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Mantiene vivo el oficio de bolero

A las 10 de la mañana "uno apenas se anda haciendo la cruz", cuenta Don José

La bolería 'Chabelo' está ubicada en la esquina de la calle Valdez Carrillo y avenida Morelos, en la Plaza de Armas. (FERNANDO GONZÁLEZ)

La bolería 'Chabelo' está ubicada en la esquina de la calle Valdez Carrillo y avenida Morelos, en la Plaza de Armas. (FERNANDO GONZÁLEZ)

FERNANDO GONZÁLEZ

Con 73 años de edad, José Luis Galván Hernández mantiene con vida una de las bolerías con más años en la ciudad.

Casi la esquina de la calle Valdez Carrillo por la avenida Morelos, en la Plaza de Armas, se ubica la bolería Chabelo, lugar donde Don José lleva 54 años laborando.

INICIO

Don José empezó a dar sus pininos en 1965 a la edad de 19 años, justo cuando la boleada costaba tan solo 80 centavos.

Él se acercó a ver como los demás boleros realizaban su trabajo y cuando menos lo pensaba ya estaba con ellos, aprendiendo a hacer su labor de la mejor forma posible.

En aquel entonces, ocho personas se encontraban ejerciendo este oficio, cuatro de ellos se encargaban de atender a todos los que querían el servicio de forma inmediata en las sillas y los otros cuatro realizaban el trabajo indicado con los zapatos sueltos.

En esos años, el negocio era próspero, muchas personas acudían a la Plaza de Armas para que su calzado fuera aseado o boleado, y no sólo eso, sino que los trabajos por encargo a veces superaban la cantidad de 50 pares.

Esto ya que algunos hoteles de los alrededores llevaban a la bolería "Chabelo" los zapatos de sus huéspedes y además las madres de familia dejaban los de sus niños para empezar el lunes sus actividades escolares, algo que cambió mucho con la llegada de la "chinola" (cera líquida).

Hoy en día, el trabajo es diferente. Cuenta Don José que los encargos se han reducido a tal grado que "siete pares son muchos" y en otras ocasiones es hasta las 10, 11 ó 12 del día que "se anda haciendo uno apenas la cruz" porque la gente no se viene a bolear y en ocasiones "ya uno se anda hasta durmiendo".

Entre los cambios que ha vivido el señor Galván se encuentra la reubicación de la bolería. Hace ya nueve años, cuando esa administración municipal no deseaba que las bolerías se encontraran "regadas" y más bien tuvieran un lugar establecido.

Esos espacios fueron construidos con sombra y sus respectivos cables de electricidad e incluso se dejaron con focos para que pudieran continuar con sus actividades hasta en la noche, sin embargo, esos cables terminaron por ser retirados más temprano que tarde.

Don José lamenta lo anterior, pues ya "el sol apenas le alcanza" y cuando un día se encuentra nublado se le dificulta realizar su trabajo de la mejor forma posible.

PROCESO

La limpieza y el boleado de zapatos empieza temprano por la mañana con los rayos del sol pues la luz les favorece.

Para el boleado del zapato, Don José primero lava el calzado, antes con jabón de la marca "trébol", hoy con cualquiera que sea de calabaza.

Después de limpiar de la mejor forma posible el zapato, el mismo se seca con ayuda de una toalla y el tiempo.

Luego se aplica la tinta del mismo color, pasando por los clásicos color negro o café pero sin dejar a un lado los vino.

Posteriormente, al calzado se le pone una capa de grasa, en este caso del color o neutra para finalmente cepillar y dejarlo brilloso.

Don José nos comenta que hay manchas que son más difíciles de quitar "no sabe dónde se mete uno". Estas por lo general suelen ser las color negro.

Para removerlas, el señor Galván utiliza diluyente (thinner) o gasolina, pero esta última es cada vez más difícil de comprar, pues en las gasolineras "no le quieren vender a uno ni dos litros y yo no puedo tener aquí diez. No los necesito".

Don José invita a todos a que acudan a las bolerías pues el trabajo que ellos realizan es impecable.

Proceso

Dejar un calzado impecable lleva trabajo y dedicación.

*Los zapatos se limpian con jabón de calabaza y se ponen a secar.

*Luego se les aplica la tinta de su respectivo color.

*Después, sobre la capa de tinta una más de grasa también de su color.

*Finalmente se cepilla para dejarlo brilloso.

José Luis Galván Hernández continúa laborando como bolero a sus 73 años de edad. (FERNANDO GONZÁLEZ)
José Luis Galván Hernández continúa laborando como bolero a sus 73 años de edad. (FERNANDO GONZÁLEZ)

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Escrito en: crónica urbana historias locales

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