Leticia Hererra (izquierda), María Luisa González Achem (Centro) y Jorge Zermeño Infante (izquierda).
Los alcaldes de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, recuerdan con El Siglo de Torreón cómo fue su infancia y que soñaban ser cuando crecieran.
LETICIA HERRERA ALE
La alcaldesa de Gómez Palacio, Leticia Herrera Ale, deseaba tener una vida color de rosa, rodeada de sus seres queridos, con su familia siempre como su firme pilar.
¿QUÉ SOÑABA DE NIÑA?
Mis sueños de niña no son diferentes a los de cualquier niña de 9 o 10 años de edad. Una vida siempre al lado de los seres más queridos. Mi padre, mi madre, mis hermanos, abuela, tíos, etc. Siempre al cuidado de ellos. Una vida de mucha alegría, sin contratiempos, sin ningún problema que pudiera empañar mi felicidad. Siempre en compañía de mis amigas, tanto de la escuela como en donde crecí. En fin, una vida color rosa.
Desde niña siempre me llamó la atención la carrera de Ciencias de la Comunicación. Quería ser periodista y desde esa profesión aportar mi granito de arena pues otros de mis sueños fue tener la oportunidad de ayudar a las personas. Con el paso de los años y con mi papá, don Carlos Herrera Araluce, y mi mamá, doña Vilma Ale de Herrera, incursionando en política, percibí que también desde el servicio público se puede ayudar a toda la gente. Mi sueño se cumplió y tengo aún la oportunidad de apoyar a los más necesitados con Fundación Chilchota como otra alternativa.
MENSAJE A LOS NIÑOS
Que nunca dejen de soñar, los sueños pueden convertirse en realidad. Que es a través del estudio donde se consolidan los deseos que nacen desde la infancia y solamente con los buenos cimientos que la familia genera, se puede aspirar a grandes metas en la vida.
MARÍA LUISA GONZÁLEZ ACHEM
Era una niña muy inquieta, juguetona y aprendió a contar antes de ir a la escuela. La llamaban "Mecha". Por una parte porque tenía muchísimo cabello y por otra porque es "Achem" al revés.
¿QUÉ SOÑABA DE NIÑA?
"De niña soñaba con salir de la situación y con poder estudiar, fuimos nueve hijos. Tengo hermanos mayores que me llevaban 15, 17 y 20 años. Yo soy la octava".
Su padre era agricultor y aunque era ingeniero en electrónica de profesión su pasión fue el campo. Su madre descendía de libaneses.
"Ella era muy comerciante, todo nos ponía a vender de niños, quesos, vinos, mi abuelo tenía un almacén, él nos enseñó a trabajar, no nos daba dinero, nos enseñaba a ganarnos la vida", dice la alcaldesa.
Recuerda que en sus años de infancia, aunque felices, hubo carencias. La cosecha a veces era buena y otras no tanto. Hubo juguetes que nunca pudo tener.
¿QUÉ QUERÍA SER DE GRANDE?
En esa época ella soñaba con ser doctora pero al crecer se dio cuenta de que la carrera era muy cara y desistió ya que a los 13 años de edad quedó huérfana de madre y a los 15 perdió a su padre, quedando así al cuidado de sus hermanos mayores.
"Fue una etapa muy dura de mi vida. Un día desperté y dije Dios mío dónde voy a vivir, qué voy a comer? Nosotros vivíamos de renta. Luego mis hermanas y yo nos pusimos a trabajar y con el apoyo de Luis Fernando y la verdad pues todos mis hermanos han sido muy solidarios", asegura.
Sobre los niños
Son la alegría de la vida y le encantan. Es más, de haber podido hubiera tenido más.
"Son una alegría, te mantienen feliz con sus ocurrencias. Mis hijos son excelentes no porque sean míos pero lo son. Tengo 6 nietos y los amo. Son bárbaros, son traviesos, me voltean la casa al revés pero los amo. Soy una mujer plena, feliz".
JORGE ZERMEÑO INFANTE
A propósito del Día del Niño, el alcalde Jorge Zermeño Infante regresó a su etapa de la infancia y aprovechó para contar a El Siglo de Torreón algunos de sus sueños así como de algunas profesiones que le hubiera gustado desempeñar en su edad adulta.
¿QUÉ SOÑABA DE NIÑO?
Jugar, hacer muchas cosas, ir al campo, lo que sueñan los niños.
¿QUÉ QUERÍA SER DE GRANDE?
Pues, en realidad, buscas lo que ves, como un buen bombero, un buen policía, una especie de llanero solitario, los héroes que ves o que yo veía en mi infancia.
MENSAJE PARA LOS NIÑOS
Que sean felices, que busquen obedecer a sus padres, a sus maestros. Que vivan la vida sin preocupaciones, que se preocupen por estudiar, por aprender y por ser mejores y ver los buenos ejemplos de la gente que los rodea y que los educa.
