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Desmesura

Diálogo

YAMIL DARWICH

En días pasados sostuve un diálogo con algunas personas sobre la formación médica, considerándola una de las tres profesiones troncales de los humanos. Sume la religiosa y la político-militar.

El humano, desde entonces, requiere de quienes le ayuden a preservar y buscar la salud del cuerpo y del espíritu; también mantener el orden social.

Así aparecieron los médicos sacerdotes y los líderes políticos. También surgirían otras especialidades del trabajo humano, todas muy importantes, caso de los comerciantes, los administradores, constructores, etc.

El tiempo de estudio para llegar ser profesionista requiere al menos seis años de primaria, tres de secundaria, tres de preparatoria y de cuatro a seis de universidad; dieciséis o dieciocho como mínimo, de ahí que la retribución deba ser mayor al de trabajos no profesionalizados.

Los médicos, deben trabajar/estudiar al menos otros cuatro años para ser especializados en alguna área particular y dos a tres más si desean ser reconocidos como subespecializados.

En total, les representan otros seis años, un total de dieciocho años de estudio para empezar a construir su propia vida profesional, familiar, social y patrimonial. Mantenerse actualizado representa esfuerzo extra, constante y a lo largo de su vida.

Para estos médicos, si les consideramos uno a tres años de preprimaria, entonces reconoceremos que desde los tres años de vida están preparándose en alguna institución educativa.

Conozco muchachos quienes a sus treinta y tantos años, siguen siendo estudiantes de posgrado; ellos mismos se comparan con amigos que ya fundaron una familia y que han logrado consolidar un lugar en su vida de relación, incluido un patrimonio. Ahora comprenderá por qué es tan injusto decir de ellos que "en un ratito ganan mucho dinero".

Sé que un estudiante de posgrado, por lo general, se prepara en fines de semana o por las noches; trabaja y puede formar su propia familia. Son pocos los médicos haciendo alguna especialidad que están casados, lo que representa mayores limitaciones económicas para ellos, esposa y sus hijos, si los tienen. También conozco historias de verdaderos matrimonios perseverantes.

Todos deben colaborar en sus hospitales trabajando jornadas de 36 por 12 horas de descanso y, en algunos casos, hacer las llamadas posguardias, que representan hasta otras cuatro a seis horas de sobreesfuerzo; agregue guardias sin descansos en fines de semana o días festivos. También están a merced de la voluntad de sus jefes, quienes de considerarlo necesario y/o conveniente, pueden suspenderles salidas hasta por una semana. ¿Sorprendido?

En reciprocidad reciben una beca/salario de diez a trece mil pesos mensuales y, de sus ingresos, deben pagar libros, materiales de estudio y hasta alimentación en horas de trabajo, porque no siempre les dan sus tres alimentos.

En diciembre del 2018 recibieron un bono extraordinario, en vales, mismo que en la nueva administración lo consideraron error, porque "¡ellos no son trabajadores!" y pretendieron descontárselos de su raquítica beca.

La Asamblea Nacional de Residentes, levantó su protesta, pidiendo además se considere la forma casi infrahumana del trato recibido. Luego de horas de huelga, las autoridades mexicanas entraron en razón -o temieron las consecuencias de sus desaciertos- retomando el caso.

Piden los reconozcan como trabajadores, aunque en su caso no aplican las jornadas de cuarenta horas; algunos llegan a colaborar por seis y hasta ocho años en alguna institución de salud, sin considerarles como antigüedad las horas de su vida que entregan como fuerza laboral.

Por tal motivo, quieren que les reconozcan su antigüedad laboral, les den iguales garantías de respeto humano y revisen sus jornadas de trabajo y paga. ¿Le parece injusto?

Algunos de ellos hacen agudas reflexiones de crítica al sistema de salud nacional, comparándose con la trajinada Cuarta Transformación; resulta que tan solo reciben unos cientos de pesos más que los ninis, sin tener el derecho a ser incluidos en los programas de beca diseñados para los "chairos" y quedando muy por abajo de los treinta mil pesos que pagarán a los contratados como piperos por PEMEX, algunos con pocos años de estudio.

Otro de ellos comentó: "salimos de Guatemala para entrar a Guatepeor".

Es evidente que el derecho humano a la salud tiene relación directa con la calidad de los servicios médicos que se reciben y, para ello, es necesario contar con personal profesional altamente capacitado; en la medida en que se comprenda la responsabilidad para alcanzar el objetivo, se tendrán reglamentaciones más justas y estimulantes para el estudio.

Dejo para otro Diálogo los comentarios a la calidad de instalaciones, equipamiento, surtido de farmacias y daño por un sindicalismo desvirtuado. ¿Usted qué piensa? [email protected]

Le extiendo la invitación a la presentación del libro "Cien de mil", que reúne ejemplos de editoriales publicados en los últimos 20 años. Será en El Siglo de Torreón, el 2 de mayo a las 19:00 h. Ojalá podamos saludarnos.

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