Rayados lo volvió a hacer. Desde 2013, Monterrey no ganaba un título. A cambio, perdió finales en su nueva y majestuosa casa, contra Pachuca, Cruz Azul y el odiado rival Tigres (las que se me vienen rápido a lamemoria sin recurrir a Google).
El miércoles por la noche, Monterrey por fin pudo romper con esa mala costumbre de perder en su moderno estadio. De paso, cobró venganza ante los Tigres, tras el primer clásico del norte que se disputó en una final de torneo oficial importante.
Desde entonces, a los aficionados Rayados no les ha quedado otra más que aguantar. ¿Qué peor humillación que perder una final contra el rival de la ciudad, con el que mantienen desde años una rivalidad que crece a cada encuentro?
La final de la Liga de Campeones de la Concacaf era una oportunidad única para los Rayados de levantarse. De volver a ganar un título tras seis años de ayuno. De desquitarse un poco de la afrenta cometida por los felinos, de no someterse por la eternidad… Era una oportunidad para el DT Alonso de reivindicarse y para los aficionados para volver a confiar en que pueden tener un equipo ganador.
A la distancia, Santos Laguna tuvo que conformarse con verlo todo sin poder ser protagonista. Su sueño de trascender en el plano internacional de nueva cuenta fue cortado y ante sus ojos, los dos equipos poderosos del norte disputaban una final más.
Que si la “Concachafa”, que si no vale, que si es más importante la Liga… ¡Ya quisieran Tigres y Santos bordar la primera estrella internacional en su respectivo escudo! Los universitarios incluso ya disputaron una final de Copa Libertadores, torneo en el que los Guerreros no han pasado de octavos de final en un par de oportunidades.
Y son los Guerreros quienes han estado en varias finales de la Concacaf, sin poder ganar una sola. Sí, el torneo en general es de baja calidad, pero en cuanto a Santos le toca enfrentar a equipos mexicanos (a los cuales ha tenido que vencer en liguilla para alcanzar los seis títulos que presume su historia) simplemente algo hace que todo el trabajo se va al traste.
Es tiempo de que la directiva albiverde construya objetivos a largo plazo, que es lo que representa ganar una Concacaf Liga de Campeones. Primero, llegar a una final en la LigaMX. Después, mantener y reforzar el plantel y, SOBRE TODO, respetar el proceso del entrenador en turno.
¿O qué? ¿Se seguirán autonombrando el Coloso del Norte sin haber conocido la gloria fuera de casa? Algo no cuadra aquí.
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