ecuador, son rivales acérrimos y disputan el llamado “clásico del astillero” el partido de mayor tradición del país. Almada logra otra larga estadía también de cuatro años con los canarios y deja una muy grata memoria, al grado que en el partido de despedida de Almada donde su equipo destrozó 6-2 al Cuenca, la hinchada lo despidió con cánticos e incesantes aplausos durante todo el partido, la prensa ecuatoriana destacó que ningún entrenador en la historia del futbol ecuatoriano tuvo semejante despedida. Al final todos los futbolistas del Barcelona Sporting Club regalaron su playera de juego a su entrenador que sumamente conmovido agradeció el hermoso gesto.

Una liga y una semifinal de Libertadores fue el saldo más notable del trabajo de Almada en Barcelona. Donde recibió cariño e idolatría como si fuera un crack en la cancha y no un entrenador. Le pregunté que a quien admiraba como jugador y sin dudarlo ni un instante me dijo que Diego Armando Maradona y que sería un sueño si algún día se da la oportunidad de estar dirigiendo a unos metros de la otra área técnica donde estaría el Diego.

¿Admirar como entrenador? Aquí Almada no nombró a nadie en específico, a todos se les aprende algo y ejemplificó: tanto a Guardiola como a Mourinho, todos tienen cosas valiosas. Guillermo se ha casado por segunda vez y tiene dos pequeñitos de apenas uno y dos años y se le ilumina la cara cuando me relata que su bebe de un año sin poder caminar ya patea la pelota una y otra vez, me dice asombrado “no la toca con la mano, ¡la patea!” hablamos del orgullo especial que significa para el uruguayo portar la camiseta celeste, a un futbolista charrúa nunca le digas que el fútbol es solo un juego, nunca lo hagas, porque corres peligro de una reacción vehemente, defender la camiseta va más allá de un simple juego para los orientales, Almada reconoce que se exagera en la forma en que se lleva a categoría de drama lacerante a jubilo explosivo lo que provoca el fútbol en Uruguay. “No sabemos jugar a otra cosa” dice Guillermo.

En sus primeras semanas en nuestra región, dice no tener problema con el calor, la bronca como muchos laguneros es padecer el polvo o tierra como le decimos nosotros. Visitó un oculista por problemas de vista y le recomendaron lo mismo que la inmensa mayoría de comarcanos que padecemos de la vista, nunca lentes de contacto, siempre mejor, lentes convencionales. Almada, así como en sus anteriores equipos quiere hacer huesos viejos en La Laguna, por lo pronto le urge un contención con salida, de esos caros, tipo los Guidos de Tigres y América. Confía en recuperar a un crack a punto de explotar como Ayrton Preciado, lo conoce bien, lo enfrentó en la liga ecuatoriana con el Emelec. Todo pasa por el convencimiento dice Guillermo Almada, y vaya que va necesitar convencer a un grupo de futbolistas que se extraviaron a lo largo del clausura. Suerte Guillermo y que te ganes el cariño de esta magnífica afición lagunera.

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