Policías trabajan cerca del lugar en el que, según las autoridades, varias personas fueron baleadas, al menos una de muerte, ayer en Baltimore. (EFE)
Un hombre armado abrió fuego indiscriminadamente el domingo contra una multitud reunida para una parrillada en una calle de Baltimore, dejando al menos un muerto y seis heridos, informó el comisionado de policía de la ciudad.
El tiroteo ocurrió alrededor de las 5 de la tarde en una cuadra del distrito oeste, señalaron las autoridades.
Un hombre de raza negra se acercó caminando a la multitud y comenzó a disparar, dijo el comisionado de policía Michael Harrison. Describió los hechos como un "tiroteo muy trágico, muy cobarde".
Desde el lugar del incidente, Harrison dijo que la balacera parecía tener blancos "extremadamente precisos", pero no dio más detalles sobre el posible motivo.
El tiroteo ocurrió apenas seis semanas después de que Harrison asumió el cargo, cuando prometió una ciudad más segura y encabezar al departamento durante amplias reformas radicales requeridas en un decreto federal por consentimiento. Es una enorme tarea en una de las ciudades de gran tamaño más pobres del país, en la que se han registrado más de 300 homicidios en cada uno de los últimos dos años. Harrison es el 14to comisionado de policía de la urbe desde mediados de la década de 1990.
Al momento del tiroteo se realizaban dos parrilladas en lados opuestos de la calle y se encontraron casquillos en dos sitios distintos, indicó el comisionado, y agregó que podría haber habido un segundo agresor, o que alguien haya repelido los disparos del primer atacante, que huyó a pie.
Se desconoce si las parrilladas estaban relacionadas, comentó Harrison. Una de las personas baleadas se desplomó detrás de una iglesia cercana y fue declarada muerta en el lugar.
"No tuvo nada que ver con la iglesia. Quiero dejar eso muy claro", señaló el alcalde interino Jack Young.
Harrison y Young hicieron un llamado al público para que ayude en las investigaciones.
"Alguien sabe algo", comentó Young. "Estas cosas... no suceden por casualidad. La gente sabe quién está cometiendo estos tiroteos".
Arma se atascó en ataque a sinagoga en S. Diego
Minutos después de que el atacante huyó del tiroteo en el que mató a una mujer dentro de una sinagoga del sur de California, el rabino Yisroel Goldstein envolvió su mano ensangrentada en un manto de oración y se dirigió a su aterrorizada congregación con la promesa de mantenerse firme frente a otro atentado letal en un templo.
“Somos una nación judía que mantendrá su confianza. No permitiremos que nadie nos hunda.
Estos actos de terrorismo no nos hundirán”, le dijo Goldstein a su congregación después de los disparos en Chabad, de Poway, según recuerda.
Una de las feligresas, Lori Kaye, de 60 años, murió en el tiroteo, en el que también resultaron heridos Goldstein, Noya Dahan de 8 años y su tío de 34, Almog Peretz, señalaron las autoridades.
Horas después de que los tres fueran dados de alta de los hospitales, Goldstein describió el calvario durante una conferencia de prensa frente a la sinagoga al norte de San Diego.
Goldstein dijo que se estaba preparando para una ceremonia en el último día de la Pascua judía cuando vio frente a él a un joven con anteojos oscuros y un fusil. “No podía verle los ojos. No podía verle el alma”, dijo el rabino. Alzó las manos para protegerse y perdió uno de los dedos de un balazo. Y entonces, relata Goldstein, “milagrosamente el arma se atascó”. El ataque del sábado ocurrió exactamente seis meses después de un tiroteo dentro de una sinagoga de Pittsburgh.
