El obispo de Torreón, Luis Martín Barraza, presidió la Misa Crismal en la parroquia de San José, en la que participaron todos los sacerdotes, de las 60 iglesias de los cinco municipios que conforman la Diócesis, así como los fieles en general.
"Es una fiesta que manifiesta a toda la Iglesia ministerial, a todos los estados de vida, todos los ministerios, los servicios que hay dentro de la Iglesia. Renuevan las promesas sacerdotales, dóciles al Espíritu Santo de ser libres ante los asuntos temporales, para estar más dedicados a la evangelización, a acompañar a anunciar la palabra, celebrar los sacramentos y a congregar a las comunidades, para hacer la unidad de la gente y que siga siendo portadora de la nueva noticia del santuario" dijo monseñor en entrevista.
La Misa Crismal es la celebración por excelencia de la Iglesia Diocesana, pues se bendicen dos aceites, el de los catecúmenos, que se les pone a los bautizados y a los enfermos; y se consagra el santo crisma, que es aceite de esencias florales, que se pone en la cabeza de los bautizados, en la frente de quienes se van a confirmar, en las manos de los sacerdotes que acaban de consagrar, y a los obispos en la cabeza cuando son consagrados.
Ahí los sacerdotes renuevan sus promesas de obediencia al obispo, a vivir en su fe, en su vocación.
"En está celebración traemos una iglesia más desinstalada, más libre de los poderes temporales, como el Espíritu cumplió la misión de Jesucristo. La economía no pocas veces ha distorsionado la misión de la Iglesia, con el cuento de que es necesaria, de pronto se vuelve una obsesión que condiciona tremendamente la vida pastoral, tal vez deberíamos intentar poner a prueba la providencia divina, dejándole el problema de nuestro sustento, para dedicarnos más de lleno a anunciar su reino, el evangelio dice que lo demás llega por añadidura, tal vez esto pueda ser confiándonos más a la caridad voluntaria, de la gente. Quizá recuperemos un poco la credibilidad de la Iglesia", dijo en su mensaje.
A las cinco de la tarde en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen el obispo realizó la Misa de la Celebración de la Cena del Señor, en donde se incluye el lavatorio de pies.
La Misa Crismal es la celebración por excelencia de la Iglesia Diocesana, pues se bendicen dos aceites y acuden los sacerdotes de todas las 60 iglesias de los municipios que conforman la Diócesis. (FERNANDO COMPEÁN)